CARLOS CROS 2008

Carlos Cros, rock’n’roll en la plaza del pueblo

 

 

 

Presenta su primer disco en solitario, Escucha los latidos y se llama Carlos Cros. Tiene antecedentes musicales, pero mejor que se presente él mismo. “Me llamo Carlos Cros. Tengo 28 años. Sufro de amores varios. Y mucha gente cree que estoy colgado. Fui un líder patético en la banda de música pop Selenitas. Hice muchas canciones de amor sólo para acostarme con chicas. A veces funcionó, otras no tanto. Hice canciones psicodélicas para flipar y acabamos todos nosotros… perdidamente flipados. Hicimos dos discos que la gente aún recuerda y muchísimos conciertos. Sniff ¡Qué años! Ya nunca volverán. Un día se rebelaron, abandonaron la nave y se largaron. Me quedé solo con mis canciones y me puse a andar mi propio camino… Mi way. Mi estilo es complicado. Creo que he perdido el norte musical. ¡Genial! Mis canciones son independientes. Tienen vida propia. No defienden un discurso homogéneo; se defienden a sí mismas, que ya es mucho. Estoy totalmente a favor de defender la canción como la expresión artística más grande que existe en el mundo. Si es buena, da igual de dónde venga, ¿no?”

 

Tienes una larga trayectoria detrás. ¿Puedes recordarnos tus inicios?

– Yo, como muchos, empecé a tocar la guitarra en los campamentos. A mi me gustaban mucho las niñas, pero era flacucho y cabezón, y no había manera de establecer contacto con las divinas terrícolas. Un día me fijé en un chico con gafas que tocaba el “Santo, Santo” con la guitarra y estaba rodeado de niñas babeando con faldas y trenzas. A partir de ese día, aprendí a tocar el instrumento. Aprendí el cancionero católico y me convertí en el rey de los campamentos. Muchas de las canciones eran temas de los Beatles adaptados con letras casposas de la era progre post-franquista Así conocí a los de Liverpool. Cuando volví a la ciudad me compré un disco de los Fab Tour y me dejé el flequillo largo.

 

¿Qué recuerdos hay de los dos discos como Selenitas?

– Recuerdo cuando sacamos nuestro primer disco Lo mejor del Sol como un momento emocionante e increíble, sobre todo cuando me paseaba por mis tiendas de discos favoritas y lo veía expuesto. Muchas veces, disimuladamente, lo ponía en primera línea de combate, en el lugar más soleado de la estantería. Creo que es algo que todos los músicos hemos hecho alguna vez, je, je. Con el segundo, Nuevo artefacto sonoro,  empezaron los conciertos y los compromisos más serios. Es ahí donde la fastidiamos por nuestra inexperiencia y nuestro bizarrismo. ¡Éramos un puto desastre! Nuestra compañía estaba desesperada con nosotros, pero nos guardan un buen recuerdo. Eso creo.

 

¿Por qué desapareció el grupo?

– Después de los dos discos y de romper el contrato que teníamos con la discográfica por motivos de pérdida de entusiasmo y comunicación, estuvimos varios años con un manager impresentable que nos mareó la perdiz buscando contratos discográficos sin concretar ninguno. Nos fuimos consumiendo y desanimando lentamente, hasta que todos empezamos a buscar otras cosas al margen de Selenitas. Tengo varias maquetas de los últimos años y la verdad es que todavía había mucha magia en las canciones. Una pena.

 

¿Cuándo empieza a cobrar vida el nuevo proyecto?

– En mi búsqueda personal de encontrar otras cosas salió la oportunidad de tocar yo solo con mi guitarra en bares de Barcelona. Me fui animando poco a poco ya que tenía un repertorio de 25 canciones surgidas de la última época con Selenitas donde yo ya tenía el ojo puesto en otros estilos y había encontrado nuevas formas de expresión en las que creía y me sentía muy cómodo. La historia se fue haciendo cada vez mayor y el público se interesaba por mi repertorio. Y además tocaba canciones de un montón de artistas que me encantan como Fito Páez, Serrat, Nacha Pop, Calamaro, Los Brincos, Golpes Bajos, Los Panchos… Hasta toqué varias veces el “Insurrección” de El Último de la Fila.

 

¿Qué músicos te acompañan ahora? Creo que recuperas antiguos compañeros

– Me acompañan Los 400 Golpes, que es una banda cojonuda y además son mis amigos. ¡Qué más se puede pedir! Marc Vilaclara toca el bajo, Sito Díaz y Juanito Pàmies tocan las guitarras y Francesc Gosalves toca la batería. También nos acompaña normalmente Marc Mena a la trompeta y Sergi Franch al saxo. Con Francesc Gosalves había compartido sueños en Los Sunglasses, donde él cantaba y yo tocaba el bajo curiosamente.

 

¿Son las mismas influencias antes que ahora?

– Yo vengo directamente influenciado por la cultura de los 60 y los 70. Me gusta el soul, el r&b, el beat y el rock’n’roll en general. Estos últimos años he abierto mis influencias y creo que en el disco están de alguna forma plasmadas. Me empezó a interesar mucho la música sudamericana, desde Los Panchos a Charly García pasando por el tango, que creo que es una fuente inagotable de inspiración para el mundo del rock. La poesía tanguera no tiene rival; es sublime.

 

 

 

¿Algún descubrimiento musical reciente?

– Me gusta mucho Amy Winehouse que ha sacado un disco increíble con una producción vintage para sacarse el sombrero. Shirley Bassey debe haber flipado en colores. También he descubierto a Beirut, una banda impresionante con un compositor que hace canciones maravillosas perfectas para el funeral de una historia de amor.

 

¿Qué versiones has hecho en directo en esta nueva etapa?

– Yo solo he hecho versiones de mucha gente. Es un momento importante cuando te enfrentas solito ante un público que no te conoce. Las versiones las utilizó para conectar de alguna manera con los desconocidos. Suelo tocar “No son horas” de Andrés Calamaro, “11 y 6” de Fito Páez, “Mediterráneo” de Serrat y algunas más. Con Los 400 Golpes todos enchufados hemos tocado “Lucha de gigantes” de Nacha Pop, “El vagabundo” de Los Panchos, “Mediterráneo” de Serrat y “El calor del amor en un bar” de Gabinete Caligari. Seguramente me dejo alguna, creo que de Nino Bravo.

 

¿Qué canciones de tus dos maquetas han acabado en el disco?

– Pues casi todas je, je. Se han quedado fuera muchas porque en total eran 20 canciones. Seguro que alguno la recupero para el segundo disco

 

¿Cuál era la intención con este primer disco?

– La intención principal era mostrarme tal como soy, y creo que lo he conseguido. Quería que fuera un disco heterogéneo para mostrar claramente todos los estilos en los que me quiero mover. Aunque creo que en el segundo intentaré abarcar otros campos, como la canción francesa, que ahora mismo me esta volviendo loco.

 

¿Cuál sería la mayor evolución en este primer disco respecto a tu pasado?

– Sobre todo quitarme estúpidas etiquetas que no hacen más que arrinconarte y no dan espacio creativo para ser tú mismo. Ahora estoy en defensa exclusiva de la canción, que creo que siempre es lo más importante. No quiero defender un sonido ni una propuesta estética de vanguardia. Eso lo haces cuando tienes 20 años y no sabes quién eres y necesitas pertenecer a algo por miedo a la libertad.

 

Mi favorita, además de “Me aburro”, es “Costa Dorada”. ¿Qué nos puedes contar de ella?

– Pues que es una historia de amor muy bonita y que cada vez que la escucho me remueve las entrañas. Creo que habla de no perder la ilusión, tener paciencia para arreglar los problemas y mantener la esperanza intacta. El amor es un sentimiento muy poderoso y tiene que luchar constantemente contra todo para que no pierda la pureza del principio y se mantenga sano en este mundo lleno de rutinas, desencuentros y malentendidos.

 

Supongo que si citamos a Calamaro, Tequila, Zodiacs, Pereza o Nacha Pop para ubicar a quien no te conozca, no andamos descaminados, ¿no?

– No, son gente que admiro y a algunos los conozco. Creo que tienen la misma visión del asunto que yo, por eso me gusta que me metas en el mismo saco. ¡Viva la canción! ¡Viva el rock’n’roll!

 

¿Sigues encontrando inspiración en las mismas cosas?

– Hay cosas que nunca cambian, como las cosas que están dentro y que consideras importantes, pero creo que el ser humano esta en constante transformación física y emocional. Las canciones se construyen con emociones, y el devenir de la vida es caprichoso y complicado y nos hacemos mayores, y eso se tiene que notar en tu discurso. Y si algo duele tienes que decirlo urgentemente. Sería absurdo no asumir el paso del tiempo, ¿no crees?

 

¿Es más difícil hoy el mundo de la industria musical que hace unos años desde tu experiencia?

– En los parámetros en los que me muevo está muy complicado, pero mientras pueda tocar y hacer canciones y disfrutar del momento yo ya estoy contento. Y mantengo la esperanza de que algún día las cosas cambien un poquito a mi favor. Ojalá, porque me gustaría vivir de esto. ¿A quién no?

 

Por último, ¿cuál es la mejor anécdota de todos estos años en la música?

– Hay muchas, no sé. Quizás la mejor anécdota es que después de tantos años me siga emocionando como un crío cada vez que tengo un concierto o tengo que ir al estudio a grabar una canción. Y espero que eso nunca cambie, de verdad.

 

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