CAMPUS GALICIA ENTREVISTA ERLEND OYE

ENTREVISTAS 2003

Erlend Oye, viaje alrededor del mundo en unas semanas

Puede que no conozcas a Erlend Oye, el noruego con gafas que forma parte de Kings Of Convenience. A veces cantante folk, y otras parte de una entidad de baile, no sería extraño que después del verano, una vez haya participado en el Festival Internacional de Benicassim, su nombre esté en boca de todos. Unrest, su primer disco, en el que colabora con diez productores distintos de ciudades distintas, está ya editado.

Ahora vive en Berlín, aunque nació en Bergen, Noruega. Al principio, sus gustos tiraban a The Smiths y Red House Painters. Así conoció a Bergenite Eirik Glambek Boe, con el que formó Kings Of Convenience en 1998. Su primera idea fue componer canciones con dos guitarras y dos voces, lo que les llevó a Quiet Is The New Loud, editado a principios del 2001.

Poco después, Erlend sacó tiempo para trabajar en el debut de Royksopp, Melody AM, más cercano a la escena de baile, y que daría dos éxitos: “Remind Me” y “Poor Leno”. En ese momento surgió la necesidad de hacer algo más. “Me entró el deseo de escribir y grabar mucho más rápido,” comenta, “que, por ejemplo, con Kings Of Convenience, donde había demasiado perfeccionismo. Quería escribir canciones que reflejaran el aquí y ahora, mi estado de ánimo de este momento”.

Ahí apareció el plan: un disco, diez ciudades, diez canciones, diez productores. Un régimen estricto que dio forma a Unrest. La grabación llevó a Erlend de Bergen a Berlín, pasando por Barcelona, Roma, Rennes, Nueva York, Suecia o Finlandia, con la ayuda de algunos de los productores de música electrónica más innovadores del momento: Morgan Geist, Soviet, Schneider TM, Jolly Music, Bjorn Torske, Prefuse 73, Kompis, Mr. Velcrofastener, Minnitza y Kilogram.

El título del disco viene del deseo de explorar y la sensación de incomodidad que sufre si pasa mucho tiempo en un único lugar. “Da igual cuál sea el tipo de música que cante, ya que siempre le pongo algo de mi tristeza optimista, como un filtro amarillo a la vida con el que le doy la bienvenida a todo el mundo a mi particular mundo,” señala. “No se trata tanto de algo distinto a lo anterior, sino que me encanta actuar, bailar en un escenario, y esto me da la oportunidad de ser alguien diferente. Viajar y colaborar con gente nueva me permite respirar esas ciudades y asumirlas como mías. Me llena el deseo de unir todas esas ciudades y su gente. Es como ser capaz de escribir una página cada día en el diario de gente diferente”. O sea, parafraseando a George Clinton, “una nación bajo un ritmo”.

Erlend llevará Unrest a públicos distintos de varias formas o en varias encarnaciones, bien como Erlend el pinchadiscos, o como Erlend con su banda al completo, pero siempre será un Erlend inesperado. Apariciones de los últimos meses en lugares como el Festival Aquaplaning, Dugnad, Sonar o en la casa de alguien en el Este de Londres han mostrado todas las facetas que encierra su repertorio. “Quiero que me vean como un artista por lo que he hecho. La semana pasada estuve pinchando música en Portugal para 1500 personas, con seis compactos, un disco y un micrófono, y conseguir que todos bailaran fue uno de los mejores momentos de mi vida.”

Erlend también se ríe de aquellos que le acusan de subirse al carro de la música electrónica. “El carro del electro es un buen carro al que me acabo de subir,” dice con cierta sorna. “En serio, se trata de música excitante y eso es lo único que me importa. Tiene mucho que ver con el antiguo jefe de mi sello discográfico, Mikal Telle, que me ponía cosas que me inspiraron. Puede que no sean precisamente aquellos que siguen la escena de baile a quienes les guste mi disco, aunque yo espero que sí les guste.”

Así que, ¿cuál es su canción favorita? “Eso es como preguntarle a alguien a cuál de sus hijos ama más,” responde. “Este disco soy yo respondiendo a Hunting High And Low de A-Ha, la primera casete que compré en mi vida. Tiene gracia mirar hacia atrás y decir que hice lo que no hice. El ultimo corte del disco marca el final del viaje, pero en realidad no ha hecho más que empezar.”

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON LA HABITACIÓN ROJA

ENTREVISTAS 2003

La Habitación Roja, adaptándose a lo popular

Tras la marcha de Edu de la banda, La Habitación Roja edita nuevo disco, 4 (Grabaciones en el Mar / Astro Discos), que los devuelve a la actualidad del panorama musical independiente estatal. Su presencia en el próximo Festival Internacional de Benicassim confirma su buen momento. Pau contesta a nuestras preguntas.

¿El título del disco, 4, hace referencia al número de álbum de vuestra carrera, al número de miembros de la actual formación o surgió simplemente por falta de ideas?

– Todas las respuestas que dais son correctas.

Hablando de vuestra formación actual, ¿en qué ha influido la marcha de Edu del grupo?

– No sé cómo sería el disco con Edu, pero es obvio que habría más teclados. El hecho de tener teclista obliga a que todas las canciones los lleven; es muy difícil quedarse cruzado de brazos mientras los demás tocan. Ahora si se tercian unos teclados, pues se meten, como sucedió en Largometraje.

Habréis tenido más ofertas de otras discográficas, pero volvéis a confiar (y ellos en el grupo) en Grabaciones en el Mar y Astro. ¿Se cumplieron las expectativas con Radio y por eso volvéis a repetir?

– Trabajamos muy a gusto con ellos. Les damos el trabajo hecho, con portada, música y fotos, y ellos lo publican. Es un lujo trabajar sin interferencias, eligiendo productor, diseñador e incluso realizador del vídeo.

Reconozco que empecé a escuchar 4 con la idea de encontrarme un trabajo en la línea del anterior disco, y al principio me decepcionó un poco. Pero luego me empezó a invadir la sempiterna melancolía de vuestros discos. ¿Qué efecto esperáis conseguir en el público con el nuevo trabajo?

– Creo que a todos nuestros discos hay que darles un par de oportunidades. Ya nos pasó, por ejemplo, con Largometraje, el disco favorito de casi todos nuestros seguidores, y que en un principio no gustó mucho. Intentamos no repetirnos disco a disco y eso exige un poco más del oyente, pero creo que debe ser así.

En el nuevo disco lamento la ausencia de canciones demoledoras como varias de Radio. ¿A qué se debe esto? ¿Las guardáis para caras B o habéis abandonado esa senda?

– No sé qué sentido le das a la palabra “demoledora” refiriéndote a la música; en mi opinión hay varias. Sí que hay canciones reservadas para las caras B, suelen ser un poco más largas o raras, aunque nos gusten igualmente.

¿“Para todos” relata una experiencia autobiográfica? ¿Quiénes son los que se “adaptaron a lo popular”?

– Es de Jorge y habla en tercera persona, así que creo que va acerca de los demás. Lo de lo “popular” supongo que se refiere a pasar por el aro, no sólo musicalmente, sino en cualquier faceta de la vida. Hay que aguantar…

Ya hay fechas de la gira de presentación del disco. Son bastantes conciertos y os vais a patear casi toda la península. ¿Expectativas ante los conciertos?

– El disco es ideal para el directo, así que está siendo muy divertido tocarlo sobre un escenario. Expectativas: las de siempre, hacer buenos conciertos y que venga cada vez más gente…

En la gira pasada en el Playa Club (A Coruña), con más capacidad que el Mardi Gras, donde también habéis tocado, hubo poco público. A ver si este año mejora, ¿no? Pienso que hay ciudades donde hay tal cantidad de conciertos que la gente llega a saturarse, y eso está pasando hoy en día en A Coruña y supongo que en otras muchas ciudades.

– No sé, me lo pasé mejor en Mardi Gras. En el Playa el sonido fue horrible y el ambiente raro, fue el único lugar de la gira donde no vino más gente que la vez anterior. La próxima vez supongo que irá mejor, eso espero. En cuanto a lo de la saturación, no lo sé. Creo que si te gusta un grupo vas a verlo, no creo que haya demasiados conciertos, hay poco público.

Musicalmente el disco es como más tranquilo. ¿Tendremos los amantes del “ruido” nuestra dosis en los conciertos de ésta gira?

– Sí, por supuesto, aunque no creo que sea más tranquilo, aunque sí menos ruidoso.

Festivales de verano: FIB, Contempopranea, Lemonpop… ¿Tenéis ofertas para tocar en alguno? Lo cierto es que sirven para dar a conocer al gran público a bandas, pero quizás no sean los sitios más idóneos para disfrutar de un auténtico directo de La Habitación Roja, por ejemplo.

– Estamos aprendiendo a tocar en ellos; aunque seamos un grupo de salas, últimamente nos va mejor. Tocamos en el FIB.

Frases como “Mi vida es la de los demás” (“La edad de oro”) o “Seremos protagonistas de nuestras vidas” y “Estamos vivos” (“Eurovisión”) inciden en concienciarnos en que somos dueños de nuestras vidas cuando nos dicen que somos totalmente libres. ¿Realmente lo somos o más bien nos comportamos como si lo fuésemos y reproducimos conductas como autómatas? ¿Sabemos usar los medios de comunicación o son ellos los que nos utilizan, incluso para vendernos la música que ellos quieren?

– Hay que ser valiente, no aceptar lo impuesto y darse cuenta de que uno es dueño de su propia vida, porque en cuanto te descuidas estás haciendo lo que se supone que debes hacer. Los medios de comunicación siempre te utilizan, es imposible utilizarlos sin que ellos lo hagan antes.

En varios temas de vuestros discos hay alusiones más o menos directas a relaciones no heterosexuales. ¿Creéis qué en el día a día se avanza en la normalización de otras relaciones frente a heterosexualidad dominante?

– Hay una normalización económica: si tienes dinero da igual que seas gay, negro o lo que quieras. No sé si realmente se ha avanzado mucho en otros campos, un poco quizás.

Varios años funcionando como grupo, varios discos, varias giras… ¿Qué destacáis de todo lo aprendido, tanto positivo como negativo?

– Me gustaría creer que si uno hace buena música puede vivir de ello, y en eso estamos. Somos un grupo cada vez más interesado en lo musical y menos en lo extra-musical.

¿Cómo son las relaciones entre los grupos (Planetas, Manta Ray, etc.) que podéis compartir público y escenario? ¿Hay buen rollo real, de cooperación, o ambiente competitivo?

– Son gente muy maja y realmente quiero a muchos de ellos, solo faltaba que hubiera competitividad entre nosotros, sería muy triste.

Toño Crespo

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON MOLOKO

ENTREVISTAS 2003

Moloko, sentimiento de baile

Statues, el cuarto disco de estudio de Moloko, es un disco de ambición musical épica. S empezó a grabar a finales de 2000 en Sheffield y se completó en el estudio del grupo en Londres. Sigue a su disco del 2000 Things To Make And Do, que contenía los éxitos “The Time Is Now”, “Pure Pleasure Seeker”, “Indigo” y la remezcla de Boris Dlugosch de “Sing It Back”, y al recopilatorio de remezclas del 2001 All Back To The Mine. Moviéndose entre la música disco y el house latino, pasando por el soul más agrio, Statutes reclama el linaje del pop de Sheffield del que ya forman parte Pulp, Warp Records, ABC, The Human League y Cabaret Voltaire.

“Parece apropiado que el comienzo de Moloko, hace ya casi una década, estuviera marcado por una pregunta picante,” comenta la cantante dublinés Roisin Murphy. Sus heroínas de juventud eran Kim Deal y Kim Gordon, así que cuando sus padres le dijeron que tenía una voz preciosa que se parecía a la de Elaine Paige, quedó un poco turbada. Mark Brydon ya era un veterano de la escena de Sheffield y de los legendarios estudios Fon, para los que hizo los diseños arquitectónicos, y ya había producido el tema de pop-house temprano de Krush, “House Arrest”, entre otros proyectos. “Nos conocimos en una fiesta en Sheffield y, por razones obvias, le dimos el nombre de Do You Like My Tight Sweater? (¿Te gusta mi jersey ajustado?) a nuestro primer disco”.

Se grabó en 1994 y se lanzó en 1995, siendo destacado como un disco futurista y fuera de su tiempo, una mezcla de funk acelerado, sensualidad alienígena y humor malévolo. “Éramos una chica, un chico y un ordenador, y saltamos a la escena trip-hop de la época, aunque ésa era la manera de hacer música entonces,” comenta Mark.

Aunque su segundo disco, I Am Not A Doctor (1998), fue un trabajo considerablemente más oscuro, uno podía encontrar la canción “Sing It Back” enterrada en sus mareas. “Siempre supimos que era una gran canción de pop pero, siendo naturalmente perversa, decidimos hacerla desde un ángulo distinto. Que una remezcla sublime la convirtiese en el exitazo de Ibiza y luego un éxito internacional era lo apropiado”. El single vendió más de 500.000 copias y fue incluido en más de 100 recopilatorios en todo el mundo.

“Things To Make And Do (2000) tenía un carácter más cálido y orgánico, producto de la integración de nuestras experiencias en directo a nuestro sonido de estudio,” comenta Mark. Sus apariciones en festivales de ese año, incluyendo su triunfal concierto en el de Glastonbury, ayudaron a que el disco fuera un éxito relativo en el Reino Unido.

Lo primero, pero menos importante, que hay que saber sobre Statues es que este es el primer trabajo que Mark y Roisin han hecho sin ser pareja sentimental. Lo que es importante es que decidieron seguir con su colaboración creativa y que Statues es un disco enfocado al directo. Mark lo aclara: “En cierto modo, todo el proceso de su creación fue el final de un capítulo de nuestra relación y el comienzo de otro. Es un triunfo poder seguir adelante después de eso.”

Roisin también tiene su punto de vista: “Siempre que grabas un disco pasas por momentos en los que no sabes si vas a terminarlo algún día o si va a ser bueno; yo he pasado por eso con todos los discos que he hecho con Mark. Te embarcas en un proyecto épico y estás destinado a tener una crisis de confianza.”

Statues es el primer disco de Moloko que se constituye simplemente de diez canciones; sus predecesores eran criaturas basadas en ideas esparcidas en intermedios y apuntes mínimos. Statues también representa un cambio en su forma de trabajo. “Hasta ahora,” confirma Mark, “hacíamos un disco sin un plan sobre cómo moldearlo. Pero ahora teníamos la mentalidad de hacer algo conciso.” Roisin añade: “Estas diez canciones contienen mis letras más emocionales, a años luz del estilizado escondite con el que jugaba en nuestro primer disco. Es parte de madurar y aceptarte a ti mismo; el último disco estaba acercándose a eso. Yo tenía 19 cuando grabé nuestro primer trabajo y sabía que estaba pretendiendo cosas, pero si no intentaba hacerlo, seguiría haciéndolo. Ahora me conozco mejor.”

Statues hace lo que el mejor disco y el mejor pop hacen: combina emociones extremas con música enervante para crear algo trascendente y de celebración. “En muchas maneras es “Forever More” la canción que demuestra lo mejor del disco: un testamento puro de la música de baile que seguro que sólo en su proceso de composición ya constituye un logro”.

Por su parte, el primer single, “Familiar Feelings”, comienza con acústicas frágiles y sección de cuerda, va creciendo con una línea de bajo irresistible y llega a su clímax con toques de orquesta. “La experiencia y pasión de Mark por la orquestación viene del funk, del disco y de Norman Whitfield,” explica Roisin. “Queríamos un disco de mezcla y de baile con muchas orquestaciones.”

Mark trabajó con su habitual colaborador Eddie Stevens, que co-escribió y orquestó espectaculares partes para cuerdas y vientos. Fueron tan ambiciosos que “Over & Over” y “The Only Ones” fueron grabados en los estudios Air porque no pudieron meter a todo el mundo en su estudio de Londres. “No hubo ningún compromiso con “Over & Over” recuerda Mark. “Todos pensamos que había que dejarla convertirse en lo que es ahora. Estar en el estudio dos semanas con tantas cuerdas tocando para ti fue como estar en el mejor concierto de nuestras vidas. Roisin, Eddie y yo nos sentábamos y empezábamos a soltar risitas, como diciendo: “Vaya, ¿en serio hemos hecho eso nosotros?”

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON CALEXICO

ENTREVISTAS 2003

Calexico, carreteras secundarias

Uno de los momentos que definen a Feast Of Wire, el cuarto álbum oficial de larga duración de Calexico –sin contar los discos que regalaron en sus conciertos– no llega hasta bien entrado el disco. Fantasmales y misteriosos sonidos de pedal steel se arrastran a través de “Whipping The Horse’s Eyes”, el tipo de sonido que a menudo se asocia con Calexico, una visión de una tierra que se ha ido transmitiendo a lo largo de los años a través de la literatura y, más recientemente, de las películas del lejano Oeste.

Sin embargo, cuando la canción llega a su fin, comienza otro sonido en el que el oscuro cielo se sustituye por la oscuridad de un club, adentrándose el grupo en los ritmos al estilo Gil Evans de “Crumble” y entrando en un frenesí total -escucha el grito de alegría de Joey a mitad de camino-. Es un momento extraordinario, un cambio de estilos sin esfuerzo alguno que encierra dos visiones de la historia de la música americana que contrastan con dureza.

Joey Burns y John Convertino tienen todo el derecho de estar bien versados en la mitología del Sueño Americano. “Tenemos nuestra base en Tucson, Arizona, una ciudad rodeada por montañas y desierto, empapada todas las noches por doradas puestas de sol, dividida por una vía de tren que pasa por el legendario Hotel Congress, donde hicimos muchos de nuestros conciertos, servidos tanto por cantinas como por corredores de bolsa, el corazón del mítico Oeste Americano y, a la vez, hogar también en las afueras de la ciudad de un extraordinario cementerio de viejos aviones de guerra, una muestra del choque entre lo viejo y lo nuevo”.

Este lugar, a poca distancia de la frontera con México, es simplemente eso: una base. John y Joey han pasado años en la carretera como músicos viajantes, primero como parte fundamental de Giant Sand, con quienes tocaron durante más de una década y de los que son todavía una parte importante, y, desde 1996, como Calexico. “Sí, el grupo tomó su nombre de una ciudad fronteriza entre California y México”.

Ya desde el comienzo, Feast Of Fire es un álbum que se centra tanto en lo personal como en lo mítico, aunque al hacerlo así transforma a menudo los esfuerzos del hombre medio en parte del mito. “Mira por ejemplo la historia del carpintero Mike, que dejó sus herramientas y sus llaves y se marchó y se encaminó tan lejos como pudo, más allá de la ciudad y del barrio vallado”, dice Burns en el tema que abre el disco, “Sunken Waltz”, antes de acabar asegurando que “durmió bajo las estrellas”, fusionando al individuo y su entorno de una forma que define la gran temática del álbum. Pero no se trata una batalla entre el individuo y su entorno, lo que hace el extraño suicidio poético de “Not Even Stevie Nicks…” aún más impactante: “Con una cabeza como un buitre y un corazón lleno de avispones, conduce hacia el precipicio, entra en el azul…”

Como grupo, se han ganado una buena fama en directo. “Podemos actuar como un dúo, con un grupo del que echamos mano en la ciudad en la que nos encontremos en ese momento, o con nuestra formación actual de músicos americanos y alemanes -que incluye al músico de steel pedal Paul Niehaus, conocido también por su trabajo con Lambchop- o con el mariachi mexicano Luz De Luna”. En vivo, Calexico despliegan una habilidad mágica para crear un ambiente que pasa de atmósferas tristes a la fiesta, de una forma a menudo improvisada.

Joey Burns y John Convertino son la clase de músicos que hacen que parezca demasiado simple. Más de uno se pasaría todo un concierto observando los primorosos golpes de escobilla de John Convertino y lo proclamaría como el batería más imaginativo que hay en la música moderna; probablemente porque toca la batería como otros tocarían el piano, como un instrumento más que como un juguete de niños. El ritmo de “Attack El Robot! Attack” suena como la clase de ritmo roto que utiliza DJ Shadow con efecto devastador.

Joey Burns, por su parte, ha desarrollado unas voces que hacen eco al tremendo sonido de su guitarra, resplandeciendo como el calor sobre una carretera del desierto. No hay más que escuchar su magnífico falsete en el tema de final trágico y con el intrigante título de “Not Even Stevie Nicks…” o el perfectamente inconcluso “Quattro (World Drifts In)”.

“Algunas canciones no son más que meros apuntes, breves pero generosamente evocativas, mientras que otras son más ambiciosas y dramáticas”. Así es: desde el gracioso desvanecimiento de “Quattro (World Drifts In)” hasta la alegría hispánica de “Güero Canelo”, desde los sonidos chatarra al estilo Tom Waits de “Attack El Robot! Attack” hasta las cuerdas negras del tenso “Black Heart”, desde el tema con influencias de Debussy y Satie “The Book And The Canal” hasta el empapado de melódica “Dub Latina”, desde los ritmos juguetones de “Pepito” hasta el cierre con el ocaso atmosférico de “No Doze”,Feast Of Wire es una excursión musical rodada que parece cubrir carreteras secundarias, autopistas y ciudades metálicas, una excursión que subraya los vastos y amplios horizontes que redefinen la americana del mundo de Calexico.

Xavier Valiño

CAMPUS GALICIA ENTREVISTA EVAN DANDO

ENTREVISTAS 2003

Evan Dando, modelo indie

Casado con una modelo, feliz, viviendo en París y, parece, desenganchado de una buena parte de sus adicciones. Así está Evan Dando, que edita un primer disco no muy alejado de sus aventuras con los Lemonheads. Aunque lo que menos le gustaría en este momento sería hablar como un rockero rehabilitado, sobrio y que reniega de su pasado.

Tras siete años alejado de la industria musical, al menos de cara a la galería, Baby I’m Bored es el primer disco de Evan Dando, quien fuera líder de los Lemonheads. Aquellos que no conozcan el pasado de Evan Dando no necesitarán saberlo todo de él y su música para apreciar esta colección de canciones eclécticas, que van del country rock más amargo, como si Gram Parsons hubiera resucitado, a las píldoras pop que nos tiene acostumbrado Matthew Sweet, por ejemplo, y todo ello con algo de aquel indie-rock ruidoso de la primera parte de los 90.

Para su debut en solitario, Evan contó con muchos amigos y colaboradores que aparecieron por los estudios de Nueva York, Los Angeles y Tucson -Arizona-. “Entre los que han tocado o colaborado están Ben Lee, que escribió dos de las canciones del disco,” comenta Evan, “Howe Gelb, John Convertino y Joey Burns de Giant Sand y Calexico, el que fuera líder de Spacehog, Royston Langdon, el antiguo batería de Codeine y guitarrista de Come, Chris Brokaw, el batería de Come, Arthur Jonson, y alguien que no podía faltar: Tom Morgan, que ya colaboró conmigo como compositor en bastantes de mis canciones con los Lemonheads”.

Las razones de la aportación de todos estos músicos están bastante claras. Aún así, Evan quiere explicarse: “He estado trabajando con Howe, John y Joey mucho tiempo. Más o menos lo mismo puedo decir de mi relación con Ben Lee. Y de Tom Morgan creo que no necesito decir nada”.

No es todo. El compositor de Los Angeles Jon Brion, también conocido por sus colaboraciones y producciones para Aimee Mann, o Fiona Apple, y por las bandas sonoras de Boogie Nights, Magnolia and Punch Drunk Love, produjo y ayudó en la composición de muchas de las canciones del álbum. Por su parte, el productor Bryce Goggin, que ya había producido el ultimo disco de los Lemonheads, Car Button Cloth, así como muchos discos de Pavement, fue en esta ocasión el productor de gran parte de las canciones de Baby I’m Bored.

Evan Dando quedó bastante contento de su colaboración con Jon Brion. “Lo conocí en el 2000 y nos entendimos a la perfección desde el primer momento. Escribimos una canción, “It Looks Like You”, en veinte minutos. Tiene una habilidad increíble”.

Si se le pregunta por las influencias o la inspiración de este primer disco en solitario, Evan Dando no olvida su peculiar humor. “Es un 25% autobiográfico. Diría, además, que la influencia principal es el disco de The Television Personalities And Don’t the Kids Just Love It.”

Después de que los Lemonheads pusieran fin a su trayectoria con Car Button Cloth y de la exposición mediática excesiva a la que había sido sometido Evan Dando, éste se tomó unos cuantos años sabáticos lejos de los escenarios. Evidentemente, hay que preguntarle qué sucedió, pero Evan Dando rehuye el tema. “Me tomé un largo descanso entre agosto del 97 y marzo del 99. Después trabajé con Enya,” comenta, haciendo referencia con ironía a lo mucho que le cuesta parir un disco a la británica.

Hubiera tenido su gracia lo de Enya. Sin embargo, Evan Dando no dejó de colaborar con sus amigos. “Bueno, sí, es cierto. Toqué y escribí canciones para el disco del 2001 God Bless The Blake Babies de The Blake Babies,” donde milita su buena amiga Juliana Hatfield. “También escribí la letra de la canción “Wake Up In New York” del disco As If To Nothing de Craig Armstrong, el arreglista de las secciones de cuerda de Massive Attack y compositor de bandas sonoras como Moulin Rouge. También grabé una canción para el disco de homenaje a Lee Hazlewood”.

Aún hay más. “Con Ben Lee, Tom Petersson de Cheap Trick y Jason Schwartzman de Phantom Planet editamos un single sólo en Internet con las canciones “Dead Or Anything” y “Love Song” para un sello independiente australiano. También estuve grabando con Tom Morgan en Australia para su nuevo grupo, The Give Goods”. Múltiples facetas de alguien que puede que nunca se llegue a conocer demasiado bien, pero que vale la pena seguir intentando.

Xavier Valiño

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