BEYONCÉ: Cowboy Carter
BEYONCÉ: Cowboy Carter (Parkwood-Columbia/Sony)
“Es el momento de enfrentarse al viento”, asegura Beyoncé en “American Requiem”, el corte que abre su nuevo álbum, Cowboy Carter (Vaquer@ Carter, siendo Carter su apellido de casada). En su letra asegura que “Los Reyes del Rechazo dijeron que no era lo suficientemente country / Dije que no me encasillaría / Pero si esto no es country / Dime qué es… / Ellos no saben / Lo duro que tuve que luchar por esto”.
Efectivamente, este es el disco country de Beyoncé, una reivindicación en parte del origen negro de esa música -parecer ser forma parte de una trilogía que se inició con Renaissace (2022), centrado en la base negra de la música de baile actual- y como respuesta al desaire que sufrió cuando cantó con las Dixie Chicks en 2016. Solo que lo que se anuncia como tal lo es a ratos… y a su manera. Sí, están Willie Nelson, Dolly Parton (incluye también una versión de su “Jolene”) y la precursora negra del género Linda Martell (¡haciendo hip hop en “Spaghetti, con citas a The Beach Boys y Frank Sinatra!), pero Beyoncé se salta las convenciones del género y, en resumidas cuentas, hace lo que le viene en gana. A su favor cuenta el haber hecho un disco diferente a todos los que había firmado hasta ahora.
Son 27 cortes (7 de ellos breves interludios), a todas luces excesivo -pero eso es precisamente lo que le permite experimentar y tocar diferentes palos- en los que cualquiera puede encontrar algo que le interese, bien sea el soul psicodélico a lo Bootsy Collins de “Ya Ya”, su versión de “Blackbird” de The Beatles o esa balada con posible adaptación rockera que es “II Most Wanted”. En nuestro caso, nos quedamos con el pop de “Bodyguard” y, cerca del final, tanto “Riverdance” como “II Hands II Heaven”, donde se cruzan de alguna forma las raíces y ritmos algo más bailables.