JENS LEKMAN: Songs for Other People’s Weddings

JENS LEKMAN: Songs for Other People’s Weddings (Secretly Canadian-Popstock!)

Bien curioso el trabajo extracurricular del sueco Jens Lekman. Sus años como cantante de bodas parten de la canción “If You Ever Need a Stranger (To Sing at a Wedding)” (“Si alguna vez necesitas un extraño (que cante en una boda)”) de su álbum de debut de 2004, When I Wanted to Be Your Dog. Sus fans la tomaron la palabra y no pudieron rechazar la oferta: desde entonces, ha actuado en 132 bodas -seguramente alguna más cuando se publiquen estas líneas-.

Parte de esas experiencias las recopila ahora en Songs for Other People’s Weddings (Canciones para bodas de otros). No se conforma con ello, sino que publica al mismo tiempo una novela con el mismo título, escrita con David Levithan. El libro narra la relación entre el cantante de bodas J y su novia V, representada en el disco en cuatro de sus canciones por la cantante Matilda Sargren. En esta historia tan autobiográfica como ficticia, Lekman aprovecha para aportar su propia visión “Cuando eres cantante de bodas, no eres la estrella de la noche / El foco no está sobre ti, tu lugar está a un lado / Pero puedes ser un observador”, asegura en el corte de apertura, “The First Lovesong” (“La primera canción de amor”).

Lekman amplía aquí su paleta musical, como si este álbum conceptual requiriera un traje más grande. El single “Candy from a Stranger” se acerca a The New Radicals. “Increasingly Obsolete” termina sonando a euro disco de antaño. “On a Pier, on the Hudson” es la versión particular de Lekman del house. El disco se abre y se cierra con pop de cámara en “The First Lovesong” y “The Last Lovesong”.

La inspiración parte de álbumes con historias continuas como A Grand Don’t Come for Free de The Streets o Watertown de Frank Sinatra. Cuando a sus 44 años su voz oscila entre el barítono y el tenor, semeja ser el Sinatra andrógino de Suecia. Como observador, Lekman es brillante. Como un hábil reportero, nos lleva tras las bambalinas de este ejercicio de meta-pop. Instala su equipo. Charla un poco con el oficiante. Escucha los discursos y aprende de las lecciones de vida de otras personas. “Lo único por lo que vale la pena derretir glaciares eres tú”, asegura en “Got JFK”. Solo un romántico empedernido, crecido en la marmita del mejor pop, puede hacer canciones así.

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