ARCTIC MONKEYS
Son la gran sorpresa de los dos últimos años, el grupo que parece haber puesto fin a una etapa en la música dominada por falsas estrellas salidas de programas de televisión. El rock de guitarras de los chavales empuja de nuevo con fuerza, con canciones contagiosas y espléndidas de tres minutos, que hablan de la realidad tan poderosamente como, por ejemplo, The Streets.
Pueden haber sido encumbrados por la prensa, pero ellos ya estaban ahí antes de que los medios les prestaran atención. Sus canciones se podían descargar en la red y su público coreaba sus temas y llenaba las salas antes de llegar a editar un disco. Además, consiguieron el debut más vendido en la historia de la música del Reino Unido en su primera semana –Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not-, revalidado ahora con un segundo disco, Favourite Worst Nightmare, que presentan en Vigo este jueves. Al habla con Alex Turner, su cantante.
¿Cómo ha cambiado todo desde el éxito de vuestro primer disco?
– Somos algo menos ingenuos y menos vulnerables, aunque tampoco es que hayamos madurado tanto desde que se editó el primer disco. Pero sigo sin sentir que seamos estrellas de rock y pienso que sólo seguimos siendo un grupo de amigos. Lo importante es recordar que no somos especiales. Lo esencial es mantener los pies sobre la Tierra.
¿Y tiene algo que ver el título de vuestro segundo disco, La pesadilla nocturna favorita, con algún temor a no estar al nivel que se espera la gente de vosotros?
– No. Tiene que ver más con nuestro estado de ánimo actual. Por supuesto que con nuestra edad hablamos sobre todo de aquellos temas que nos interesan, pero no soy nadie especial que represente a la gente de mi edad.
El título del primer álbum sí tendrá algo que ver con vosotros, supongo, y no sólo lo escogeríais porque os gustaba la película de la que proviene.
– Una noche estábamos viendo Sábado noche, domingo mañana (dirigida por Kart Reisz en 1960), y hay una escena en la que el personaje de Arthur Seaton (interpretado por Albert Finney) se emborracha y, ante la actitud crítica de su vecino, acaba diciendo: “¡Todo lo que la gente dice que soy, eso es justamente lo que no soy!” De cualquier forma, es una película muy buena, pero aquella línea del diálogo acabó por quedarse conmigo. Hemos tenido que tratar con tanta gente que juzgaba al grupo sin habernos conocido o sin tener la más mínima idea de quiénes somos, que la frase acabó encajando perfectamente.
Por suerte vuestro nuevo disco no habla de lo deprimente y terrible que es estar de gira.
– Je, je. Sí, iba a ser totalmente deprimente. No, la verdad es que, por el momento, estamos disfrutando el hecho de estar en el grupo. La gente habla de nosotros como el grupo que está en medio de toda esta tormenta de exposición mediática pero, desde el lugar en el que yo estoy, no lo veo así. Ya hemos estado por medio mundo y nos lo hemos pasado bien. Hemos grabado bastantes canciones últimamente y aún tenemos unas cuantas más por registrar. Así que no, todavía no hemos compuesto nuestra “Canción triste del bus de la gira”.
No se puede decir que tengáis una fuente de inspiración muy habitual para los textos.
– Ya lo sé. La gente me comenta continuamente que se debe tener una imaginación muy grande para escribir esta clase de letras, pero tengo que decir que todas las canciones hablan de cosas que me han sucedido en el último año. Por ejemplo, “When The Sun Goes Down” salió a partir del hecho de que tenemos nuestro local de ensayo al lado del lugar en el que están las prostitutas y nos ofrecían sus servicios todas las noches cuando salíamos. Veíamos a los mismos tipos deprimentes presentándose cada noche para ver a las chicas. No quise hablar a propósito de la vida normal; simplemente es lo que me pasa. ¿De qué más puedo hablar?
Sois uno de los grupos que más rendimiento le ha sacado a Internet, colgando vuestras canciones hasta el momento de firmar un contrato discográfico. ¿Creéis que ha sido fundamental o lo principal son las canciones?
– Por supuesto, no podemos ignorarlo. Nos ha ayudado a acelerar las cosas. Lo más extraño es que, en la semana después de que nuestro primer single llegara al número 1, todos tenían que buscar una explicación a lo que había sucedido. Me refiero a las publicaciones, claro. Y estábamos en revistas como The Economist con esa clase de artículo que hablaba de esos desconocidos que habían llegado a lo alto de las listas, así que tenía que ser gracias a lo de Internet. Y ahí se hablaba de cosas raras, como que montábamos foros con nuestros fans. Y, de verdad, es algo que le debemos a la gente que, no sé, supongo que sintieron una cierta afinidad con nuestras canciones.
¿Cómo os sentís cuando os comparan con gente como Jarvis Cocker, paisano vuestro, o Morrissey, al decir que capturáis perfectas instantáneas de la Inglaterra de hoy?
– No lo sé. Es agradable, pero realmente nunca… Es ahora, desde que formamos el grupo, que he empezado a seguir a The Smiths, pero no puedo decir que sea un gran fan de ninguno de los dos grupos. De todas formas, también siento un gran respeto por Jarvis Cocker y Pulp.