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091, sin epitafio para la losa

En 1996, 091 decidieron poner punto y final a su trayectoria tras trece años y siete discos, un tanto hartos de la industria y sus manejos. Desde entonces, y gracias a sus canciones, el grupo pertenece a la leyenda del rock en castellano. Antes de su anunciada despedida, recorrieron parte de la geografía estatal haciendo sus conciertos más intensos y cargados de emoción. Como último acto de reconocimiento a quienes les siguieron tanto tiempo, dejaron un doble compacto en directo con más de dos horas de sus mejores momentos, grabado durante las dos noches de su último concierto en la Granada que les vio nacer, crecer y morir. Aquel concierto se reedita ahora, 10 años después, con su correspondiente DVD para poder verlos en todo su esplendor. Con este motivo, recogemos las declaraciones de una entrevista que les hicimos en 1996, justo en el momento de la separación.
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Para empezar, quería saber cómo fue la acogida en la última gira del grupo, y si el anuncio de la despedida con anterioridad os trajo una mayor repercusión.

– Fueron más de 20 conciertos en un par de meses, y hubo de todo: desde algún sitio donde entraron 200 personas hasta otros como Madrid, en los que se quedó gente fuera, o Granada, donde entraron más de 7.000 personas en los dos días que tocamos.

 

Siempre se habló de que en directo erais únicos. ¿Está más conseguida la fuerza del directo en este disco que en los anteriores? ¿Eso lo logró alguno de vuestros discos en estudio?

– Obviamente, la fuerza del directo sólo está en este disco, ya que es el único grabado en directo. Si te refieres a que el grupo siempre ha sonado en concierto más cañero que en disco, te diremos que sí, pero es algo que suele pasar a muchos grupos; en directo tocas más fuerte, con más tensión, y en el estudio estás más preocupado porque todo sea perfecto. En todo caso, en nuestros tres últimos discos de estudio creemos que está bastante bien reflejada la personalidad del grupo.

 

Tuvisteis un primer premio en el Concurso Rock de Jerez, creo que allá por el 83-84. ¿Es ése un buen camino para iniciar una trayectoria? Muchos grupos no han pasado de ahí después de vivir algo similar.

– Nosotros ya habíamos grabado dos singles antes de ganar aquel concurso: “Fuego en mi oficina” y “Lágrimas en el paraíso”. El problema estaba en DRO, nuestra compañía entonces. No quería gastarse un duro para grabarnos el LP, y nos propuso participar en el concurso, ya que el primer premio era la grabación de un disco. Si ganábamos, les salía gratis la grabación, y así fue. No creo que los concursos sean el camino adecuado para los grupos. Los músicos no somos caballos de carreras. ¿Cómo puedes comparar algo tan subjetivo como es un ritmo y una melodía, y decir que uno es mejor que otro?

 

Habéis pasado por demasiados sellos en estos años. ¿Cómo se ve desde vuestra experiencia, incluso con parada en una multinacional, el negocio musical?

– Negocio y música son dos palabras que casan mal, y la experiencia me dice que la primera siempre se impone a la segunda. El problema no está en las compañías, y da igual que sean independientes que multinacionales, sino en la gente que las dirige, que en un 90% no tienen ni la más remota idea de lo que tienen entre manos. El momento que hemos estado más cerca de una repercusión mayoritaria ha sido cuando nos hemos separado, porque hemos pasado de la vida terrenal a la gloria, artísticamente hablando.

 

También habéis contado con distintos colaboradores tras la mesa de mezclas. ¿De quién estáis más satisfechos: Joe Strummer en Más de cien lobos o Joaquín Torres en Tormentas imaginarias?

– Son dos épocas muy distintas en la trayectoria del grupo. Cuando nos produjo Joe Strummer estábamos un poco verdes, descubriendo cosas y caminos. Cuando hicimos Tormentas imaginarias, teníamos las cosas muy claras, y nuestro estilo totalmente definido. Joaquín Torres puso un poco de orden.

 

Entre vuestros discos destacaría Doce canciones sin piedad y Tormentas imaginarias. ¿Y vosotros?

– Desde Doce canciones sin piedad hasta el último en estudio, Todo lo que vendrá después, nos gustan todos, y El último concierto más todavía.

 

Siempre habéis estado ahí José Ignacio, José Antonio y Tacho. ¿Qué se ganó y se perdió con las diferentes incorporaciones al grupo y con la marcha de otros componentes?

– Jacinto y Víctor no entraron en el grupo sustituyendo a Antonio. Cuando se fueron, tocamos con otros bajistas como Ángel Dobles y Pacoco antes de que entraran en el 92 Jacinto y Víctor. El tema de Antonio Arias resulta cansino y antiguo, y es mejor no entrar en detalles. En todo caso, los mejores discos de 091 se han hecho después de que se fuera. Con Jacinto y Víctor el grupo volvió a sentirse como tal grupo, y no como tres tíos acompañados de otros músicos.

 

Vuestra ciudad tiene una tradición especial en el rock en castellano. ¿Cómo habéis vivido la escena en Granada durante estos quince años? ¿Cómo son vuestras relaciones con Lagartija Nick y Los Planetas, y qué os parece la colaboración de Lagartija con Enrique Morente en Omega?

– En Granada siempre ha habido gran movimiento musical; incluso en los años 60 hubo aquí grupos potentes. Los que más nos gustan son los grupos de blues; hay muchos y muy buenos. En estos últimos 15 años hemos tenido cierta repercusión a nivel nacional cuatro o cinco bandas, lo que no está nada mal para una ciudad pequeña. Nuestras relaciones con los demás grupos son excelentes, y todo lo que hagan nos parecerá bueno.

 

Desde que empezasteis la receptividad al rock en castellano ha cambiado. ¿No os parece que en los 80 los medios estaban más receptivos al rock en nuestro Estado, y que ahora es más difícil tener cierto éxito?

– No hay que confundir rock con música tocada con guitarras eléctricas y batería. En los 80 triunfaron muchos falsos grupos de rock y, tal vez, ésa sea una de las razones de la actual recesión. En cuanto a los medios, sólo puedo decir que mayoritariamente siguen las modas, y estamos seguros que ahora el rock’n’roll no está de moda.

 

¿Llegasteis a pensar en algún momento que se podía llegar a tener una cierta repercusión sin acceder a canales masivos?

– Nosotros hemos llegado a tener esa cierta repercusión que tú dices, pero nunca hemos estado de moda. Tampoco hemos intentado hacernos un hueco entre el público del heavy-metal. El caso es que tampoco tiene mucha importancia nada de esto. Siempre hemos querido huir de los números, de las cantidades y del ‘tanto vendes, tanto vales’.

 

Desde principios de los 90 se habla de una explosión independiente. ¿Cómo la habéis visto vosotros?

– Ha sido una ‘explosión’ tan fuerte que nos ha cegado los ojos, y apenas hemos visto nada que nos interese. No creo que estés hablando de los grupos ‘independientes’ que graban para RCA…

 

¿Qué os parece que haya grupos que reivindican a bandas de los 80, como el caso de Los Hermanos Dalton -con Elegantes, La Granja o vosotros-, Los Planetas -con Mamá-, o bandas que pasan del inglés al castellano?

– Nos parece bien. Siempre pensamos que alguien pondría flores en nuestra tumba… Es de agradecer. En cuanto a lo del inglés, es algo que ya adelantamos hace años: era sólo una moda más que pasaría con más pena que gloria.

 

¿Cómo veis el caso de Los Enemigos, casi los únicos que empezaron con vosotros y que siguen en esto años después?

– A Los Enemigos les deseamos salud y rock’n’roll, pero debemos decirte que el hecho de que 091 nos hayamos separado no quiere decir que dejemos la música.

 

Me comentaban Los Enemigos en una entrevista reciente que, a sus 30 años, o viven de esto o no viven de nada. ¿Cuál es el futuro de los componentes de 091?

– El mismo… ¡Victoria o muerte!

 

Por último, ¿cuál sería el epílogo perfecto para 091?

– Estuve 100 años cavando mi fosa / y aún no tengo el epitafio de la losa.

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