ANTONIO VEGA 2009
Antonio Vega, elixir de juventud
Es la vida de Antonio Vega a través de las canciones. Canciones 1980-2009 es su antología póstuma. Un tesoro que, como él decía, “permite la ilusión de la eterna juventud”. Canciones, siempre jóvenes, siempre por descubrir, siempre permanentes. El mejor elogio de Antonio Vega está en su obra, en su enigma, porque como dijo Oscar Wilde, “la música es el perfecto modelo de arte. La música no puede revelar nunca su último secreto”.
Antonio Vega Tallés nació en Madrid el 16 de diciembre de 1957 en el seno de una familia de siete hermanos. “Yo nací con mucha prisa pues sólo habían transcurrido siete meses y medio de embarazo”, decía Antonio. “Dos hermanos esperaban por mí en los albores del uso de razón y tres hermanas por llegar completarían la saga de los Vega. Una educación afortunada, sobre la base de la humildad y de la entrega, me protegió a lo largo de 20 años, en que el servicio militar cerraría primero y abriría después las etapas de mi vida”.
Desde muy joven, casi niño, Antonio Vega se siente atraído por la música. Con apenas diez años asiste como convidado de piedra a las clases de guitarra de sus hermanos mayores. “Con los ojos clavados en las manos y los trastes procuraba retener sonidos y sus correspondientes posiciones en el mástil. Luego, cuando todo terminaba, me acercaba a la guitarra casi tan grande como yo y, acariciando tembloroso sus cuerdas, pensaba que algún día yo la pondría sobre mis muslos y mis manos la harían sonar”.
Esta ilusión expresada por Antonio Vega hace que en 1975 y una vez acabado el bachillerato, comience un peregrinaje infructuoso por diferentes centros universitarios. Arquitectura, Sociología, Escuela de Pilotos… Ningún aula es capaz de centrar a Antonio, que prefiere el ambiente y los conciertos del Pentagrama a los libros. En 1977 cumple el servicio militar en Valencia y allí, en la playa de la Malvarrosa, compone “Chica de ayer”. “En cierta medida es la primera canción que tiene una forma y una imagen propia. Nunca pensé en lo que llegaría a convertirse, pero era un momento de mi vida en el que escribía sin pensar en los resultados comerciales. Sólo me dejaba llevar por las emociones. La hice por el placer de hacerla”, diría años después. El camino está decidido.
En 1978, Nacho García Vega y Carlos Brooking, dos amigos del Liceo Francés, deshacen el grupo Uhu Helicopter y, junto a Antonio Vega y Jaime Conde comienzan a esbozar una nueva banda: Nacha Pop. “Recuerdo el día que Jaime Conde (batería original) propuso como nombre para el grupo el mote que me había puesto a mí, y cómo Carlos y Antonio votaban a favor de la propuesta para flipe y mal rollo (temporal) mío”, declaraba Nacho García Vega más tarde.
En 1979, Nacha Pop toca como telonero de la banda británica Siouxie and the Banshees en el Teatro Barceló de Madrid, en la presentación de Paraíso en el Teatro Martín junto a Tos y Alaska y los Pegamoides y en los conciertos de la sala El Sol, emblemático escenario madrileño de aquellos años. Todo está preparado para que, en 1980, Nacha Pop publique su primer álbum producido por Teddy Bautista y con Antonio Martín Caruana “Ñete” como nuevo batería. Entre las canciones del disco, joyas como “Chica de ayer” y “Antes de que salga el sol”, compuestas por Antonio Vega, y una recomendación en la carpeta: “Este disco debe ser reproducido a niveles perjudiciales para el oído”. En enero de 1981, Antonio Vega declaraba a Tomás Fernando Flores en la revista Popular 1: “Pensamos que el disco va a ir bien, tenemos confianza en este primer álbum y, sobre todo, en que habrá un segundo que esperamos sea el definitivo porque en ningún caso pensamos que somos un grupo de grabar una vez. Trabajamos mucho y hay una labor muy dura de continuidad, de progreso”.
En mayo de 1982, Antonio Vega desvelaba en la revista Rock Espezial algunas de las claves de sus composiciones: “Siempre que compongo un tema, canción o lo que sea, hago primero la música y después la letra, lo cual no tiene nada de particular salvo que nunca hice lo contrario. Me gusta escribir, dando rienda suelta a todo tipo de sensaciones, ideas, pero no expresando las cosas directamente. Me atrae el que detrás de un texto aparentemente sencillo, puedan esconderse y descubrirse emociones que permanecen en una sala oculta de la mente”. Un preciso empleo del lenguaje con particular sensibilidad para la metáfora sitúa a Antonio Vega como un compositor diferente a sus contemporáneos, lo que se confirma en su segundo álbum, Buena disposición (1982), con canciones como “Atrás”, “Juego sucio” o “Sonrisa de ganador”. “Estamos muy contentos”, decía Antonio sobre el álbum. “La producción la hemos hecho nosotros que no somos productores, con lo cual se le puede encontrar algún fallo. De todos modos, creemos haber conseguido sacar el sonido Nacha Pop”.
Buena disposición significa la confirmación de Nacha Pop. Habitual de Rock Ola (“Es como nuestra segunda casa”), el grupo participa en los conciertos más significativos de la movida (concierto de homenaje a Canito en la Escuela de Caminos, Festival de Primavera…) y telonea a los Ramones, estableciéndose como una banda de referencia en los primeros años de la década de los 80 y confirmando su importancia en 1983 con su tercer álbum, Más números, otras letras, y en 1985 con el mini elepé Una décima de segundo, una de las joyas de Antonio Vega. Ese mismo año se publica el álbum Dibujos animados, producido por Peter McNamee y con la canción “Relojes en la oscuridad”, y en 1987 aparece El momento, producido por Carlos Narea, con más maravillas, entre ellas “Lucha de gigantes”, una canción clave en la obra de Antonio Vega.
“Cada uno de nosotros tenía su propio lenguaje y muy distintas maneras de ver las cosas. Nos forjamos juntos en una misma fragua, pero ahora cada cual lleva su camino”, declaraba Antonio Vega a la revista Boogie en diciembre 1991. Nacha Pop se despide con dos conciertos en la Sala Jácara de Madrid en octubre de 1988, que dan origen a Nacha Pop 1980-1988, su primer disco en directo y el canto de cisne de la banda.
“Nacha Pop se han separado y… ¡ya se podían separar otros que no señalo…!”, escribía Tomás Fernando Flores en Rock de Lux en diciembre de ese año. “Porque, ¿lo sabías?, Nacha eran de los auténticos, quiero decir de los buenos, en el buen sentido de estos depauperados términos. Pop-rock, power-pop, todo lo que tú quieras, pero como Dios manda. Nunca fueron un grupo de grandes masas, pese a lo directo de su propuesta, una propuesta intergeneracional, eterna, diría yo. Tampoco unos malditos del todo. Quizá se mantuvieron siempre en ese terreno intermedio de la media popularidad, que permite seguir trabajando con dignidad e independencia, salvando los naturales altibajos que se dan en toda carrera dilatada”.
Antonio Vega nunca hizo carne de aquel adiós, como quedaba claro en Rock de Lux, en diciembre de 1988): “Separarse quiere decir que sencillamente vamos a dejar de trabajar juntos, que cada uno se va a poner a trabajar en sus proyectos en solitario. A nivel humano seguimos juntos pero el proyecto Nacha Pop queda aparcado. A mí me gustaría grabar mis canciones en solitario y firmarlas con mi propio nombre” .
En 1989, Antonio Vega contrae matrimonio con Teresa, su compañera de tantos años, y en 1991 publica No me iré mañana, su primer álbum en solitario. “No hay que tomarse este disco como el de mi retorno, porque yo nunca me he ido. Siempre he escrito cosas que no enseñaba al grupo, temas muy míos, tal vez demasiado íntimos, que yo no veía dentro del repertorio de Nacha Pop. En No me iré mañana he rescatado una parte de mí, más desconocida, todo aquello que no pude desarrollar mientras estaba en el grupo”, declaraba Antonio Vega a Juan Manuel Bellver en febrero de 1991.
Producido por Carlos Narea y Nigel Walker, ahí están “Se dejaba llevar por ti” (“Es la sensación que tengo cuando no me ata nada”, escribía Antonio sobre la canción), “No me iré mañana” (“Es una denuncia del estado de abandono del planeta”), “Tesoros” (“Es el valor que concedo a mi archivo anterior”), “La última montaña” (“Evoca mi época de alpinista”), “Esperando nada” (“Relata el estado de ingravidez que atravesé sin hacer música”)… De nuevo palabras mayores de la música española, con el respaldo de la elección en 1992 de “Chica de ayer” como canción favorita de la movida madrileña en el libro Sólo se vive una vez, de J. L. Gallero.
En 1992 se publica El sitio de mi recreo, un álbum recopilatorio con sus mejores baladas y la canción que da título al disco como tema inédito. “Nunca buscó Antonio Vega los atajos, los guiños que complacen al respetable”, escribía Diego A. Manrique. “Sus letras son de una magnífica opacidad, espirales de metáforas personales, crónicas de visiones crepusculares, destellos de intuiciones intransferibles. Tal vez por eso mantengan su magnetismo a lo largo de los años: tienen el poder balsámico de la experiencia vivida intensamente mientras reservan claves y revelaciones para el oyente obsesivo”.
En 1993, el pop español rinde tributo a Antonio Vega con el álbum Ese chico triste y solitario, en el que Los Secretos, Gabinete Caligari, Fangoria, Rico, Aviador Dro, Duncan Dhu, Manolo Tena, Cómplices, Germán Coppini, Mamá, Ketama, Rosendo y Pistones, entre otros, interpretan sus canciones. Antonio Vega reacciona al homenaje encerrándose en el estudio de grabación y publicando en 1994 Océano de sol, producido por Phil Manzanera, grabado en Inglaterra y con temas como “Vapor”, “Elixir de juventud”, “Lleno de papel”, “Palabras” y “Océano de sol”, cuyo vídeo corre a cargo de Julio Medem.
Tras dejar constancia de su capacidad de asumir y recrear grandes canciones ajenas en los homenajes a Joan Manuel Serrat (cantando “Romance de Curro el Palmo”) y a Ketama (“Se dejaba llevar por ti”) y de actuar en 1996 en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid junto a 19 artistas fundamentales y representativos de 20 años de la música española, Antonio Vega publica en 1998 el álbum Anatomía de una ola. Producido por Joan Bibiloni y grabado en Palma de Mallorca, aparecen canciones de la talla de “Como la lluvia al sol” (“La primera canción que compongo de arriba a abajo para otra persona: Luz Casal”), “Anatomía de una ola” (“Es la anatomía de algo que siempre es muy parecido pero nunca es igual, algo que se repite pero siempre es distinto, es la anatomía del caos”), “Ángel caído” (“Una declaración de hasta que punto me siento identificado con muchos aspectos de la vida y la personalidad de Van Gogh”), “Murmullo de tus manos”, “Mi hogar en cualquier sitio”, “Tuve que correr”…
En el 2000, la película Amores perros, dirigida por Alejandro González Iñarritu, incluye la canción “Lucha de gigantes” y aumenta la reputación de Antonio Vega, que en 2001 publica De un lugar perdido, disco producido por Nacho Béjar y que incluye la canción “Estaciones” (“Está llena de vida, invita al movimiento, invita a lo que viajar tiene de descubrir y de aprender”). En el 2001, Antonio Vega graba Básico, un álbum en directo en el que se recogen las canciones más significativas de su carrera con Nacha Pop y en solitario y dos temas inéditos. Con una banda de lujo sobre el escenario (Basilio Martí, Carlos Raya, Billy Villegas, Angie Bao, Maite Pizarro), Básico se edita también en DVD.
En 2004 se lanza Escapadas, un disco de versiones y colaboraciones en el que Antonio Vega se atreve con canciones como “La carretera”, de Hombres G, “Mi habitación”, de Antonio Flores, y “Me quedo contigo”, de Los Chunguitos. Es el año más triste porque el 11 de febrero fallece Margarita del Río, su compañera.
“Con vehemencia enfermiza me sumergí en una dedicación incesante a mi trabajo. Escribí, arreglé y di forma, una a una, a los temas que componen esta obra en un momento en el que, como hoy, mi corazón se hallaba desbordado por el dolor. Todo giraba en torno a la figura de Margarita del Río Reyes, la mujer que me lo dio todo por nada y a la que he consagrado mi vida entera. Lo que me quede de ella”. Eran las palabras de Antonio Vega que acompañan a su álbum 3000 noches con Marga, publicado en 2005. En la canción “Ángel de Orión”, Antonio Vega canta: “Lo que la vida nos dio, ni la distancia ni el tiempo nos lo quitó, pues de ellos dos nació la historia de la tierra y de Orión, Marga, mi ángel y yo”.