NIGHT MOVES: Double Life
NIGHT MOVES: Double Life (Domino-Music as Usual)
Si los discos anteriores de Night Moves nadaban en una especie de neblina cósmica americana, con Gram Parsons o Glen Campbell como referentes, su cuarto álbum en sus 15 años de trayectoria, Double Life, los aleja de ese folk de raíces norteamericano para ubicarlos más en un pop cercano al de la Costa Oeste de los años 70.
Double Life (Vida doble) se inicia con un ritmo potente, brillantes arpegios de piano y una guitarra de acero con pedal en el tema de apertura, “Trying to Steal a Smile” (“Tratando de robar una sonrisa”). Parece una encarnación de la banda más edificante y relajada. Puede que a ello hayan contribuido los seis años transcurridos desde su anterior entrega, Can You Really Find Me, de 2019. Allí había ya alguna incursión en la electrónica lánguida para adornar sus reflexiones, pero ahora se han lanzado a abrazar los sintetizadores sin remilgos, en lo que parece un forcejeo entre la serenidad y la plenitud de la vida.
No sorprende que cada riff de guitarra brille con fuerza, Así, los de “Daytona” brillan como estrellas, como si el grupo irradiara un optimismo idealista por el futuro. La desbordante “Hold on to Tonight” es la canción estrella del álbum, que se acompaña de otras logradas como la vibrante y percusiva “Almost Perfect” o la melódica “White Liquor”. No obstante, y aunque sus canciones se sientan cálidas al tacto, siempre dejan traslucir una frialdad subyacente.
En esta ocasión, la incesante superposición de adornos de la década de los 70, a lo largo de los 40 minutos de duración, hace que los deslumbrantes fondos eclipsen la vulnerabilidad de su líder y compositor, John Pelant, restándole algo de autenticidad: sin ir más lejos, “The Abduction” no es más que una versión algo más acelerada de “State Sponsored Psychosis”. Al final, con “Desperation”, entre Mercury Rev y Tame Impala, el grupo de Minneapolis sí parece despegar hacia el futuro encontrando nuevas vías.
