BILL CALLAHAN
Bill Callahan, vuela como el águila
Durante el largo periodo en que mantuvo el nombre de Smog como coartada, Bill Callahan mostró los lugares obscuros de la psique, lugares que alguien con más prudencia no mostraría ni en una juerga de borrachos en la que se suelta cualquier cosa. Lo hizo de forma repetida y habitualmente cruda: “Your Wedding” (1993) anunciaba en doce palabras la venganza de un cornudo con mala suerte; “Be Hit” (1995) hablaba de una relación en la que la mujer pedía ser maltratada; “Little Girl Shoes” (1997) revelaba una atracción muy sospechosa. Y estos son sólo algunos de los temas simbólicos en un cancionero tan maldito como abierto a todo lo tipo de interpretaciones. La historia las tratará de releer algún día.
Oscilando entre el ‘lo-fi’ perturbado y una ‘americana’ con temperamento propio, Bill Callahan evitó caer en el concepto del músico fácilmente identificable. Las acusaciones recayeron todas sobre Smog, y la forma de evadirse de ello no podría ser más perfecta: su marcha fúnebre (“One Less Star”) estaba lista desde el 1993, y los ríos, perfectos para que se lleven los secretos y los pecados, ya habían sido surcados por todas las canciones. La senda trazada estaba ya en una de las obras mayores de la década anterior (el disco de transición A River Ain’t Too Much Love), uno de esos álbumes que el tiempo todavía tardará a digerir.
Bill Callahan renació en el corazón de la ballena y galopa ahora en un caballo que aspira a ser águila. La adopción del nombre propio, asumida en Woke On A Whaleheart (2005), coincidió con el despuntar de ‘la canción’, que, a partir de ese momento, incluiría arreglos de primer nivel y una lucidez imposible en la época tóxica de Smog. Con la llegada, hace unos meses, del excepcional Sometimes I Wish We Were An Eagle, se confirma un nuevo abordaje tan fértil como recompensador. Sólo así se llega al resumen contemplativo de “Jim Cain”, a la epifanía de “Eid Ma Clack Shaw” (tema inevitable ya en su repertorio) o a la constatación de que toda fe tiene su tiempo, tal como el escuchamos en el reposado “Faith / Void”. Todos refuerzan la sensación de que Sometimes I Wish We Were An Eagle es ya un clásico en ciernes. Arisco y muchas veces telegráfico, Bill Callahan respondió a un pequeño cuestionario antes de pasarse por Galicia por primera vez en dos fechas: día 18 en Ferrol (Teatro Jofre) y día 19 en Vigo (Centro Cultural Caixanova).
En lo que respeta a los arreglos de los dos últimos discos, ¿en qué aspectos fue diferente la colaboración con Neil Hagerty de la mantenida con Brian Beattie?
– Neil Hagerty cogió mi maqueta y desarrolló los arreglos que están en el disco en total reclusión. No quiso siquiera hablar de eso conmigo. Con Brian Beattie hablé mucho más y nos encontramos en diversas ocasiones para evaluar las primeras versiones de los arreglos. Por lo tanto, estuve mucho más envuelto en el concepto del nuevo disco como algo íntegro.
Me gusta cómo suena “Jim Cain” en concierto en solitario, sólo con voz y guitarra. ¿Es esa versión la que más se aproxima a la que tenías antes de ser trabajada con Brian Beattie?
– Creo que la versión en solitario de “Jim Cain” que hago no es exactamente igual a la que Brian recibió para trabajar con ella, porque, cuando él escuchó la canción por primera vez, yo ya le había añadido bajo, guitarra y batería.
También es interesante la forma en la que la letra de “Jim Cain” se presenta incompleta en el interior del disco. ¿Crees que era importante como forma de entrar a las siguientes canciones?
– Ésa es una buena forma de describirlo. Eres la primera persona que menciona que la letra se encuentra cercenada en su transcripción en el disco. Nadie reparó en que no la puse en su totalidad, como es mi hábito en cada álbum.
Con la aparición de más discos atribuidos a tu nombre, ¿crees que tus conciertos podrían llegar a tener sólo temas grabados como Bill Callahan y algunos de A River Ain’t Too Much Love, disco en cierta manera de transición? ¿Te gusta esa idea?
– A mí todavía me gusta tocar todas las noches algunas de las canciones antiguas de cuando firmaba como Smog. Ya perdí la cuenta de las veces, por ejemplo, que toqué “Cold Blooded Old Times”, pero nunca deja de ser excitante.
¿En la preparación para esta gira recuperaste dos o tres canciones del baúl, para su estreno en directo, como aconteció en ocasiones anteriores? ¿O te sientes más entusiasmado con el nuevo material y cómo ese puede funcionar con la nueva sección de cuerdas?
– Durante esta gira estoy más concentrado en adaptar las canciones al ambiente de las salas donde damos cada uno de los espectáculos y a la disposición de la banda, y menos a la posibilidad de recuperar algunos de los temas obscuros.
– Me volví más receptivo a la idea de colaboración desde que sentí la certeza firme de que, a mis ojos, era capaz de hacer buenas canciones trabajando yo solo. A partir de ahí, estaba preparado para recibir a otras personas en el proceso.
Ahora que ya pasaron algunos meses desde el lanzamiento de Sometimes I Wish We Were An Eagle, ¿constataste alguna diferencia en las reacciones de la gente? ¿Este segundo álbum con tu nombre ayudó a que más personas aceptasen el tipo de canción que haces ahora?
– A todo el mundo le gusta este disco en concreto. Hubo viejos amigos que llegaron de la nada para decirme que les gusta Sometimes I Wish We Were An Eagle, gente de quien ya no sabía nada desde hace una década o algo así.
¿Hasta qué punto participaste en la elección de materiales promocionales, como aquel póster lleno de diamantes? ¿Crees que una de las ventajas de una relación duradera como la que tienes con Drag City es también la capacidad de adelantar la parte artística que buscas para cada nuevo disco?
– Bueno, fui yo quien eligió el póster de diamantes al que te refieres. Era una pieza de Jaime Zuverva, que toca la guitarra en mi disco y que también es pintor y hace collages, algo que el sello me permite por nuestra colaboración de tantos años
¿Qué novedades tienes del disco en directo que piensas editar? ¿Qué tipo de canciones serán incluidas?
– Pues acabo de mezclarlo hace pocos días. Debe salir publicado durante este año. Creo que quedó muy bien.
Considerando el hecho de que sólo hayas trabajado con la estructura clásica de canción, ¿cuando grabaste la versión de Judee Sill “For A Rainbow” buscabas hacer una versión que reflejase la manera como ella lo habría hecho o cómo crees que a ella le gustaría escuchar su canción?
– No intenté hacer la canción como ella la hubiera hecho. Yo tenía una versión de la canción, que representa más o menos la manera como me imaginaba tocarla, pero era tan fácil ir por ahí… Por ello, intenté profundizarla, estirándola lentaaaaaamente como algo muy eláááástico, que a cierta altura se parte.
No sé muy bien cuál es la razón, pero “Fly Like An Eagle” de Steve Miller Band me recuerda al título de este nuevo disco tuyo. ¿Te gusta esa canción?
– Su canción nos hace sentir bien. En ese sentido, es un poco mágica. Nos hechiza.