Fuerteventura en Música 2025

Fuerteventura en Música 2025 (Playa de la Concha, El Cotillo, Fuerteventura, 4 y 5 de julio, 2025)

Kraak & Smaak

Cuando la cantante principal deja en manos de sus dos coristas momentos álgidos de su espectáculo, es que confía en lo que se trae entre manos y sabe que son cartas igualmente ganadoras. Evidentemente, si la primera se lanza con una versión de “Doo Wop (That Thing)” de Lauryn Hill y la segunda ataca “The First Time Ever I Saw Your Face” de Ewan MacColl, popularizada por Roberta Flack -y, curiosamente, también versionada en directo en su día por Lauryn Hill-, el éxito está asegurado. Pero es que la misma respuesta obtuvo con sus propias canciones. Hablamos de la gran dama del reggae-soul de Trinidad y Tobago, Queen Omega & The Royal Souls, una de las protagonistas de la noche del sábado del Festival gratuito Fuerteventura en Música, que tuvo lugar el pasado fin de semana en la Playa de la Concha de El Cotillo, en la isla canaria.

El certamen, que se viene celebrando desde 2004, cuenta con el respaldo del público majorero y, también, de espectadores venidos desde otras islas y la Península. Les atrae un cartel heterogéneo pero unido por la energía y el marcado carácter bailable de la práctica totalidad de sus propuestas, que este año encontraban una cierta revitalización al contar con una nueva dirección artística. La línea de continuidad entre las diferentes actuaciones podemos ubicarla con DJ Carballeira, proponiendo una selección siempre sorprendente y aleccionadora, que pasaba sin prejuicios de The Coasters a Indian Vibes (el proyecto casi anónimo de Paul Weller para hacer música india) y, después, a los africanos Zoufris Maracas, por poner un ejemplo de tantos.

G-5

Esta decimonovena edición se abrió precisamente el viernes con el majorero de mayor proyección en nuestro país, Fajardo, aunque en este caso formando parte de su proyecto Rabiche, acompañado de otros cinco músicos, entre ellos Diego Hernández (de la banda The Conqueror) y la colaboración ocasional al saxo de Alba Gil Aceytuno. La banda, con el nombre de una de las dos aves endémicas de las Canarias, llevó sus pasajes bucólicos, entre el folk rock y el slowcore, a la arena donde Fajardo aseguró que había bautizado a sus hijos, todo bajo la presencia de principio a fin de la bandera de Palestina.

La argentina Natalia Doco, afincada en París, agradecía a continuación poder expresarse en su lengua, y de esa afirmación se intuye que el grueso de sus conciertos son en Francia. Fue la suya una actuación reivindicativa del ancestral poder femenino, que partía del folclore latinoamericano para acercarse a sonoridades más actuales, solo interrumpida por un problema puntual con el sonido de su guitarra que rompió momentáneamente la conexión casi espiritual con el público a primera hora de la noche, tras ponerse el sol.

Queen Omega & The Royal Souls

El momento esperado del viernes llegó con el G-5. Sí, la formación que hace casi 20 años grabó Tucaratupapi (Kiko Veneno, Muchachito Bombo Infierno, Tomasito, Diego Ratón y El Canijo) iniciaba aquí la gira de su segundo álbum recién publicado –El que quiera dormir que se compre una colchoneta-, producto de un encuentro de hace unos meses donde las canciones fluyeron de nuevo, al igual que la guasa, el desfase y el buen humor que destilaron en este concierto. Enfundados en trajes de presidarios al inicio, y al final vestidos como si se tratase de una nueva encarnación de Village People, el quinteto lo disfrutó tanto o más que los propios espectadores, como si se tratase de una improvisada actuación en la feria de Córdoba, los Carnavales de Cádiz o, más bien, en el porche de la casa de cualquiera de ellos. Tanto el público como el propio Tomasito acabaron surfeando o siendo empujados en colchonetas de playa que ellos mismos lanzaron a las primeras filas.

Los aires más latinos, mezclados con los ritmos electrónicos, llegaron con Calle Mambo, que presentaba su nuevo y tercer álbum, Retumba la tierra. La propuesta chilena se vio reforzada en esta ocasión por la poderosa y empoderadora presencia de la cantante Cosmika. De los 14.000 espectadores que pasaron por el festival el fin de semana y todos los artistas que se subieron al escenario, nadie se entregó tan a fondo como ella, sin un segundo de respiro y un estado de permanente tensión. Intriga saber cómo sería el bajón posterior tras esa imparable descarga de adrenalina.

Roy Paci & Aretuska

El cierre el viernes correspondió a Lehmanns Brothers, los franceses de Angulema que hacen del funk bandera, con elementos ocasionales de jazz, hip hop o nu-soul. Iniciando su concierto como si fueran el mismo Prince, y mostrando luego ramalazos a los Stevie Wonder, los cuatro músicos semejan ser el perfecto complemento al servicio de su líder, el teclista y cantante Julian Anglade, que da la impresión en todo momento de ser quien tiene claro por dónde debe conducirse la formación.

El sábado se inició, al igual que el viernes, con otro originario de la isla, en este caso David El Majorero, virtuoso del timple, instrumento canario. Al frente de la banda Contraventura, mientras la arena de la playa iba recibiendo a los primeros espectadores, reivindicó la identidad canaria y agradeció a las instituciones que hagan posible un festival así.

Natalia Doco

Roy Paci, quien en su día acompañó a Manu Chao, subió las revoluciones al frente de ese combo imparable llegado desde Sicilia y que responde al nombre de Roy Paci & Aretuska. Ska, rhythm & blues, reggae o rumba entran en su explosiva coctelera, propulsada por una sección de viento imparable que invitaba al baile continuo. No obstante, también tuvo un momento reivindicativo en contra de las oligarquías que dirigen nuestros destinos.

Tras la ya citada Queen Omega & The Royal Souls compareció en escena Alex Guillán con su proyecto Baiuca, o sea, donde el folk gallego se encuentra con los ritmos electrónicos. Su propuesta en directo se venía defendiendo hasta ahora con la presencia de las voces de Andrea y Alejandra Montero y el respetado músico en el ámbito del folk Xosé Lois Romero. Ahora le suma la también desbordada voz de Antía Muiño y las imágenes de Adrián Canoura, con lo que gana empaque y rotundidad. La parte final se asemejó a una fiesta popular en la que participan todos los vecinos, trasladada de una romería gallega a la costa majorera.

El final lo pusieron los holandeses Kraak & Smaak, en una onda funk similar a la de Lehmmans Brothers la noche anterior. En este caso aparecían reforzados por una colaboración femenina rabiosa, al igual que Calle Mambo, la de la cantante Berenice Van Leer. Fueron un buen broche final para este festival desprejuiciado, plural y gozoso que tiene detrás un pasado consistente y un presente exitoso para marcar el camino a nuevas alturas.

Texto y fotos: Xavier Valiño

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