ETHEL CAIN: Willoughby Tucker, I’ll Always Love You
ETHEL CAIN: Willoughby Tucker, I’ll Always Love You (Daughters of Cain)
Algunos discos precisan de un manual para comprenderlos e, incluso con ese manual, no es tarea fácil. Willoughby Tucker, I’ll Always Love You, de Ethel Cain, entra en esa categoría. Podemos ayudarnos, eso sí, de algunas pistas que nos sirvan para desbrozar el terreno. La más importante es que Ethel Cain, en realidad la creación de Hayden Silas Anhedönia, sorprendió al mundo de la música con su debut de 2022, Preacher’s Daughter (La hija del predicador), donde relataba la historia de una joven y sus experiencias al crecer en una comunidad estrictamente religiosa en los Estados Unidos.
Willoughby Tucker, I’ll Always Love You (Willoughby Tucker, I’ll Always Love You ) sería realmente la secuela o, más bien, la precuela, conduciéndonos tiempo atrás a su adolescencia y juventud, marcada por su amor a un joven de nombre Willoughby Tucker. La descripción de esos años y esos sentimientos, traumas o miedos llega servida en diez composiciones principalmente lentas, reflexivas, a menudo sombrías, en parte instrumentales -más de un tercio del disco-, largas -en algún caso, hasta los 15 minutos- y cargadas de monólogos interiores meditativos, pero sobre todo, hermosas y emotivas
Despojado de todo antecedente, el álbum se puede disfrutar igualmente, del anzuelo pop de “Fuck Me Eyes” (que recuerda por momentos a “Bette Davis Eyes” de Kim Carnes) al el country virtuoso de “Nettles”, pasando por el pop ensoñador y oscuro de “Dust Bowl” o “Willoughby’s Theme”, los temas épicos, complejos y prolongados (“Waco, Texas”, la gran “Tempest”), un momentos ambiental como “Radio Towers”, el espléndido trabajo a la guitarra de “A Knock at the Door”…
Tras el mencionado debut y el mucho más experimental Perverts de principios de este año, parece ser que la era Ethel Cain llega a su fin. Podemos interpretar la trilogía como una novela desgarradora sobre una joven enamorada de todos sus demonios y frustraciones, que vive en un mundo restringido y distorsionado por la religión. Anhedönia ha dejado caer en más de una ocasión su intención de escribir libros y dirigir películas sobre Ethel Cain. Lo que ha mostrado hasta ahora en sus canciones es un material único, perfecto para ese propósito. Eso sí: no debería por ello dejar la parte más conocida hasta ahora -y la única- de su faceta artística.