BLONDIE: Parallel Lines
LAS MEJORES PORTADAS DEL ROCK
BLONDIE: Parallel Lines
Qué difícil es hacer un buen disco de pop, un álbum que, además de llevar buenas canciones, se sepa vender y pueda llegar a un público mayoritario. Hoy parece imposible que se puedan dar ambas circunstancias. Hubo un tiempo en que las condiciones eran más favorables pero, aun así, son contados los artistas que lo consiguieron. Y, también, los que supieron envolver ese producto con una imagen icónica, que consiga pasar al imaginario colectivo. Blondie y su disco Parallel Lines es uno de esos álbumes. Curiosamente, ninguno de los seis integrantes del grupo quedó satisfecho con la portada que les representaba.
Para conocer su origen, hay que volver once años atrás en el tiempo. En 1967 Deborah Harry conoce al manager Peter Leeds, clave en esta historia, cuando ella entra a formar parte del grupo de folk-rock The Wind in the Willows. La banda, que había tomado su nombre del clásico de la literatura infantil El viento en los sauces, escrito por Kenneth Grahame en 1908, edita su único disco homónimo en 1968, con Deborah Harry como corista. A continuación graban un segundo álbum que nunca llega a ver la luz, en el que Harry cuenta con más protagonismo en las voces y para el que compone el tema “Buried Treasure”.
Diez años después, Blondie no tiene quien les lleve las riendas de su carrera. Entre los candidatos, el productor Richard Gottehrer les presenta a alguien a quien Harry ya conoce, Peter Leeds. Aunque a ella no le ilusionaba precisamente, el grupo lo escoge por el interés que Leeds muestra por el trabajo y porque “era el único que llevaba un traje, un buen par de zapatos y que tenía una buena casa”.
En 1978, Blondie es ya un grupo de cierto éxito, especialmente en el Reino Unido y Australia, en el que sus publicaciones musicales hablan una y otra vez de aquella chica salvaje que suelta tacos en directo y que acaba sus actuaciones con un desnudo simulado. No obstante, y fuera de su ciudad de procedencia, Nueva York, en su país el grupo pasa prácticamente desapercibido.
Con un gran potencial comercial, se urde un plan para cambiar esta situación. Primero, se envía a Debbie Harry a una gira por distintas emisoras de los EE.UU. para que, con su presencia y sus palabras, capte locutores para la causa. Segundo, se pone al grupo a grabar un nuevo álbum, Parallel Lines, que no habría sido nada tampoco sin sus grandes canciones y su atemporal mezcla de pop, disco y punk.
Con este tercer disco, que los va a revelar como un habilidoso grupo pop, de canciones adictivas, radiables y exitosas, Leeds decide dejar atrás la imaginería callejera de su anterior álbum, Plastic Letters (1978). El grupo, sin embargo, desconfía de su forma de actuar, especialmente desde que en medio de la grabación de Plastic Letters este decidiera que debían abandonar la discográfica Private Stock y pasarse a Chrysalis. Según el grupo, la táctica de Peter Leeds era siempre “divide y vencerás”, algo que se revelaría en toda su intensidad a la hora de revestir su nuevo álbum.
Su mánager, consciente del poder de los temas que incluiría su siguiente disco, imagina una portada en la que los componentes masculinos de la banda miren sonrientes a la cámara, mientras que la cantante debe reclamar la atención con una apariencia sexy y una mirada fría como la piedra. Llama a la fotógrafa que tiene contratada, Roberta Bayley, y esta le comenta que cree que el mejor tras la cámara para algo así es el suizo Edo Bertoglio. En su estudio de Nueva York, con la colaboración de su novia, la estilista francesa Maripol -quien trabajaría después habitualmente con Madonna-, y la presencia de su valedora, Roberta Bayley, Bertoglio prepara una sesión de fotos con Blondie.
Una tras otra, va tomando distintas imágenes, como las que aparecerán en la contraportada o en el picture-disc. Además, Bertoglio consigue la foto que Leeds anda buscando. Los seis componentes del grupo se prestan a una única imagen sonrientes, pensando que nadie haría nada con ella sin su consentimiento. Según Harry, “ninguno de nosotros quería aparecer sonriendo. Él insistió pidiéndonos que hiciéramos solo una toma con los chicos riendo”.
Leeds lo tiene muy claro. Piensa en una portada de líneas paralelas que combine dos extremos opuestos (el blanco y negro), y se lo comenta al grupo. Ellos le dejan hacer sin estar muy convencidos, pero conscientes de que al menos es algo audaz y que les gustaría valorar el resultado. El manager contacta con los diseñadores del equipo de Ramey Communications explicándoles la idea: aunque las canciones del grupo vienen firmadas en este caso por todos los componentes de la banda, los trajes idénticos de los cinco miembros masculinos los presentarían como una unidad, fundidos con las líneas del fondo. Según Cheri Ramey, uno de los responsables del diseño, con un título del disco tan elocuente como Líneas paralelas el estudio ya tenía una gran parte del trabajo hecho. El único elemento que rompería esa unidad lo pusieron las letras en rojo de Jerry Rodríguez.
Por su parte, Leeds pretende reforzar la idea de Debbie Harry como la cara más vendible del grupo, al presentarla de forma sexy y glamurosa, con una mirada retadora, enfundada en un vaporoso y corto vestido blanco que contraste con los trajes negros de sus compañeros. Para ello aprovecha el hecho de que Deborah Harry se había presentado desde los inicios del grupo vestida con, como mucho, una tonalidad de dos colores, así que la instantánea que ya tiene vendría a representar la culminación de varios años construyéndose aquella imagen.
El grupo no sospecha lo que está urdiendo a sus espaldas, pero no tardan en descubrirlo. “La sorpresa vino cuando fuimos un día a su oficina y encontramos aquella Polaroid encima de su mesa”. Preguntan para qué es y Leeds confiesa finalmente que esa será la portada. “Todos enloquecimos y empezamos a gritar que no queríamos aquella imagen”, aseguró más adelante Harry. “Estábamos ofendidos porque la portada se había hecho sin nuestra aprobación y la decisión se había tomado sin tener en cuenta al grupo”. Chris Stein, guitarrista y principal compositor del grupo, además de pareja de Harry, también lo corroboró: “Estábamos muy enfadados por cómo sonreíamos en la foto de la portada. Elegimos las fotos que nos gustaban, pero él escogió otra y siguió adelante con ella. Todos estábamos enojados porque trabajamos muy duro para tener una imagen más relacionada con el rock and roll”.
Según el grupo había entendido, la portada los mostraría difuminados, entrando y saliendo de las líneas, fundiéndose con ellas, pero sin que nadie destacase por encima de los demás. Ante el argumento que ellos exponen de que destaca de forma preeminente a su cantante, Leeds les asegura que la mantendrá, ya que todos son reemplazables en el grupo a excepción de la vocalista. Su mánager acaba saliéndose con la suya, pero lo cierto es que la discusión acaba con su despido, indemnización mediante, para ser sustituido por Shep Gordon, manager de Alice Cooper. En 1993, años después, Harry aún tuvo que enfrentarse una vez más a Leeds, al presentar este una demanda en la que le reclamaba una parte de las ganancias de su carrera en solitario.
A pesar de no estar de acuerdo con aquella imagen, lo cierto es que todo el grupo acabó apareciendo retratado en la carpeta de este disco, mientras que en las otras carátulas de buena parte de su producción, especialmente los singles, solo llevaban a la rubia (teñida) Debbie Harry en las carátulas. En concreto, casi todas las portadas de los seis singles de Parallel Lines (“Picture This”, “I’m Gonna Love You Too”, “Hanging on the Telephone”, “Heart of Glass”, “Sunday Girl” y “One Way or Another”) se servían únicamente de distintos retratos de Harry.
Desde su edición en 1978, otros artistas le han rendido homenaje, comenzando por una fotografía que Kevin Cummins le hizo a Blur para la edición navideña de la revista New Musical Express en diciembre de 1991, con Damon Albarn travestido de Debbie Harry. Al grupo británico se le sumaron el recopilatorio Germ Attack: A Tribute to Blondie (1996) y otros discos de Deadline (Hanging on the Telephone, 2006), Rantanplan (Liebe minus null, 2005) y los gallegos Lombardi (Uno, 2002).
Aunque el título (Líneas paralelas) tenía su traducción en las líneas de la portada, lo cierto es que el grupo lo había tomado de un poema de Debbie Harry que nunca llegó a utilizar para la letra de ninguna de sus canciones. “El título era muy claro. Hablaba de barcos que navegan por la noche. Siempre echábamos de menos a nuestros amigos y les dejábamos notas en los camerinos. Ese era el tema”. Aquel poema de la cantante sí apareció impreso en la funda interior del álbum:
“Las líneas que he escrito que lees entre
las líneas de las páginas
las líneas de la pantalla
de líneas que he dicho. Digo lo que quiero decir.
Son líneas paralelas que nunca se encontrarán.
Barcos en el desierto
Barcos en la noche
Barcos que navegan por la noche.
La corriente de Evangelina. El sueño de Evangelina
Son líneas paralelas que nunca se encontrarán”.
Si se quiere ir más allá y buscar más significados a esa portada, en esas líneas paralelas que nunca se cruzarían también podía reflejarse el sonido del álbum, con sus estilos aparentemente enfrentados, y el contenido de unas canciones que hablaban sobre todo de relaciones humanas conflictivas que nunca parecen llegar a confluir. Peter Leeds sabía que había algo más en lo que probablemente nadie reparó a pesar de dejar clara su maquiavélica firma: tanto en este disco para el que él diseño la portada (Parallel Lines) como el otro álbum del grupo en el que él fue su manager (Plastic Letters), las iniciales se correspondían con las de su nombre: P. L.
Diseñador: Ramey Communications
Fotógrafo: Edo Bertoglio
Estilista: Maripol
Fecha de edición: 23 de septiembre de 1978
Discográfica: Chrysalis
Productor: Mike Chapman
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