SEPTIEMBRE 5
Septiembre 5
Tim Felhbaum
(BerghausWöbke-Constantin)

En los últimos años hemos podido disfrutar -y angustiarnos- con películas que se desarrollan enteramente en una única localización, como Buried (Rodrigo Cortés, 2010), Locke (Steven Knight, 2013), The Guilty (Gustav Möller, 2018, y su versión norteamericana, Culpable, Antoine Fuqua, 2021) o The Boat (Winston Azzopardi, 2020). En el caso que nos ocupa un féretro, un coche, un despacho de una oficina de emergencias o un barco son sustituidos por una sala de control de una cadena televisiva norteamericana que transmite los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972.
Dos son las diferencias fundamentales. Para empezar, el protagonista único de todas las anteriores muda aquí a un reparto coral. Y si aquellas no salían de su espacio acotado, aquí hay más de un respiro -breve, eso sí- en otras localizaciones. Incluso se podría haber filmado evitando esas distracciones, porque la intriga, la sensación de claustrofobia, el pavor, la electricidad, la tensión y la intensidad se mantiene siempre en esa redacción. Filmar una cinta sobre un secuestro y ataque terrorista, sin estar nunca donde sucede ni ver a sus protagonistas, es un logro inédito. Y, además, documentando cómo nació el periodismo en directo como puro entretenimiento, utilizando a la perfección imágenes reales de entonces y mostrando a la vez los dilemas éticos y morales detrás de las cámaras.