BOOKER T 2009
Booker T., respeto
El alquimista del Hammond B3 Booker T. Jones es una de las fuerzas musicales más prolíficas, distinguidas y reconocibles al instante del rock, y su nuevo álbum, Potato Hole, no sólo reafirma su grandeza, sino que también reintroduce su sonido totalmente instrumental y algo olvidado a un mercado más poblado y ruidoso, que suplica precisamente por el tipo de soul satisfactorio en el que Jones es una autoridad.
Con el acompañamiento perfecto de los roqueros visionarios sureños Drive By Truckers y un sonido a veces llevado hasta la estratosfera por la volcánica guitarra solista de Neil Young, este álbum lo devuelve a la actualidad. Con una mezcla de nuevas canciones y tres versiones (“Hey Ya” de Outkast, “Get Behind The Mule” de Tom Waits y “Space City” de sus acompañantes en esta ocasión, Drive By Truckers), todas grabadas en el tiempo record de una semana, Potato Hole captura a Broker T. en plenitud de facultades y en una nueva fase creativa en su estudiada carrera.
“Realmente me siento como si me hubiese abierto de nuevo, con la musa de la composición trabajando para mí una vez más”, asegura Jones plenamente convencido de lo que habla. “Es como si hubiese descubierto un nuevo método, un pequeño camino que puedo seguir para ir abriéndolo, y estoy más que excitado con la idea de tocar estas canciones”.
El disco recoge distintos temas, cada uno distinto, que ponen de manifiesto su característico gusto por el ritmo, explorando y explotando cada ambiente hasta el límite. Bien se trate de serenidad cósmica o funk desatado, la visión melódica de Jones y sus arreglos expansivos son expuestos con clarividente calidad. El álbum también se atreve con algunos territorios previamente inexplorados por Jones: el tema que lo abre “Pound It Out” es un ejercicio intenso de hard rock, algo que tiene más que ver con las melenas al aire que con el soul caliente.
Si eso parece fuera de lugar, es que realmente no conocemos a Mr. Jones. “Me gusta la música rock, siempre me ha gustado”, dice. “A Otis [Redding] también le gustaba, y nos estábamos introduciendo en ello, pero realmente no lo podíamos hacer entonces. Simplemente no era lo apropiado para el sello Stax”. Tal declaración es algo más que una provocación, pero Jones la deja caer con tanto cuidado y seguridad que hay que creerlo, sobre todo teniendo en cuenta su extraordinaria carrera.
Nacido el 12 de noviembre de 1944, el interés de Jones en la música se manifestó muy pronto, y ya como niño cantaba en un coro gospel en la iglesia y aprendía piano clásico. Su fascinación con el órgano Hammond B3 creció hasta tal punto que se pagó las clases como niño repartiendo periódicos temprano por la mañana en su ciudad.
“Ya en mi adolescencia entré en el sello Stax, primero como alguien que se pasaba por allí todos los días para ver qué pasaba y, más tarde, en plantilla, como líder de la banda del estudio. Poco a poco fui pasando a acompañar a Rufus y Carla Thomas, a Otis Redding, a Sam & Dave y a Eddie Floyd, tanto en el estudio como en la carretera”.
Con sus compañeros en los MGs (Memphis Group), Steve Cropper, Donald ‘Duck’ Dunn y Al Jockson, Jones tomó las bases del sonido Stax que él había contribuido a crear para asaltar las listas con una serie de éxitos que a menudo llegaban también a las listas de pop. Tras dejar Stax, Jones ha grabado con todo el mundo, desde Bobby Darin hasta John Lee Hooker.
También produjo a numerosos artistas, como los reputados discos Ain’t No Sunshine de Bill Withers o Stardust de Willie Nelson. Además, reformó a los MGs para el tributo a Bob Dylan en el Madison Square Garden de Nueva York en 1991, lo que le llevó a aliarse con Neil Young en varias ocasiones posteriormente, incluso en giras del canadiense. Durante este tiempo, Jones ha compuesto varias bandas sonoras y ha visto como era incorporado al Rock & Roll Hall Of Fame en 1992.
Potato Hole demuestra que su poder no ha disminuido, pero también que hay mucho en su música que no habíamos escuchado antes. Ya sea con un tema meditativo o con una canción eléctrica, Jones parece haber encontrado una sensación de libertad artística y de trabajo intenso en este disco como el que no había conseguido antes.
“El Hammond B3 y yo tenemos esta cosa recurrente. Está siempre ahí dentro de mí. He escuchado piezas enteras en mi cabeza que nunca recordaré, pero finalmente las estoy sacando afuera”, explica. “Me da una libertad que antes no tenía… Es algo así como lo que tenía con los MGs en los 60, pero entonces era más turbio. Esto es mucho más claro. No sé cómo explicarlo, salvo decir que esto es como ver de nuevo”. Nadie lo explicaría mejor.