ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 LIBROS-ROCK

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 LIBROS-ROCK

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 1997


Libros rock, lectura navideña

 

No son las compañías discográficas las únicas que se lanzan con todos los medios a su alcance a por los pobres incautos consumidores durante las fiestas navideñas. También las editoriales quieren su tajada del pastel. ¿Y a nosotros que narices nos importa si el caso es tener libros decentes en las librerías?

 

Lo más curioso del fenómeno es que si hasta hace muy pocos años la bibliografía rock era muy, muy escasa por aquí, ahora llueven los libros rock. No todos son recomendables, pero suponemos que las editoriales, al igual que las multinacionales del disco, tienen que tener su parte de chicos de la calle de atrás y chicas especiadas en los quioscos para poder poner en el mercado otras cosas. Tampoco lo que se edita está al nivel de otros Estados, pero allí el mercado es más grande, tienen más tradición y un libro documentado sobre rock está considerado. Aquí, por ahora y por desgracia, sigue siendo un género menor.

 

Estudios rock

 

Dos de ellos están entre los libros más interesantes publicados hasta ahora. Geografía del rock de Ignacio Juliá, uno de los directores de la revista Ruta 66, hace un recorrido por todos los puntos del mapa que han tenido alguna relevancia en la música de este final de siglo, parando en locales de ensayo, hoteles, viviendas, bares, salas de conciertos, escenarios de festivales, estudios de grabación… Cómo no, presta especial atención a los USA y al Reino Unido, haciendo unas pequeñas referencias a Australia y Europa.

 

El libro se completa con dos apéndices: el primero dedicado a las doce mejores tiendas de discos del mundo y el segundo  a enumerar las canciones relacionadas con algún lugar geográfico, real o ficticio. O sea, el libro indispensable para callejear por las principales capitales del mundo del rock aunque, tal vez, se hubiera podido pensar en otra estructura y en dedicarle un capítulo a la Península.

 

La censura en el rock, de Jordi Bianciotto, periodista musical y coordinador de Fantastic Magazine, da un repaso a todos aquellos momentos en los que el rock ha estado contra las cuerdas gracias a los gobiernos, los medios de comunicación o las propias compañías, tanto fuera como dentro de España, a la que se dedica una parte especial.

 

Y su mejor baza es que no se para en lo evidente: sean dictaduras, democracias, regímenes comunistas o islámicos, todos tuvieron algo que decir y censurar. O sea, todos los enemigos del rock retratados a través de numerosas anécdotas, unas más conocidas que otras, aunque sus caras no siempre son públicas: ahí queda, para otro estudio, el reto de desenmascarar a los funcionarios y políticos que en los años 60 y 70 se dedicaban a parar o  masacrar imágenes, canciones, discos, medios de comunicación, conciertos en directo…

 

Satanismo y brujería en el rock, el primer libro de Jota Martínez Galiana, es más previsible. Su índice podría haber sido adivinado fácilmente: hippies, familia Manson, Black Sabbath y Led Zeppelin, heavy, rock industrial… De todas formas el trabajo no deja de ser exhaustivo y va dirigido a un público muy concreto.

 

Diario del rock, de Joseba Martín, director de La jungla sonora en Radio Euskadi, es una completa agenda de las más de 3000 fechas con alguna relevancia en el mundo del rock: nacimientos, bodas, divorcios, muertes, conciertos, problemas con la justicia, relaciones con los medios, noticias, canciones… Aviso para despistados: se trata de una obra de referencia y no de un libro para leer como una novela.

 

También se han editado recientemente libros dedicados a grupos como Nirvana, P J Harvey o Rage Against The Machine, todos ellos con letras, comentarios de los propios artistas y una buena selección fotográfica, pero de este tipo sí que abundan los libros en los estantes.

 

Queda para el final el Anuario de la Música 97, editado por El País que, junto a su repaso de lo que ha sido el año, con un acercamiento a medio camino entre lo estrictamente comercial y lo más especializado, incluye una completa guía profesional y un CD con grabaciones inéditas de artistas de bastante éxito.

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 SPIRITUALIZED

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ARTÍCULOS 1997


Spiritualized, cimas astrales

 

 

(Ese sonido que se escucha a lo largo de los 69 minutos de Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space! Sí, algo así como el sonido de un Brian Wilson joven con sus alucinaciones. ¿Qué es? Pues ni más ni menos que un grupo dispuesto a explorar los abismos más profundos y oscuros del vudú de Nueva Orleans, usando orquestas de jazz cósmicas y coros gospel.

 

Volvamos a la realidad por un momento -y hace falta echarse cubos de agua por toda la cara-. Porque Spiritualized, tal y como te dirán los que están enganchados en el mundo de Jason Pierce desde las andanzas de Spacemen 3 en busca de la prescripción ideal, están tan inclinados hacia las sustancias farmacéuticas que es fácil dejarse llevar por el gran número de conceptos que te lanzan desde sus discos.

 

Una vez claro esto, el álbum. Ya casi con dos años (el bueno de Jason se ha tirado 18 meses vagando por el mundo buscando la mezcla perfecta) y con 58 músicos en nómina, es, simplemente, una hazaña de dimensiones sísmicas. La obra de un hombre que, después de asimilar un abanico exagerado de influencias -de Frank Zappa a Sly Stone, por supuesto, pero también cualquier otra desde Elvis hasta Captain Beefheart, pasando por la última banda alternativa que puedas pensar-, ha conseguido crear un estruendo totalmente nuevo desde las ruinas.

 

 

Y de ruinas es de lo que habla todo el disco: el sonido de una relación no tanto en su momento más bajo sino completamente destrozada. Para ser francos, se trata de escuchar los diarios más privados de su autor convertidos en música. Los nombres reales y los sucesos son irrelevantes (aunque la teclista Kate Radley tiene algo que ver); es el dolor causado lo que importa.

 

La frase que lo abre lo dice todo -"lo que necesito es un poco de amor que se lleve el dolor"-, agitándose como una nana desde las puertas de la redención. El ánimo del disco queda fijado. El amor es la ley y, después de perderlo, nada que no sea el olvido que proporcionan las drogas puede evitar el dolor.

 

En el momento en que uno sale del analgésico gospel "Cool Waves" y de la demoledora colaboración con Dr. John de 16 minutos "Cop Shoot Cop", queda plenamente convencido de que, si existieran las catedrales sónicas, entonces Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space sería todas las que hay en Europa fundidas en una sola.

 

Jason Pierce, amante despechado  y alquimista sónico, ha creado su obra maestra definitiva, eso es todo, y si quieres una parte de su genio ciego todo lo que tienes que hacer es encender uno largo, muy largo y dejarte mecer por él…

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 CORCOBADO

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Corcobado, nuestro cáncer

 

 

El esplendor del pop estatal de los 80 ha dejado un buen puñado de cadáveres en el armario. Y también otros tipos de vida más larga, los inclasificables, como los que pululan por ahí fuera. Nuestro Tom Waits, nuestro Leonard Cohen, nuestra P J Harvey, nuestro Nick Cave se llama Javier Corcobado. Una actitud mantenida durante todos aquellos años, sin fruto alguno. Con unos comienzos vanguardistas y experimentales, a la cabeza de bandas como Mar Otra Vez, 429 Engaños o Demonios Tus Ojos. Mientras toda la ‘movida’ se cubría de gloria y dinero, Corcobado vivía al límite, dando todos los pasos que se supone no ayudan a salir del malditismo.

 

La aventura en solitario comenzó con Agrio beso en el 89 y continuó con bandas de nombre tan sugerente como Los Chatarreros de Sangre y Cielo y Cría Cuervos, en este último caso únicamente para la aventura de los Boleros enfermos de amor, Vol. 1. Corcobado también publica libros. El primero, Chatarra de sangre y cielo, apareció en el 91 y el segundo coincide con la edición de su último disco: las vivencias de un drogadicto aficionado al peyote, el tequila y la heroína componen El sudor de la pistola 13.

 

Ha creado escuela. La mayoría de los que han grabado para el sello Triquinoise y otras pequeñas discográficas independientes le deben gran parte de su existencia -713avo Amor, Hermano Cerdo o Vírgenes Adolescentes-. El propio José Luis Moreno Ruiz, otro poeta que ahora edita sus primeras grabaciones, cuenta con el impulso del propio Corcobado. Gran parte de la culpa la tienen sus músicos, que le han acompañado siempre, tejiendo una red de sonidos duros y manteniéndose alejados del resto de los grupos. Los fieles Chatarreros son: Justo Bagüeste -saxo-, Javier Arnal -guitarras y acordeón-, Nacho Laguna -bajo- y Nacho Colís -batería-. Para su nuevo disco se han añadido a la formación Ana Díaz cantando y Susana Cáncer con los teclados.

 

El momento decisivo le llega ahora con su disco Arco iris de lágrimas, que presenta este jueves a partir de las once de la noche en el Dos de Copas. Los cambios pasan por la producción, con Suso Saiz detrás de la mesa, que se afana por volver más accesibles las canciones ‘tormento’ y por reforzar su lado más convencional, si es que existe.

 

Quien más ha puesto en el intento es el propio autor. Con su repertorio más variado: el ritmo de pasodoble en "Dientes de mezcal", las referencias a Nino Bravo en "Carta al cielo", la mezcla de Boney M., Killing Joke y Leonard Cohen en "Déjame ver tu lado débil", los boleros "Diamanda" y "Si tú no me quieres", el dueto al estilo Nancy Sintara y Lee Hazelwood en "Flores de lágrimas" y la vertiente más eléctrica de "Catorce" o "Yo seré tu cáncer".

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 LOS BRINCOS

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La leyenda de Los Brincos

 

 

 

Corría el año 1964. El pop español no llegaba a ponerse de largo porque los jóvenes músicos de entonces se lo tomaban como un pasatiempo de fin de semana y las compañías no querían apostar por algo tan novedoso e inestable como era ese rock juvenil. Ya había grabaciones de dos docenas de grupos como Los Mustang, Los Sirex, Los Salvajes o Los Javaloyas. Pero ninguno había conseguido interesar a la audiencia y, curiosamente, ésa era la música que empezaba a arrinconar a los viejos crooners y a las antiguas orquestas de baile.

 

Alguien tenía que tomar esa responsabilidad y ahí surgieron Los Brincos. Fernando Arbex, antes en Los Estudiantes, junto a Antonio Morales -más conocido como Junior- y Juan Pardo, los dos vocalistas en Los Pekenikes, además de Manolo González, se encerraron en una habitación durante todo el año, ensamblando voces, creando acompañamientos y perfilando canciones.

 

A finales de ese año presentaron su primer LP, con canciones como "Bye, bye chiquilla", "Cry" y, sobre todo, "Flamenco", una hábil transposición de algunas armonías clásicas de la música española al mundo del beat anglosajón, que era el sonido de su tiempo. Editaron, además, un EP de cuatro canciones y dos singles, una combinación irresistible de voces y guitarras que marcaba la mayoría de edad del pop español.

 

Su segundo disco, encerrado en una caja de cartón, contenía cortes como "Mejor", "Borracho" y "Tú me dijiste adiós". Durante la preparación del tercer disco, Juan y Junior dejaron la banda para formar su propio dúo, aunque aún tuvieron tiempo para grabar antes "Un sorbito de champagne". Ricky y Miguel, hermanos de Junior, les sustituyeron y ya participaron en los dos siguientes discos, con momentos memorables como "Contrabando", "El pasaporte", "Lola" o "Nadie te quiere ya". Ya sólo quedaba un álbum para culminar la carrera de Los Brincos. Se anticiparon a su tiempo y lanzaron, en doble versión en castellano e inglés, Mundo, demonio y carne, un disco conceptual que cerraba los seis años de su carrera.

 

Varias generaciones del pop español los han idolatrado: en los 70, con la nueva ola, la movida… Incluso la escena independiente más rabiosa les rindió homenaje en dos discos de tributo del año pasado. El doble compacto Bravo por los Brincos, ahora publicado, recoge sus 30 canciones más legendarias, remasterizadas, y con curiosidades como la versión inglesa de "Lola" y la adaptación al francés de "Mejor". Parece que se les están haciendo ofertas millonarias por dos conciertos, un programa especial de televisión y un disco doble en directo. ¡Ojalá no acaben con la leyenda!

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 STEREOLAB

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ARTÍCULOS 1997


Stereolab, pop envenenado

 

 

Poco a poco, a través de sus ocho discos anteriores, los principios inmovilistas, neo-marxistas y revisionistas de Stereolab han ido cediendo ante la influencia perniciosa del pop occidental. En Dots And Loops los arreglos lustrosos y las armonías veraniegas han acabado por apropiarse del terreno que casi tenían vedado.

 

Tampoco es que se hayan convertido en un Jamiroquai cualquiera. Han ido progresando lateralmente, incorporando un sonido más completo y muchos y diversos colaboradores a su caldero. Tanto que este noveno artefacto –(en seis años!- suena más accesible y arriesgado que Emperor Tomato Ketchup, mostrando que han aprendido también a reducir las diferencias entre sus momentos de pop perfecto y los experimentos hechos por pura diversión, tanto que en ocasiones es difícil separarlos.

 

Parte de la culpa la tienen los co-productores Mouse On Mars, que le han dado al disco un sonido orgánico y ligero de jungle ambiental, sin que se resienta la marca de estilo de la casa. Los ritmos de las máquinas han sido colocados de una forma sutil e inteligente. Como, por ejemplo, en "Prisoner Of Mars", una cancioncilla al estilo de Astrud Gilberto que a veces toma impulso para mostrar una base techno-rumba. O el paseo soleado de "Parsec", que pasa de ser una alegre samba al drum’n’bass, y vuelta a empezar.

 

 

Pero la verdadera pieza central es la épica "Refractions In The Plastic Pulse", con sus 17 minutos, en la que hacen honor a su legado experimental apilando todas sus urgencias más salvajes en un único monolito de bronca sonora. Y eso implica que quedan libres para ir directos a las joyas pop. Así, Dots And Loops se convierte en el más coherente, consistente y directamente accesible de sus trabajos. Y el más pop hasta el momento.

 

Por supuesto que ya tenían varias gemas pop, pero siempre mediante intentos construidos con cautelosa distancia y dulce subversión. Ahora, una vez superados ciertos prejuicios, Stereolab han creado una obra tropical, intoxicante y de sangre caliente. Lo que para ellos significa 20 años de trabajos forzados en un campo de concentración. Aunque para nosotros es, simplemente, su mejor disco.

 

Xavier Valiño

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