BART DAVENPORT 2011
Bart Davenport, el juego más dulce
No lo quiere decir, pero el último álbum de Bart Davenport, Searching for…, parte de una deuda de 800 euros que dejó una gira alemana que no fue tan bien como debiera. Los promotores le permitieron saldarla grabando un disco de versiones en acústico y para ello lo pusieron en contacto con un productor… ¡que también les debía dinero! Bart, parte también de Honeycut, The Loved Ones, The Kinetics o Incarnations, su último proyecto, hizo suyo el encargo y dejó su sensibilidad y buen gusto en las estrías del que se convierte así en su quinto disco en solitario, en el que interpreta canciones de Love, Broadcast, Gil Scott-Heron, Caetano Veloso, Incredible Stringband, Kings of Conveniene, Bert Jansch o The Moore Brothers, entre otros. Recién llegado a casa de vuelta de su undécima gira española, nos explica su gestación.
¿Cuál fue la razón para hacer un disco de versiones en esta ocasión? ¿Nos puedes contar qué tuvo que ver en todo ello una reciente gira por Alemania?
– Siempre he querido hacer un álbum de versiones y había muchas entre las que escoger de todas las que he venido tocando en directo todos estos años. También es cierto que el sello Tapete quería que grabase un disco en solitario y, honestamente, no quería registrar 12 canciones nuevas con el formato de disco en solitario y en acústico. Por lo tanto, las versiones también me parecieron más oportunas desde ese punto de vista. Tapete sabía que iba a hacer una gira en solitario y en acústico, con lo que para ellos también tenía más sentido que hiciera un disco que sonase más como iban a ser los conciertos en directo.
¿Cómo escogiste las versiones entre tantas como has hecho en directo? ¿Hay alguna que pensabas que iba a estar ahí y que finalmente no aparezca?
– De entre todas, grabé 19 de mis favoritas y después edité en el disco las 12 que sonaban mejor. Sí que hay algunas como “Only A Shadow” de The Cleaners From Venus que no entraron. Tengo una versión eléctrica de esa canción editada en un recopilatorio que Buffet Libre distribuyó digitalmente en España. La versión acústica en estudio simplemente no tenía la misma magia. ¡Animo a la gente a que escuche mi versión eléctrica! MGMT también han hecho una versión del mismo tema. No es que quiera alardear de ello, pero creo que la mía es algo mejor, aunque la suya está bastante bien también. De todas formas, nada supera el original de Martin Newell. Curiosamente, de alguna forma él consiguió el correo electrónico de mi compañía americana (Antenna Farm) y les envió un mensaje alabando mi versión de su antigua canción. ¡Me dejó anonadado!
Me gusta la selección, de cantantes soul clásicos a grupos folk, de grupos de ahora a bossa nova, y también la forma en la que explicas la razón por la que elegiste las canciones. Revela que tienes una gran colección de discos y una pasión auténtica. ¿Crees que los músicos necesitan sentir esa pasión genuina por la música para componer? ¿Cuál es tu opinión sobre aquellos músicos que aseguran que ya no escuchan música?
– Si no escuchan más música, es probable que estén muy ocupados haciendo giras, buscando más conciertos, ensayando, haciendo sesiones de fotos, escribiendo en Facebook y contestando entrevistas. Puedo entender que haya algunos músicos que no reserven parte de su tiempo para pararse y buscar otra vez en la fuente de su inspiración: la música de otra gente. Lo que pasa es que al final su arte sufrirá por ello. Sucede lo mismo en el arte que en la vida: no se puede solo hablar; también necesitas escuchar.
En tu caso está claro: te vi comprando discos en los puestos del Festival Primavera Sound.
– ¿De verdad me viste? Ja, ja. Compré el single “Mejor” de Los Brincos. Era la tercera vez que lo compraba. He tenido una copia durante años. Es uno de mis discos favoritos, pero he comprado otras dos copias para dar a otra gente como regalo. La que compré en el Primavera Sound se la regalé a Daniel Collas de Incarnations. Le encanta.
En esta gira, además de las versiones que incluyes en tu disco, has estado tocando otras. Recuerdo “Lions in My Own Garden (Exit Someone)” de Prefab Sprout o la que comentábamos, “Only a Shadow” de The Cleaners from Venus. ¿Qué otras versiones has hecho en otras fechas de la gira que no aparezcan en el álbum?
– Casi no recuerdo nada ahora que la gira ha acabado. Creo recordar que hice, entre otras, “She” de Gram Parsons una o dos veces, “Silver Dagger”, un tema tradicional que se conoce más en la voz de Joan Baez, y “Sympathetic Girls” de Thom Moore (de The Moore Brothers, mi banda favorita de la actualidad).
También me he encontrado en tus conciertos con canciones como “Intellectual”, “Happy” o “Panic Button!”, que no están en tus discos. ¿Son tuyas? ¿Estás probando canciones para un próximo álbum? ¿Será más eléctrico en contraposición a este?
– Sí, son todas canciones nuevas mías, y, sí, seguramente vayan incluidas en el próximo disco. Será más eléctrico, probablemente más eléctrico que nada de lo que haya hecho anteriormente. Va a sonar como The Cars.
¿Te enfrentas a las canciones de otros como si fueran tuyas? Al final, ¿sigues viendo diferencia entre las que tú has compuesto y las que no?
– A veces los acordes son un tanto diferentes cuando haces una versión. La canción de Prefab Sprout que mencionabas es un buen ejemplo. Me fuerza a poner mis dedos en algunas posturas singulares. Pero, en su mayor parte, las versiones han tenido tanta influencia en mis propias canciones que acaban siendo bastante similares o, también, puede que les haya inyectado a conciencia algo de mi propio estilo. Así que, finalmente, sí, no se diferencian mucho de mi propio material.
La gira que acabas de terminar es ya la undécima por España. ¿A qué se debe? ¿A que tienes una audiencia fiel, a que los promotores te siguen reclamando, a que disfrutas viniendo aquí…?
– Todo lo que acabas de mencionar.
Y ya que has tenido oportunidad de conocer bien todo el Estado, ¿en qué ciudades o partes de España te encuentras mejor?
– Bueno, he estado ya en casi todas las regiones y todas tienen su propio encanto. Creo que mi mayor conexión la siento con el público de Barcelona. Eso se debe en parte a que hay alguna gente ahí que ha estado conmigo desde la primera vez que fui con The Loved Ones en 1995, como el novelista Kiko Amat, por ejemplo. Lo quiero. No creo que se haya perdido un solo concierto mío. Cuando toco en el Heliogabal en Gracia, siento que esa es la audiencia que mejor me entiende. Pero también tengo que decir que cuando se trata de visitar España y disfrutar del entorno, donde lo paso mejor es en Galicia. Santiago de Compostela es de alguna forma un lugar encantado y mágico para mí. Me encanta vagar por la parte antigua de la ciudad y la tienda y el bar A Reixa Bar son cruciales en mi apreciación del lugar.
Has hecho giras por otros muchos países. Supongo que te recibirán igualmente bien, ¿no?
– He hecho giras por Francia, Holanda, Suecia, Dinamarca, Alemania, Austria, Bélgica, España y, claro está, los Estados Unidos y Canadá. España es, sin dudarlo, mi sitio favorito para ir de gira.
En el Primavera Sound de este año has tocado con Incarnations el disco que grabaste en Tarifa, Andalucía. ¿Cómo fueron aquellos días con tus dos amigos, Bing Ji Ling y Daniel Collas? ¿Y cómo te resultó tocar con una banda después de tantos conciertos en solitario?
– Fue muy refrescante tocar con un grupo y en eléctrico después de un mes de conciertos en solitario. El disco de Incarnations fue la criatura de Borja Torres de Lovemonk Records. Él fue quien vino con esa idea de juntar a un ‘supergrupo’ con Bing Ji Ling, Daniel Collas y yo. Fue como un sueño hecho realidad, grabar en Cádiz y poder colaborar con ellos en las canciones. Todos los aspectos de ese proyecto han estado bendecidos desde el principio.
¿Sigue en activo tu proyecto Honeycut? ¿Y ya no habrá más discos o conciertos de The Loved Ones o The Kinetics? ¿Tienes algún otro proyecto en mente?
– Honeycut todavía está en activo. Acabamos de editar nuestro segundo disco, que se titula Comedians, y que ha sido publicado en un sello llamado Discograph en Francia. Hicimos una gira por Francia en abril de este año. Volveremos allí en octubre. The Loved Ones todavía tocamos en alguna ocasión y hemos hecho algunos conciertos de reunión en San Francisco. Hay algunos rumores de una gira de reunión por España. Nos encantaría tocar en el Purple Weekend. Por ahora no tengo más proyectos, aunque ocasionalmente toco el bajo para Farmer Dave Scher (ex-Beachwood Sparks), Big Eagle y Sam Flax & Higher Color.
Sé que escribiste “Sweetest Game”, la primera canción de tu segundo álbum, en Madrid, siete años antes de que se editase en disco. ¿Estabas reservándola? Curioso, ya que tengo entendido que es una de tus canciones favoritas de las que has escrito.
– Sí, fue en 1995 mientras estaba en Madrid en un hotel para dar un concierto, tras ver una corrida de toros en televisión. No sé cuál fue la razón por la que no apareció “Sweetest Game” en el primer disco. Pero estoy contento de haber esperado, ya que va perfectamente con el segundo álbum. Solo me siento orgulloso de unas pocas de las canciones que he escrito… ¡y esa es precisamente una de ellas!
¿Cómo fue producir el disco de la española Linda Mirada?
– ¡Mucho trabajo! Pero valió la pena cada minuto empleado en ello, por supuesto. La quiero.
Tengo entendido que tus padres tuvieran una importancia decisiva en que seas músico.
– Mi padre me dio una guitarra cuando tenía 6 años. No tuve el coraje de tocarla hasta los 8 años. Mis padres y todos sus amigos decían, cuando tenía 9 o 10 años, que iba a ser una estrella del rock. Supongo que les creí, aunque finalmente hay que reconocer que se equivocaron.
¿Cuál es la reacción que buscas provocar en la gente cuando escucha tus canciones o la que te gustaría conseguir?
– Cualquier reacción es apreciada. Que no haya reacción es lo que jode.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota que te ha pasado en el mundo de la música?
– Una vez toqué (con The Loved Ones) en un McDonald’s en Rochester, Nueva York, a las 8 de la mañana en un día nevado en lo más profundo del crudo invierno. Estábamos haciendo un programa de radio que pretendía ser algo gracioso y chocante, pero que no era tal, para promocionar nuestro concierto que tendría lugar por la noche en un bar deportivo. Algo muy triste y, al mismo tiempo, de alguna forma, totalmente hilarante. Había todos esos niños de 13 años camino de la escuela que compraban sus magdalenas de huevo y que nos miraban como si fuéramos el grupo más raro de perdedores que hubieran pisado el suelo de Rochester. En el bar, por la noche, Andy Babiuk de The Chesterfield Kings se nos unió para hacer un par de canciones de Chuck Berry. A los paletos del lugar no les impresionó lo más mínimo.
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