THE BRUTALIST
The Brutalist
Brady Corbet
(A24)
Es entre la belleza espectral del mármol de Carrara donde la relación entre los dos personajes principales de esta película se revela en toda su cruda realidad. Por un lado, el arquitecto húngaro huido de Europa que llega a los Estados Unidos buscando realizarse al amparo del sueño americano, escapando de una prisión literal para meterse en otra menos evidente: la ilusión de la libertad proporcionada por los que manejan el poder. Adrien Brody interpreta a László Tóth, un arquitecto judío-húngaro inspirado en Marcel Breueun, quien asistió a la Bauhaus y quedó fascinado por el brutalismo. Por otro lado, su mecenas, el magnate estadounidense Lee Van Burne, representado por un Guy Pearce (de gran parecido con Brad Pitt), quien, al hacer posible que el arquitecto lleve a cabo su revolucionaria obra, está también comprando su alma.
El arrollador relato-río que se extiende por varias décadas se inicia con una secuencia inmersiva desde la que el abismo cobra forma a través de la Estatua de la Libertad invertida, y que sirve de prólogo de esta epopeya magna filmada en el antiguo formato Vista Vision de 70 mms. Su precedente claro estaría en El manantial de King Vidor, y su desarrollo sigue coordenadas trazadas en Érase una vez en América, Barton Fink o The Master, incluso en las epopeyas de los locos visionarios de Werner Herzog.
La fría recepción de los inmigrantes entronca con la actualidad, como también la idea de la meritocracia. Su trama aborda también el choque entre arte y comercio, entre idealismo y realismo, la disparidad de clases, el racismo, los traumas derivados de las guerras o los opiáceos como nirvana. Y, sí, son tres horas y media de imágenes, todas necesarias, que intimidan y apabullan como el hormigón armado del titán multifuncional erigido en una colina de Pensilvania. Entrando en sus pasillos accedemos al alma del artista, de un genio que viaja de la vanidad a la locura, también una referencia clara al potencial del cine colosal como este. La dedicatoria final a Scott Walker, otro creador único, también suma.