MAC DEMARCO: Guitar

MAC DEMARCO: Guitar (Mac’s Record Label-Virgin)

Por si quedase alguna duda tras escucharlo y echar un ojo a su portada, Mac DeMarco ha titulado su nuevo álbum Guitarra. De hecho, la edición física incluye una púa de guitarra. Además, en la imagen de su cubierta DeMarco aparece sentado en el sofá de su casa. Tiene una guitarra en el regazo y un perrito yace a su lado. No lo vemos con claridad, pero parece que DeMarco lleva pantuflas. Es un ambiente hogareño.

De nuevo, la explicación se vuelve redundante: las canciones de su sexto álbum, las ha grabado completamente solo, en su propia casa, produciéndolas él mismo. Seguro que en este caso ningún vecino se ha quejado: DeMarco canta con una voz modesta, tocando la guitarra casi con delicadeza, sonando minimalista, como en buena parte de su producción, adepto a la baja fidelidad, como si se tratase de maquetas.

Lo primero que se descubre en esta ocasión es que ninguna de las diez canciones tiene una introducción. “Shining”, el tema que abre este trabajo, es tan cálido que casi puedes sentir el sol. Mac DeMarco canta con una belleza y delicadeza tal que parece estar proponiéndose al título de cantante más encantador del hemisferio occidental.

En varias de las canciones de este disco se evidencia la esperanza de restaurar una relación rota. Se dice que DeMarco grabó primero otro álbum, Hear The Music, que no ha visto la luz. Se supone que una ruptura amorosa motivó esta decisión y de ahí frases como “Lanzando hechizos y cantando canciones tontas” (en “Phantom”), “Más dulce, esta vez será más dulce, mucho más dulce” (en “Sweeter”) o “Quizás te habrías aliviado la carga y dejado de mentir” (en “Nightmare”).

Ese sentimiento no invade todo el disco: “Rock and Roll” parece hacer referencia a su debut, Rock and Roll Night Club (2012), donde el solo de guitarra parece conducirla a otro lugar respecto al resto. La melodía más hermosa del álbum se esconde en “Home”, junto con una acertada línea de bajo, evocando directamente a The Beatles. Algo parecido sucede en “Nothing At All”, donde deja que su guitarra le responda en como si le estuviera cantando. Una delicia.

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