BELFAST

Belfast

Kenneth Branagh (TKBC/Focus Features-Universal)

 

 

Lo habitual es recordar la España de finales de los 60 y principios de los 70 en blanco y negro. Parece que lo mismo le sucede a Kenneth Branagh con la convulsa Irlanda del Norte de aquellos años. Si tenemos en cuenta que nació en Belfast en 1960 y que su nueva película se ve a través de los ojos de un chaval de 9 años en 1969, no es difícil concluir que Belfast recrea su propia niñez. Por algo Branagh, además de dirigirla, firma el guion, convirtiéndose para él en lo mismo que fue Roma para Alfonso Cuarón hace ahora cuatro años.

 

Sin embargo, Branagh no busca incomodar al espectador ni poner en cuestión las diferencias sociales que le rodeaban en aquellos años como el mexicano. Si acaso, sus veladas críticas irían más contra el acoso escolar y, sobre todo, contra aquellos que impidieron una convivencia más armónica entre los habitantes de su ciudad, cuando los choques entre católicos y protestantes condicionaban el día a día en las calles.

 

Belfast es una evocación más sentimental de la iniciación a la vida de un niño con un padre ausente, que siente devoción por sus abuelos, que empieza a interesarse por el cine, que comienza a descubrir su atracción por una compañera de clase y que va intuyendo las desavenencias entre sus padres y sus esfuerzos por sortear la difícil situación económica en casa. Todo ello acompañado por una banda sonora punteada con escogidas canciones de Van Morrison y rodada, claro está, en blanco y negro, del material del que están hechos los recuerdos, al menos los de entonces.

 

 

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