El triángulo de la tristeza
El triángulo de la tristeza
Ruben Östlund
(Avalon.Elástica Films)
Si tuviéramos que citar un cineasta con la condición de autor -para bien y para mal- en sus películas, el sueco Ruben Östlund bien podría ser el primero en venir a la cabeza. Su película anterior, The Square (2017),ya cuestionaba abiertamente los límites de la libertad de expresión y de la libertad artística, con el mundo del arte contemporáneo en el punto de mira. Fuerza mayor (2014), sobre un padre que abandona a su familia en una avalancha para salvarse él, se beneficiaba de un guion más sencillo y una historia en la que todos podían sentirse identificados.
El triángulo de la tristeza, provocadora y con la pretensión de tocar muchos temas, sigue más la línea de la primera. Dividida en tres actos, el primero se centra en los diálogos entre dos modelos acerca de su vida en la pasarela y cómo condiciona sus vidas. Llega luego un viaje en un crucero al que han sido invitados, y su encuentro con una fauna muy particular de absurdas vidas. La tercera parte, en una isla desierta, pone en entredicho las jerarquías y el equilibrio de poder capitalista en situaciones límite, que, parece concluir, solo puede llevar al caos.
A veces su bisturí ataca con precisión, en otras se va más hacia la brocha gorda y alarga sus secuencias sin mesura, pero no tiene miedo a meterse en todo los charcos aunque aquí sean blancos obvios y fáciles. Salvajemente hilarante y con un análisis terrorífico de los roles sociales, este debut en inglés de Östlund sigue dando la impresión de querer ir más allá que el resto de cineastas.