EL ACUSADO

El acusado

Yvan Attal

(Karma)

Se puede definir el color gris, pero encontrar el tono para reflejarlo en una historia es mucho más complicado. Especialmente cuando, como personas, nos toca estar en un lado u otro del relato, bien por afinidad, por proximidad o simplemente debido a una predisposición previa. Si acaso, El acusado sería la película que mejor ha sabido acercarse al gris en el cine reciente, a esa difícil equidistancia entre el blanco y el negro.

Todo gravita aquí alrededor de una supuesta violación a la que, por supuesto, los espectadores no asistimos, para poder ir formándonos nuestra propia opinión y veredicto o, en caso de que finalmente este film consiga lo aparentemente más complicado, quedarnos sin tomar partido.

Partiendo de la novela Las cosas humanas de Karine Tuil, se aprecian los esfuerzos del director por retratar con absoluta veracidad el sistema policial y judicial, incluso los registros domiciliarios. Y, sobre todo, por poner el foco en un tema tan vigente como el consentimiento sexual -“solo sí es sí”- tratando de entender a todos los implicados, construyendo personajes complejos y permitiéndonos empatizar con el acusado, su víctima y los progenitores y familias de ambos. La pregunta en este caso de tantos dilemas morales es clara: ¿Existe una única verdad?

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