FROM THE JAM
From The Jam, de cuando el mundo mod-erno
En 1977, The Jam sobresalieron entre el resto de sus coetáneos de la explosión punk. Después de haber recorrido el circuito de pubs durante mucho tiempo, un grupo como aquel, pleno de energía, con la rabia del punk, sus raíces en los 60 y su amor por el pop, el sonido mod, el soul y la psicodelia, además de contar con Paul Weller como principal compositor y líder, tenía que llamar necesariamente la atención. Entre 1977 y 1982 fueron el grupo británico de mayor éxito, separándose en su momento de mayor fama.
The Clash, The Smiths y The Jam son prácticamente los únicos grupos de rock que no se han reunido en una gira con la que sacar rédito a sus viejos temas. Hasta hace pocos meses, al menos. Tras años sin verse, el bajista Bruce Foxton se cruzó con Paul Weller en un festival y le preguntó si iba a reunir a The Jam. Ante su negativa, le preguntó si lo podía hacer él, argumentando que su situación económica lo requería. Paul Weller respondió que miraría para otro lado si no utilizaba el nombre del grupo.
The Jam, no, pero From The Jam sí. Con ese nombre vienen girando últimamente el bajista del grupo y el batería, Rick Butler, aunque este último también parece haberse descolgado en las últimas semanas de esta aventura. Este sábado 31 actúan por primera vez en Galicia para recordar aquellas memorables canciones.
La música de The Jam ha permanecido completamente vigente y relevante desde vuestra separación, y un montón de grupos os mencionan continuamente. Todo vuelve de una u otra forma.
– Creo que tiene que ver con la forma de componer de Paul Weller. Muchas de sus canciones han superado la prueba del tiempo, En muchas ocasiones, siguen estando totalmente de actualidad. El mundo no parece haber cambiado mucho. Paul siempre fue muy bueno observando cosas y convirtiéndolas en versos. Eso es, obviamente, lo que ha permanecido.
En esta gira supongo que la gente estará observando con detenimiento qué hacéis.
– Hay que tener en cuenta que hacía mucho tiempo que no tocábamos estas canciones. Estábamos literalmente en el punto de partida. Tuvimos que practicar bastante. Pero no es del todo malo, porque tenemos la suerte de que si hay algo que no recordamos, ponemos el disco, lo escuchamos y refrescamos nuestra memoria. Nos ha costado más conseguir la velocidad adecuada, pero lo pasamos muy bien haciéndolo. No es tan complicado; es como montar en bici, pero sabiendo que vas a participar en una carrera y que no se trata de un paseo. Sí que me ha chocado que la gente esté observando mucho más atentamente de lo que esperábamos que lo hicieran. Evidentemente, llegamos a la conclusión de que sería mejor que le sacásemos brillo a nuestros zapatos y todo eso.
Hace dos años se celebró el 30 aniversario de la edición de In The City, vuestro debut de 1977. ¿Por qué es todavía un clásico? Siempre me ha parecido que era vuestro disco más punk, de local pequeño. ¿Qué os parece ese disco?
– Fue la culminación de lo que habíamos estado preparando y ensayando durante cinco años. Fue lo mejor que pudimos conseguir para nuestro debut. No dedicamos mucho tiempo a la composición; ya estaba ahí. Sólo tuvimos que grabarlo. En ese sentido, fue fantástico, y lo grabamos en directo en el estudio. Fue nuestro aprendizaje. Para nuestro segundo disco, This Is The Modern World, intentamos ser algo más delicados en la forma en la que hacíamos las cosas, sin probar antes las canciones. Salir con un disco antes de probarlo en directo fue algo extraño para nosotros. La gente no conocía las canciones. Ahí seguimos aprendiendo. Cuando llegó All Mod Cons, en 1978, creo que ya teníamos muy claro cómo hacer las cosas. Cada disco fue un nuevo giro, por las ideas musicales o por la forma de trabajar. Aquello de que no era un pasatiempo lo tuvimos claro desde el principio, ya que hicimos dos discos en 1977.
Siempre me parció que The Jam evolucionó como The Beatles, intentando superar en cada disco el anterior. Ésa es la marca de un grupo ambicioso, planteándose retos.
– Siempre fue extraño en nuestro caso, ya que nunca creímos tener el ritmo que tenían otros grupos. Ves grupos que, una vez que encuentran algo que funciona, se quedan en ello y acaban sonando siempre igual. Nunca nos vimos en un sitio en concreto y siempre intentamos salirnos de la ruta. Eso es lo que nos mantuvo vivos musicalmente, experimentando continuamente. Puede que por eso Paul, al final, se diese cuenta de que ya no había ningún otro sitio al que ir. No compartimos necesariamente esa forma de ver las cosas, pero por lo que dijo al final, quería hacer otras cosas. Pienso que The Jam ya lo estaban haciendo de cualquier forma.
Paul Weller ha venido tocando canciones de The Jam en los últimos tiempos. ¿En algún momento esta gira se planteó como una posibilidad para él?
– Él dejó bien claro que no quiere ningún tipo de reunión y no dejó de hacer comentarios en contra. Así que no hubo tal posibilidad, aunque, por otro lado, dejamos claro, al principio, que la puerta estaba abierta para él en cualquier momento, y todavía lo está, si quiere venir y pasárselo bien. Tampoco queríamos que pareciera que si él no se apuntaba, no lo íbamos a hacer. Nosotros éramos dos terceras partes del grupo, así que tenemos tanto derecho como él a hacer estas canciones. Nuestra única preocupación era cómo se lo tomarían nuestros seguidores. Y hemos descubierto que están felices con ellos. Muchos han esperado mucho tiempo. Están un poco decepcionados porque Paul no se ha involucrado. No sabemos lo que piensa Paul de todo esto porque es muy difícil hablar con él y, de hecho, hace mucho que no hemos hablado. Tiene su propia carrera y probablemente es en lo que se quiere centrar. Si no quiere, está bien. Pero no puede impedir que nosotros lo hagamos.
La gente parece aceptarlo porque se hace porque amáis la música y a vuestros seguidores. ¿Hasta qué punto motiva también el dinero?
– En realidad, lo hacemos obviamente para ganar algo de dinero. No podríamos hacerlo si no fuese así. Pero la única razón por la que podemos ganar dinero es porque la gente quiere venir a vernos. Es como un círculo, así que no nos sentimos culpables porque nos paguen por el trabajo. Nos lo estamos pasando bien haciéndolo.