PATRICK WATSON: Uh Oh
PATRICK WATSON: Uh Oh (Watsonia/Secret City-Music as Usual)
“Silencio”, así, con el título en castellano, es la primera pieza del nuevo álbum del canadiense Patrick Watson. No se titula así porque sí. Hay una poderosa razón, y es que mientras se hallaba en última gira, una noche cantando en un escenario, se le rompieron los vasos sanguíneos. El dictamen médico fue fulminante: no estaba claro que pudiese volver a hablar y, desde luego, se había acabado lo de cantar para él. La citada canción se abre así, con versos en español y otros en inglés: “Silencio, yo te di el silencio / Pa que tú entiendas / ¿Cómo va la vida? / Perdí la voz porque hablaba demasiado alto”.
Gracias a cámaras hiperbáricas recobró la voz. No obstante, ya había pensado antes del suceso en que en su siguiente álbum contaría con voces invitadas para cantar sus temas. Durante la convalecencia escribió compulsivamente profundizando en esa intención. La única diferencia, cuando llegó el momento de la grabación, es que decidió intervenir y, al final, es un trabajo con la voz principal de Watson, la que le da unidad, y con cantantes invitadas en casi todos los cortes.
Se agradece, porque su tono calmado resulta a veces demasiado uniforme. Las invitadas, tanto desconocidas que fue encontrando en la red como artistas con una larga carrera como Martha Wainwright, aportan otra dinámica a Uh Oh, un título que reflexiona sobre la idea de que la vida es una serie de ups y ohs, onomatopeyas pronunciadas en respuesta a casi todo, desde accidentes infantiles hasta nuestros miedos más abrumadores.
En ocasiones semejan ser temas todavía en proceso de construcción, como “Peter and the Wolf”, perdida entre los artilugios electrónicos, o “Choir in the Wires”, en la que las voces se superponen, se evaporan y acaban girando sobre un centro vacío con una trompeta triste y un piano de vals. Otras se empapan de un vigoroso pop de cámara (el corte titular), mantienen un acertado pulso íntimo (“The Lonely Nights”) o traen cálidas voces como la de Martha Wainwright, quien transforma «House on Fire» en una maravillosa balada country.
Eso sí, grabado en varios continentes y distintos estudios, el álbum mantiene su coherencia en todo momento. Aquel suceso que pudo haberse convertido en la catástrofe que pusiera fin a su carrera se transforma aquí en una meditación sobre la vulnerabilidad, la colaboración y la extraña alquimia que transforma el miedo en arte, su álbum, en fin, más optimista.
