EDITORIAL 4

James McNew, bajista de Yo la tengo, me contaba hace unos días cómo, en muchos medios estadounidenses, escribir de música, como servir los cafés, no es más que un mal necesario camino de puestos periodísticos dignos. Y es algo que bandas como la suya lamentan especialmente: YLT pertenece a esa clase de grupos que ha podido disfrutar de una carrera dilatada, y en cierta medida exitosa, gracias al apoyo de unos cuantos críticos que consiguieron que el oyente reparase en una banda desconocida y la brindase su apoyo. Por desgracia para las nuevas generaciones, esa ascendencia sobre el receptor parece haberse perdido: ya no hay crítico que haga un éxito. Y es además mal común del campo cultural: tampoco en el cine o en la literatura un artículo elogioso o una reseña laudatoria parecen ayudar demasiado.
Leer más