ANTON CORBIJN JOY DIVISION 2009
Anton Corbijn: entrevista con el director de Control, la película sobre Joy Division
Control es el primer largometraje de Anton Corbijn, uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha, y un nuevo testimonio de su versátil carrera artística. Los temas de Ian Curtis y Joy Division están muy cerca del corazón de Anton, ya que la banda de Manchester fue la razón por la que se trasladó de Holanda a Londres, para “estar más cerca de donde procedía su música”, tal y como el director ha reconocido en numerosas ocasiones. Cuando el productor Orian Williams le ofreció hacer una película, le dijo que estaba pensando un cambio respecto a la fotografía…
“Durante los últimos cinco años, he estado pensando que debería hacer una película”, asegura. “Cuando haces fotos durante tanto tiempo, es bueno experimentar con otras disciplinas. He hecho video, cortos, diseño gráfico, escenografías y, en foto, he desarrollado mucho mi manera de disparar y la elección del protagonista. En mi subconsciente quería hacer una película, por eso fotografiaba a muchos actores y directores y quería contar algo que fuera más allá de la foto”.
Tras rechazar el proyecto inicialmente, ¿sentías que debías ser tú quien contara la historia de Ian Curtis y Joy Division?
– Volviendo la vista atrás, la verdad es que sí. Al principio no estaba seguro, porque nunca antes había dirigido una película y tampoco quería estropear el proyecto. No quieres hacer una mala película, porque puede llevar mucho tiempo que alguien haga una buena obra sobre la figura de Ian Curtis.
¿Puedes recordar tus experiencias personales con Ian?
– Me encontré con Ian dos o tres veces. La primera sesión de fotos fue la del metro, un encuentro muy breve, no fueron más de 5 ó 10 minutos. Soy holandés, y mi inglés aún era muy pobre. Intenté presentarme y recuerdo que ni siquiera me saludaron. Después de las primeras fotos, se acercaron y me dieron la mano. Antes de que vieran mis imágenes, ya hubo algo que les gustó. Les mandé las fotos y les gustaron, cosa que no ocurrió con los demás. Esas fotos no gustaron a nadie. Nadie quería ver la parte de atrás de la cabeza. Nadie las publicó. El grupo sin embargo, utilizó una de las imágenes para lanzar un single. Rob Gretton me pidió que fuera a Manchester para otra sesión, mientras rodaban el videoclip de “Love Will Tear Us Apart”. Ahí nos volvimos a encontrar. Mi inglés aún no era lo suficientemente bueno como para mantener una conversación, y encima yo era muy tímido. No podía entender la letra de lo que Ian cantaba, pero podía sentir que era algo que tenía que ver con el corazón, por su forma de interpretarlo. Ésa fue precisamente la razón que me llevó a mudarme a Inglaterra. Las pocas veces que había trabajado en Inglaterra sentía que mi trabajo era importante, como una especie de vía de escape, mientras que en Holanda era como si se tratara de un hobby.
¿Tienes alguna anécdota de primera mano para explicar tu sentimiento sobre Ian Curtis?
– Creo que el hecho de estar por ahí dando vueltas me ayudó bastante a la hora de contextualizar la película y con los miembros de New Order. Mis fotos y video de “Atmosphere” les encantaron, por lo que soy bien recibido y, en ese sentido, no soy ningún extraño.
La película casi depende del personaje de Ian Curtis. ¿Sentiste esa presión?
– Sí, estoy de acuerdo. Eso era lo que más me preocupaba. Siempre empiezas con actores conocidos. He de reconocer que contacté con un par de actores importantes. Hicimos un montón de castings en Londres y en el norte, vi montones de grabaciones. En una de esas grabaciones vi a Sam Riley. En él había algo que me hacía recordar mis encuentros con Joy Division. Cuando llegué a Inglaterra a finales de los 70, había montones de jóvenes músicos que no tenían un penique, mal vestidos, muertos de hambre y que fumaban sin parar. Sam Riley era así exactamente. No sólo era un actor que pudiera interpretar el papel, sino que además parecía salido de aquellos años 70. Estaba convencido de que era el actor que necesitaba. Por supuesto estaba nervioso por la elección, porque no tenía experiencia, pero cada vez que me entraban las dudas recordaba Kes, de Ken Loach. Me gustaba la inocencia de aquel chico, de alguien sin pasado, y quería lograr lo mismo con Sam Riley. Alguien sin experiencia suele tener una honestidad muy hermosa. La interpretación de Sam es muy creíble; trabajó muy duró y lo dio todo en su interpretación de Ian Curtis.
¿Pensaste siempre en rodar la película en blanco y negro?
– No. Muchos piensan que rodé en blanco y negro, pero lo cierto es que rodé bastantes cosas en color. Mis recuerdos de Joy Division son en blanco y negro. Si ves el archivo visual que hay del grupo, sobre todo las fotos, diría que casi el 99% son en blanco y negro. La razón es que durante los 70 y principios de los 80 las revistas musicales se imprimían en blanco y negro. Una banda debía tener un gran éxito para ser retratada en color, para las publicaciones más comerciales, pero una formación como Joy Division aún no había destacado tanto como para eso. Las portadas de sus discos también eran en blanco y negro, incluso su ropa también era de tonos grisáceos. Todos estos elementos me llevaron a pensar en Joy Division en blanco y negro.
La estética de la película es muy limpia, muy simple, algo extraño a la hora de hacer una película cuyo tema es la música…
– Sí, es cierto. Es exactamente como quería que fuera.
¿Qué era lo que más te atemorizaba a la hora de ponerte tras la cámara por primera vez para rodar un largometraje?
– La dirección de actores, eso era algo totalmente nuevo para mí. A la hora de hacer fotos dirijo un poco, pero creo que soy bastante natural. Tenía la esperanza de que fuera algo similar, pero pronto aprendí mucho sobre la actuación.
¿Tras tu experiencia con Control, quieres hacer otra película?
– Me gustaría hacer otra película. Para alguien que no ha recibido una formación cinematográfica, dirigir una película es un completo misterio, pero tras la primera comprendes muchas cosas y puedes centrarte más. Me encantó la experiencia, ha sido la experiencia más completa que he tenido en toda mi vida. Las sesiones de fotos son muy intensas, pero cortas.
(Ver artículo sobre la película)