DISCO LAS PALMERAS

Disco Las Palmeras!, juventud sónica

 

 

 

 

 

 

Diego Castro (guitarra y voz), Selín Pallares (guitarra) y David Lorenzo (batería) empezaron hace dos años grabando una maqueta en el local de ensayo para uso interno. Así pudieron escucharse por primera vez, ver si iban en el camino que pretendían, empezar a identificarse ellos mismos con su sonido, pulir detalles… Tras descartar alguna canción,  se metieron en un estudio para registrar su primera maqueta oficial. De aquellas doce canciones, la mitad de ellas aparecen ahora en Nihil Obstat (Matapadre), su debut, un disco cargado de mala leche sonora, grandes canciones y guitarras auténticamente eléctricas que Diego y Selín nos presentan.  

 

 

 

Un nombre especial siempre llama la atención. ¿Quién lo eligió y qué pretende representar?

            – Lo hablamos en los primeros meses mientras montábamos las primeras canciones. Un día, en el descanso de un ensayo, Diego empezó a hablar de Palmeras y algo que no se pudiese identificar directamente con nuestra música. Nos gustó la idea, también el trasfondo oscuro que tiene el nombre, ya que hay un montón de garitos infierno de última hora, con nombres de este estilo. La conversación fue derivando y acabamos en Disco las Palmeras!

 

¿En qué otros proyectos habéis estado los componentes del grupo?

– Hemos estado en muchos grupos pero, sinceramente, no nos gusta hablar de ellos porque no los vemos para nada representativos de lo que hacemos ahora, Disco Las Palmeras! es un proyecto totalmente nuevo y distinto a todo lo que hemos hecho hasta ahora.

 

¿Cómo se lleva eso de tener un sello para editarse como Matapadre, de ser también empresarios?

– El sello es de Iván y de Diego. David y yo no tenemos parte en el negocio. Estoy contento con su trabajo, creo que lo llevan bien.

 

Habéis tardado casi dos años en editar este debut. ¿Había ganas de tener bien claro todo y no repetir errores por hacerlo muy pronto?

– Desde mi punto de vista todo nuevo proyecto debe tener un tiempo… digamos de maduración. Hablamos de empezar de cero, de encontrar un sonido, de tener un número de canciones suficiente que nos permita hacer una selección de las mejores. Le hemos dado mucha importancia a la experimentación, efectos, sonidos, modificación de instrumentos; en algunos casos aplicamos técnicas no muy tradicionales para tocarlos. Nos parecía importante y necesario un rodaje tanto a nivel de horas de ensayo como de dar conciertos. Una etapa maquetera. No pensábamos en no cometer errores, pensábamos y pensamos en hacer las cosas como creemos que debemos hacerlas.

 

¿Cuánto de intención hay en el título del álbum?

– Para nosotros hace alusión a nuestra autocensura, ya que muchos temas se han quedado por el camino. Al mismo tiempo, todo el disco tiene un aire apocalíptico y/o mesiánico; además hay alguna que otra crítica a la iglesia y a la religión. Por lo tanto, es una especie de metáfora que no lo es tanto.

 

¿Cómo limita y qué ganáis con la ausencia de bajo en el grupo?

– No percibimos limitaciones, sino muchas ventajas. Limitaciones técnicas para otro estilo podría ser, pero si te paras a pensarlo mucho de los bajos de un montón de canciones de pop y de rock se pueden tocar perfectamente con una sola cuerda. Esta guitarra modificada por sí sola es capaz de mantener sin titubeos el peso de la canción y la parte rítmica de la sección de cuerda; a la vez, la otra guitarra goza de mayor libertad a la hora de trabajar para las canciones.

 

¿Por qué os tiran tanto las canciones oscuras?

– Nos resultan más atractivas y quizá más realistas este tipo de composiciones. Supongo que influye la personalidad del individuo, las vivencias, el entorno, la propia visión sobre el mundo en el que vivimos, el clima… y, en resumen, todo ese tipo de experiencias que van forjando a la propia persona en el día a día.

 

¿Se extirpan así las frustraciones, pesadillas, temores…? ¿O se trata de una reacción frente a la sociedad en la que vivimos?

– A veces el local de ensayo sí puede servir como lugar donde desahogarse a través de la música. Lo cierto es que desde que escucho música siempre me han llegado más, me han tocado de alguna forma la fibra las canciones que tienen matices oscuros, desgarrados, ruido armonizado… ¿Reacción frente a la sociedad? Tal vez, supongo que sí.

 

¿Por qué pensáis que ahora mismo es Galicia la zona del Estado con más bandas haciendo música salvaje y oscura -Triángulo de Amor Bizarro, Franc3s, Indómitos…-?

– No lo sé, pero es algo que entra muy en consonancia con nuestra cultura, todo ese rollo esotérico de las meigas y de los trasgos, además de tradiciones ancestrales, que no son muy refinadas (véase la matanza…). Lo raro es que esto no lleve siendo así desde hace mucho tiempo.

 

Hay un par de canciones en el disco que llevan otro ritmo más sosegado. ¿Sentíais que era necesario en medio de tanta intensidad?

            – Sí, tienen un ritmo más sosegado que otras pero, sin embargo, creo que son tan intensas o más que otras de mayor agresividad.

 

 

 

 

 

¿Qué os influye en los textos? Algunos parecen bastante oníricos.

– Sí, los sueños son una fuente de inspiración, quizá de las más importantes, pero en realidad no hay una temática ni un ‘modus operandi’ común. Algunas salen a la primera y otras van sufriendo cambios con el tiempo, van en función de las canciones, de lo que la música sugiere y de temas que nos atañen, sobre todo de los que nos mosquean.

 

Da la impresión de que a lo que más le prestáis atención es a las guitarras. ¿Cuánto trabajo hay ahí detrás? ¿Es complicado llegar a lo se escucha en el disco?

– Los ritmos están muy cuidados también, las melodías son fruto de un trabajo constante durante la época de composición y montaje de las canciones. En cuanto a las guitarras, no podemos decir que tengan poco trabajo detrás, ya que la experimentación, los cambios y nuevos arreglos, han sido constantes durante todo este tiempo.

 

¿Qué pretendía su autor con el diseño del disco? ¿Le disteis instrucciones?

            – La verdad es que todo vino de una foto, una foto que vimos de un boxeador noqueado: era una foto muy tétrica, nos pareció que encajaba muy bien con nosotros y le dijimos a Raquel (la encargada del diseño) que trabajara en esa dirección. La verdad es que era necesario algo así, ya que con el nombre del grupo era muy fácil acabar pareciendo un grupo de cumbia…

 

¿Qué es lo que más os ha gustado de lo que han dicho sobre vosotros y, también, lo más curioso?

– Se han dicho muchas cosas buenas sobre nosotros, pero quizá la que marcó un antes y un después fue el que nos incluyeran en la lista de los 20 grupos a tener en cuenta en 2009 por I Like Magazine y el fanzine de La Nadadora cuando solo llevábamos tres meses juntos. Lo más curioso (o gracioso) fue un tipo inglés de unos 50 años que, tras un concierto en un festival de Mallorca, nos retuvo durante unos 20 minutos, en los que no paraba de decirnos que si tuviera 20 años menos nos suplicaría formar parte del grupo.

 

¿En qué artistas coincidís los tres? ¿Y cuáles os inspirarían si cada uno tuvierais que grabar en solitario?

– Coincidimos en muchas cosas; hay muchos más grupos en los que coincidimos que en los que nos separan. Los que nos hacen coincidir ya los hemos dicho muchas veces: My Bloody Valentine, The Jesus and Mary Chain, A Place to Bury Strangers… Luego, a cada uno le puede interesar cosas más o menos distintas, como el rollo post-punk, el grunge, el noise o el psichobilly, pero de una manera u otra todo está en el grupo.

 

¿Cómo fue la experiencia de ganar un concurso de maquetas y tocar en el Primavera Sound?

– En lo que se refiere a la parte promocional, creo que fue importante, ya que nuestro nombre se dio a conocer para mucha gente. En cuanto a la actuación propiamente dicha, no es lo que un músico ve como óptimo o ideal. Llegamos, tuvimos una mini-prueba de sonido, con un mini-equipo de sonido, en un mini-escenario, a las cinco de la tarde y tocamos 25 minutos.

 

Disteis un concierto desde detrás de un escaparate hacia la calle. ¿Alguno más curioso como este?

– Sí, dimos uno en la playa de Razo, en el centro de una pista de skate, con surfistas como público. Moló más que el del Primavera Sound. En la gira trataremos, siempre que sea posible, de llevar proyecciones y luces extra. Unas veces las proyecciones irán detrás de nosotros y, otras, la pantalla estará delante y jugaremos con nuestra sombras; nos gusta acompañar visualmente la maraña sónica. Para esto nos suele ayudar Miguel López, un buen amigo nuestro que se ocupa del concepto visual.

 

¿En qué medida os compensa hacer música? ¿Cómo lo lleváis en estos tiempos tan revueltos?

– En la medida en que te compensa hacer cualquier cosa que te gusta y que te llena. Hace tanto tiempo que los tiempos están revueltos que creo no recordar el panorama de otra forma.

  

Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en el mundo de la música?

– En general ha sido muy gratificante el ver el interés que el grupo ha despertado desde el primer momento que empezamos a colgar nuestra canciones, pero sobre todo lo mejor ha sido tener una sola maqueta y haber podido recorrer media España tocando en salas y festivales.

 

 

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