EELS 2009
Eels, el cíngaro y los monstruos
¿Hombre lobo? ¿Mr. E? ¿Mark Everett? No cuadra. Por mucho que nos aparezca con una barba a lo ZZ Top en las imágenes de su séptimo disco en estudio, Eels se sigue moviendo en un terreno que va del rock más mordaz al pop más actual. Poco sitio para los monstruos interiores que debería dejar salir si tenemos en cuenta sus antecedentes: padre muerto por ataque al corazón, hermana suicidada, madre muerta de cáncer y un primo y su mujer desaparecidos en uno de los aviones del 9 de septiembre. A pesar de la tragedia, E siempre ha tenido la fuerza suficiente para canalizar sus sentimientos a través de la música de una forma casi terapéutica.
Ya hace cuatro años desde la edición de tu último disco, pero no has parado. En primer lugar, nos gustaría que nos contases algo acerca de tu autobiografía, que ha sido destacada por su intensidad, su originalidad y su increíble historia, calificándolo como el mejor libro de auto-ayuda que no intenta ayudar a nadie.
– No es más que mi autobiografía. Se titula Things The Grandchildren Should Know, y hasta ahora no ha sido publicada en España. De todas formas, una editorial española ha comprado los derechos, la están traduciendo y la van a editar próximamente, aunque no sé muy bien cuándo saldrá; puede que a finales de este año. Aunque sé cuál es la editorial, ahora mismo no recuerdo su nombre. Me sorprende pero también me agrada que se publique en otros países.
Tengo entendido que Pete Townshend te acompañó en la lectura pública de parte de libro en Londres.
– Sí, es cierto. Ya hace un tiempo que conozco a Pete Townshend. Cuando me estaba formando musicalmente, The Who fueron uno de los grupos más importantes para mí, en especial el disco Quadrophenia.
Has participado en un documental sobre tu padre, Hugh Everett III (Parallel Worlds, Parallel Lives), que fue físico, creador de la teoría de los muchos mundos. Tengo entendido que murió en tus brazos sin que pudieras hacer nada por salvarlo. ¿Cuál fue exactamente tu papel en la película?
– En este caso, fue la BBC la que se puso en contacto conmigo para hacer este documental. Ellos tuvieron la idea. Yo nunca hubiera pensado en algo así. Fue una idea sorprendente. Estaba un tanto preocupado por ello. Pero finalmente me convencieron, y el resultado es excelente. Mi papel se reduce a estar delante de la cámara. Ni siquiera había un guión. Todo lo que hicieron fue contactar con la gente que conoció a mi padre y que todavía sigue viva, comprar unos billetes de avión y enviar al cámara, a la persona encargada del sonido y a mí a hablar con esa gente. Nadie sabía qué iba a pasar. Fue una gran experiencia en la que aprendí mucho sobre mi padre.
Después de 25 años desde la edición de tu primer disco, Bad Dude In Love (1985), supongo que tendrás que buscar nuevos retos para iniciar un nuevo álbum. ¿Cuál fue esta vez el motivo principal?
– Tanto el libro como la película fueron muy buenas experiencias, pero no hay nada que disfrute más que hacer música. En este caso, la principal inspiración fue mi barba. Una mañana me encontré delante del espejo y me di cuenta de que de alguna forma mi apariencia recordaba a un hombre lobo y que debería de escribir algo de música sobre ello.
Siendo así, es curioso que le pusieras un título en español.
– Bueno, lo cierto es que tenemos mucho cariño a nuestros seguidores españoles y queríamos de algún modo disculparnos por no haber ido de gira en los últimos tiempos por España.
Vaya, no suena muy creíble. Un título en español ya es algo, pero supongo que todos preferiríamos una gira por aquí.
– Je, je. Ya, me lo imagino. No sé si tocaremos por ahí con este disco. Simplemente lo hemos editado y ahora estamos esperando a que se decida por qué lugares pasaremos.
Lo que pretendía hace un momento es que explicases el tema del deseo como motivo principal de las canciones.
– Cuando empecé a pensar sobre la idea del hombre lobo, lo primero que me planteé es cómo sería su vida. Supuse que se movería por sus instintos, deseos y frustraciones. Y fue en ese momento cuando decidí que ése sería el motivo de las canciones del disco.
Hace unos años compusiste “I Want To Protect You”, una canción sobre proteger a alguien de los lobos, y ahora apareces con Hombre lobo. ¿Puedes explicar la relación?
– Creo que es interesante observar las cosas desde diferentes puntos de vista. Es cierto que aquel tema estaba escrito desde el punto de vista de alguien que protege a otros, así que ahora me parecía interesante tratar el mismo tema pero desde el punto de vista del lobo.
También has utilizado a Dog Faced Boy, uno de los personajes de uno de tus anteriores discos, Souljacker, para escribir las canciones de este álbum desde su perspectiva.
– Creo que es algo que no había hecho antes. He tomado un personaje de hace años, que entonces era un niño, para ver qué pasaría un tiempo después cuando ya hubiera crecido, un poco para utilizar perspectivas distintas en distintos momentos de la vida de alguien.
En una de las canciones dices: “No tenemos elección en asuntos del corazón”. ¿Seguro? ¿Es el destino?
– Bueno, siempre tenemos algunas posibilidades de elección. Pero también es cierto que cuando se trata de cuestiones como a quién amas, no hay mucho que puedas hacer.
En el disco has querido rendir un homenaje a tu inspiración. ¿Has sentido alguna vez el bloqueo creativo?
– Todavía estoy esperando que me llegue algo así. De hecho, en estos cuatro últimos años me planteé pasar un año sin escribir ni una sola canción, para ver si era capaz, y se puede decir que tuve éxito, aunque con una trampa: estaba en una larga gira por todo el mundo, así que la verdad es que no tenía tiempo para nada. Aún tengo que probar a quedarme un año en casa sin componer y ver si puedo.
Tocas el piano y la guitarra habitualmente. ¿Con qué instrumento tienes más facilidad?
– Intento tener muchos instrumentos a mi alcance para cuando me apetece escribir algo en mi estudio. Cuando utilizas demasiado uno y te encuentras cómodo con él, probablemente acabes componiendo algo similar a lo que ya has hecho antes. Es importante forzarte a mezclar las cosas y, si la cosa va muy bien con la guitarra, por ejemplo, debes ir al otro extremo y empezar con el órgano.
Se me ocurre ahora el caso de P J Harvey, quien hace dos años editó White Chalk, un disco compuesto enteramente al piano, instrumento que nunca antes había tocado.
– Ese disco es fabuloso, me encanta. Es inspirador ver cómo alguien logra algo así tocando por primera vez un instrumento.
Tú empezaste tocando la batería y luego te fuiste pasando a otros instrumentos, ¿no?
– Sí. Empecé tocando la batería cuando tenía 6 años. Después, compuse mis primeras canciones a los 11 años ya con el piano de mi madre. A los 17 empecé a tocar la guitarra. No sé, siempre he ido tocando muchos instrumentos, aunque no soy muy bueno con ninguno. Lo que mejor se me da todavía es la batería.
Siempre has estado en esa línea que va entre las intensas imágenes líricas y el formato pop para las canciones.
– Nunca pienso en ello, pero supongo que tienes razón, ya que crecí escuchando muchas clases de música que, en el fondo, tienen siempre una sensibilidad pop.
Tus canciones son muy visuales, al modo de los grandes contadores de historias.
– Gracias. Es algo difícil contar una historia en un espacio de tiempo tan pequeño, de una forma breve, haciéndolo simple, comprensible… Pero es la forma en la que me gusta escribir, llegando al meollo del asunto cuanto antes, mejor.
Una vez comentaste que de adolescente te marcó la autobiografía de Ray Charles, especialmente la frase en la que decía que lo más importante es encontrar lo que uno tiene de único. ¿Todavía te sigues guiando por esa línea?
– Totalmente. Encontrar eso es un proceso que lleva toda la vida. He encontrado algunas cosas que tengo especiales, pero todavía sigo buscando.
El año pasado editaste una colección de rarezas y caras B muy interesante, Useless Trinkets: B Sides, Soundtracks, Rarities & Unreleased 1996-2007.
– Siempre me ha parecido una buena idea ir dejando caer en los singles canciones que no entran en los álbumes por el motivo que sea. En los 80, cuando estaba en la cima de su creatividad, esperaba con impaciencia los singles de Prince para escuchar sus caras B.
Hace cuatro años vi un concierto tuyo en La Haya, en la gira con sección de cuerda, muy curioso: empezaba con un corto de animación ruso, luego un breve documental sobre el grupo y, por fin, salía la banda. Después hiciste dos giras más: una con formato rock y otra como dúo. ¿Es ésa una buena motivación para lanzarse a la carretera?
– Sí, es la mejor motivación, hacer algo distinto que no hayas hecho antes, no repetirte, tratar de que sea interesante también para ti. Creo que como músicos debemos enfrentarnos a retos así.
Hay una página web que sugiere que Eels deben tocar en Las Vegas.
– Bueno, de hecho hemos tocado alguna vez en Las Vegas, aunque no tan a menudo. Y, desde luego, no como Elvis Presley o alguno de estos artistas que ponen en cartel durantes meses o durante años en un hotel.
¿Qué recuerdos tienes ahora de tus tres primeros discos menos conocidos, Bad Dude In Love (1985), A Man Called E (1992) y Broken Top Shop (1993)?
– El primero de los discos no era exactamente un álbum, sino una maqueta que fue prensada en vinilo. Hace ya mucho tiempo desde que se editaron los otros dos, así que… Seguramente no sería muy feliz si los escuchase ahora, pero, en cualquier caso, era un hombre joven y forman parte de mi aprendizaje.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota que te ha pasado?
– Anécdotas, umm. No sé qué es lo que andas buscando. ¿Puedes darme un ejemplo?
Pues, por ejemplo, una cena que compartieron Bob Dylan y Van Morrison con su contable en la que no se dijeron una palabra. Al finalizar, tras marcharse Dylan, Van Morrison le dijo a su contable: “Estaba en buena forma esta noche, ¿no crees?”
– Ésa es buena, sí. Pues ahora que hablas de Van Morrison recuerdo una cuando participé en el programa de Jools Holland en la BBC, en el que siempre hay como cinco bandas tocando unas frente a otras. En esta ocasión estábamos Van Morrison, John Legend y nosotros, entre otros. Yo fumaba un puro y John Legend pedía continuamente que apagara el puro, cosa que, por supuesto, no hice. Cuando el presentador nos dio paso, se pudo escuchar claramente a John Legend abucheándonos. Poco después, cuando pude hablar con Van Morrison, que es toda una leyenda, no como John Legend, fue muy cordial, y lo primero que me preguntó es si mi puro era cubano.