INDIGO DE SOUZA: Precipice
INDIGO DE SOUZA: Precipice (Loma/Concord-Music as Usual)
Ha perdido parte de su faceta más áspera. No hay más que recordar las canciones que cerraban sus anteriores trabajos. En “Younger & Dumber” (“Más joven y más estúpida”), la asombrosa canción final de All of This Will End (Todo esto terminará) de 2023, forzaba su voz hasta que el indicio de temblor que siempre está presente en sus canciones se convertía en una tormenta de fuego cabalgando sobre una guitarra slide quejumbrosa en sus instantes finales. “Kill Me” (“Mátame”), que cerraba Any Shape You Take (Cualquier forma que adoptes) de 2021, concluía con de Souza aullando sobre acordes postpunk contundentes.
El cuarto disco de Indigo de Souza tiene su origen a finales de 2024, cuando el huracán Helene azotó la costa este de Estados Unidos. Aunque las canciones que había estado componiendo mostraban una cierta complacencia ante los cambios vividos en su vida, buena parte mudó cuando su casa acabó inundada y perdió buena parte de sus pertenencias, con lo que escribió otro álbum completo.
En esta ocasión ha trabajado con Elliott Kozel (SZA, Yves Tumor, Finneas…), con lo que se le podría imputar a él su acercamiento más claro al pop que en anteriores trabajos, pero lo cierto es que All of This Will End ya apuntaba en cierto modo en esa dirección. Precipice (Precipicio) es su lógica continuación. Es, sí, su disco más calmado y electrónico, algo que ya se podía aventurar en canciones precedentes como “Smog” o “17”, así como en el EP Wholesome Evil Fantasy del año pasado, que hizo de puente entre ambas facetas de su música, o su versión de “Ivy” de Frank Ocean.
“La vida se siente como estar siempre al borde de algo sin saber qué es ese algo. La música me da formas de canalizar esa sensación, de avanzar en nuevas direcciones”, es la explicación que ha dado su autora de este relativo cambio en su música. Puede haber perdido aquella crudeza de antaño, pero una parte de sus nuevas canciones suenan igualmente brillantes, como “Heartthrob”, “Be Like Water”, “Crying over Nothing”, “Pass It By”, “Dinner” o “Not Afraid”, en la que concluya, más esperanzada que otra cosa, que “Ya no tengo miedo de morir / Tampoco tengo miedo de vivir”. Sin duda, la mejor forma de enfrentarse al precipicio.