BIRKINS: Usos múltiples

BIRKINS: Usos múltiples (El Genio Equivocado)

 

 

En estos diez años de trayectoria y sus cuatro discos anteriores (cinco si sumamos la recreación de Ziggy Stardust en You Are Not Alone de 2019), la banda canaria ha ido trenzando puentes con músicos en distintos lugares que les sirven para poder apelar a la inspiración, sabiendo que hasta ahora nos les ha fallado cuando tienen el tiempo limitado para grabar un disco y que esos colaboradores estarán ahí al momento para redondearlo.

 

El grupo está ahora asentado como cuarteto, tras la entrada en la formación de Rafa Daza -quien ya había trabajado con Sergio Miró en proyectos como Escuela Gris o Dirección Sur- tras la grabación del disco de Bowie. Otra novedad es que Cristina Santana se hace cargo de la voz principal, ahora la única, tal vez por necesidad, pero respondiendo también a quienes lo deseaban hace tiempo. Por otra parte, los otros dos componentes, Sergio Miró y Alby Ramírez, se hacen cargo de la producción de uno de sus discos por primera vez, en su estudio propio, Pin Up Recordings en Las Palmas de Gran Canaria, bajo su alias El Quebradero, aunque su productor de siempre, Paco Loco, está ahora como asesor en la distancia y responsable de las mezclas.

 

Se podría entender Usos múltiples como un intento de buscar nuevas vías, y algo de eso hay al cobrar más protagonismo los sintetizadores, pero también emplean recursos de todo lo que han ido sumando por el camino. Por ejemplo, y tras el paso al castellano como principal idioma en Aquí hay dragones (2017), parecen haber encontrado la proporción perfecta en su combinación con el francés, siete temas en castellano y tres en francés. El pop británico sigue siendo el referente principal aunque, en lugar de utilizarlo como vehículo a través del idioma -ya hay muchos más haciendo haciéndolo-, donde se refleja es en su sonido. Al mismo tiempo, siguen tejiendo lazos con  la chanson francesa, lo que les sienta especialmente bien.

 

En este nuevo álbum, algunos de sus aliados de antes están ahí, como la sección de cuerda desde Nashville (Chris Carmichael) o las guitarras de Ken Stringfellow en “Café noir”. Al mismo tiempo, suman la sección de viento argentina (Pablo Clavijo, Willy Rangone y Mario Guesualdi), a Carasueño poniendo teclados en “Los amantes”, a Lyla Foy contribuyendo con sus voces desde el Reino Unido en “Marlène”, David Ojeda colaborando en algunas letras y al australiano recién establecido en Gran Canaria Joel Sarakula, que ayuda a completar “El puente” y pone teclados en otras canciones.

 

Todos ellos suman sus aportaciones a unas canciones que son responsabilidad exclusiva del cuarteto y que en sus distintas encarnaciones pasan, por ejemplo, en sus temas en francés del estupendo acercamiento pop-soul en “L’ennui” a la densidad de “Café noir”. Si “Dos minutos” era un digno avance del disco, su segundo single “Los amantes”, contundente en su pegada y donde la producción brilla más, se convierte en el momento más rotundo. Y, sí, hay nuevos aires en el western “El precio de la felicidad” o la -en parte- recitada “La primera canción de amor”, abriendo la vía para seguir explorando otras sonoridades sin dejar de mirar a lo ya conseguido, que no es poco.

 

 

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