THE BETHS: Straight Line Was a Lie
THE BETHS: Straight Line Was a Lie (Anti-PIAS)
Según la líder y principal compositora de los australianos The Beths, Elizabeth Stokes, “La progresión lineal es una ilusión”. De ahí que su cuarto disco adopte el título de La línea recta era una mentira. Estamos hablando del grupo que empezó hace una década con el EP Warm Blood, que se consolidó primero con su álbum de debut Future Me Hates Me y luego le dio continuidad con Jump Rope Gazers, para por fin despuntar con Expert in a Dying Field hace tres años, que cambiaba un tanto el power pop habitual por algo más melancólico y reflexivo.
Este disco viene marcado por una enfermedad autoinmune que le detectaron a Stokes, lo que hizo que el desgaste emocional de la terapia, la dificultad de redescubrir la propia voz creativa y la sensación de una vida destartalada marcasen sus nuevas canciones. Stokes, para superar su bloqueo creativo, se inspiró en la autobiografía de Stephen King y se impuso el ejercicio diario de escribir diez páginas de monólogo interior en una vieja máquina de escribir Remington. Este método, aparentemente arcaico, le permitió desenterrar recuerdos y miedos que, de otro modo, habrían permanecido ocultos.
A pesar de ello, no se trata de un disco oscuro, sino que Straight Line Was a Lie consigue resultar todavía más accesible a pesar de esa catástrofe personal, gracias a sus melodías cristalinas y sus brillantes arreglos que beben del power pop clásico en la línea de Fountains of Wayne, The Rentals, Superdrag…. No obstante, se permiten también acercarse al postpunk en “Take”, al funk rock en “Best Laid Plans” o trabajar otras dinámicas mucho más reposadas, casi litúrgicas, como en “Mother, Pray for Me”, otro de sus grandes momentos. Con su intento de compresión de esa línea retorcida, The Beths transforman la fragilidad en energía compartida.
