WAGON COOKIN’

 

Wagon Cookin’, delicias tropicales

wagon cookin 

        Wagon Cookin’ es el proyecto de los hermanos Garayalde, Xavier (Pamplona, 8 de septiembre de 1972) y Luis (Pamplona, 14 de junio de 1976). Estos dos inquietos francotiradores musicales y gastronómicos iniciaron su formación musical en el Conservatorio Pablo Sarasate de su ciudad natal, donde ejercía de catedrático de saxofón su padre, Javier Garayalde, uno de los músicos más prestigiosos del país, presente en decenas de grabaciones importantes del jazz y el pop nacionales. 

        Mientras avanzaban en el estudio de la armonía, el solfeo y el piano, Xavi se especializaba en percusión y Luis en fagot, y ambos aprendían los secretos del jazz y de la música moderna practicando en distintas formaciones de jazz locales, como baterista y bajista respectivamente. Igual que los cantantes de soul americanos, crecidos en el gospel y en las tradiciones familiares, los hermanos Garayalde siempre supieron que serían músicos: “Nuestro mejor y más constante maestro siempre fue nuestro padre y aún lo sigue siendo; toca en nuestros discos, nos acompaña en nuestros conciertos, nos enseña constantemente”. 

        Hace una década profundizaron en el estudio de técnicas relacionadas con la música y la tecnología, y perfeccionaron sus habilidades en la producción, mientras se dejaban seducir por los sonidos orgánicos y mestizos de Stevie Wonder (el álbum Hotter Than July fue su santo y seña durante años), Billy Cobham, Earth, Wind & Fire y Herbie Hancock. Conscientes de haber cumplido un ciclo, decidieron recluirse en un viejo vagón de la Compañía de Ferrocarriles Portugueses que había heredado su familia y se encontraba aparcado junto a una garganta de agua, al pie de la sierra de Gredos. Allí continuaron aprendiendo y componiendo y, casi sin darse cuenta, encontraron un nombre para su proyecto, mezclando sus dos grandes pasiones, la música y la cocina: “De repente, nos dimos cuenta de que nuestra vida cotidiana se reducía a cocinar y producir música en un vagón. No nos convenció nuestro primer nombre, Way Out, y lo cambiamos por Wagon Cookin’”. 

        Como tales, diversificaron su talento en remezclas y colaboraciones con otros artistas de la escena del jazz bailable, el house y el soul europeo. En poco más de doce meses publicaron seis maxis que lograron crearles una aureola de culto entre los adeptos al underground dance y en la primavera del año 2002 debutaron con un primer CD, titulado Appetizers en referencia a su propio sello discográfico. Fueron muy bien recibidos por la crítica y el público de numeroso festivales veraniegos y triunfaron en el prestigioso Sónar de Barcelona con piezas hipnóticas como “Mar”, interpretada en la parte vocal por la brasileña Fernanda Cabral, que recibió encendidos elogios de gurús de la pista de baile como Gilles Peterson, Russ Dewbury o Rainer Trüby. 

        Luego, imprimieron un sorprendente giro a su existencia y emigraron a Salvador de Bahía en busca de nuevas sensaciones y nuevas inspiraciones. Publicaron un segundo CD de rarezas, remezclas y singles variados (Assorted Cookin’) y ahora entregan su tercer trabajo, Everyday Life, el primero concebido como un álbum de principio a fin, fruto de su estancia en Bahía y de su envidiable curiosidad musical, que ha encontrado en aquellas tierras tropicales una irresistible fuente de inspiración. 

¿Por qué os marchasteis a vivir a Brasil hace un año? ¿Pensáis quedaros allí mucho tiempo?

– Teníamos muchas ganas de plantearnos un cambio que nos aportase nuevas sensaciones y siempre habíamos tenido en mente venir a Brasil. Estábamos convencidos de que íbamos a encontrar nuevos colores para nuestra música ya que, en concreto Salvador tiene gran cantidad de culturas mixturadas. No tenemos una idea precisa del tiempo que estaremos en Brasil, lo iremos decidiendo sobre la marcha. 

¿Es de verdad tan efervescente el ambiente musical de Salvador de Bahía como lo parece a distancia?

– Sí, allí tienen un montón de grupos afro que realizan también una gran labor social con la juventud, otros grupos de rock que combinan lo afro con el hip hop, etc. Hay bastantes músicos y espectáculos de jazz y bossa. Desde luego, es una ciudad con bastante ambiente musical, muy efervescente en el verano hasta el carnaval, que es cuando explota en mil colores y es digno de ver y de vivir. 

¿Qué opinión tenéis de Gilberto Gil y de su labor como Ministro de Cultura?

– Por supuesto, se trata de uno de los músicos más importantes que ha dado Bahía, como Caetano, como Carlinhos Brown o Rosa Passos. Nos encanta su trabajo. Para el papel de ministro de Cultura siempre es preferible un músico, que siempre tendrá mayor sensibilidad hacia las producciones artísticas, sean de cine, de teatro o de cualquier otra disciplina. El problema al que se enfrenta Gilberto Gil es que le ha tocado dirigir la Cultura en un país de 170 millones de habitantes, donde está casi todo por hacer. 

Vivís ahora en un país con una enorme ebullición política, como la España de las últimas semanas. ¿Se nota eso en la calle, en la manera de hacer música?

– No, el problema es que los cambios para bien tardan en notarse y hasta entonces, se diluyen en los demás problemas, así que no afectan de manera apreciable. Sí, en cambio, afectan los cambios para mal, como lo ocurrido en España el 11 de marzo. En pocos segundos, el fanatismo destruye muchas vidas. 

¿Qué ha sido del viejo vagón de La Adrada donde os reuníais para escribir canciones, cocinar y grabar? Imagino que ese Little Wagon Studio donde habéis grabado Everyday Life será un homenaje a aquel lugar…

– Sí, el Little Wagon Studio nació como un homenaje a nuestro vagón de La Adrada, que es donde nació el proyecto Wagon Cookin’. Lo que ocurre es que para crecer en nuestro proceso creativo, necesariamente tuvimos que optar por buscar nuevos escenarios de inspiración y encuentros. Ahora, nuestro pequeño vagón estudio tiene unas magníficas vistas a la bahía de Salvador. Nuestro medio de locomoción es más un barco que un tren. 

Appetizers y Assorted Cookin’, vuestros dos primeros CDs, fueron en cierto modo volúmenes antológicos de materiales editados antes en maxi y otros formatos. ¿Ocurre lo mismo con el tercero, Everyday Life?

– No, en Everyday Life todos los temas están editados por primera vez y todo el álbum está compuesto en Brasil. Al contrario que en los otros dos CDs, éste lo hemos pensado con un concepto de álbum, en el cual cada tema tiene un por qué. Cada una de las canciones del disco tiene también una estrecha relación con nuestra vida cotidiana en Bahía. 

¿Editáis vosotros vuestros discos en Brasil de manera independiente?

– Ahora ya tenemos opciones reales, estamos justo en el momento en que las cosas empiezan a definirse en positivo. Tenemos toda la confianza puesta en nuestra discográfica y en la opción de Warner como prioridad tanto para Brasil como para el resto del mundo. 

¿Qué tal funcionáis en otros países de América Latina?

– Ya se editó Appetizers en México, y desde allí llegó importado a muchos otros países, incluido Brasil. 

¿Vais a montar una banda más o menos estable para presentar  el CD en directo este verano en Europa?

– No hemos tenido tiempo para llegar con la banda al circuito de este verano, pero vamos a tener presencia como DJs presentando el álbum y trabajando en remezclas con gente como Little Louie Vega, de Masters At Work, o Jorge Drexler… Confiamos en tener preparada la banda al completo para actuar en directo después del verano. 

¿El título del álbum, Everyday Life, es tan sólo autobiográfico o hay algo más?

– Es autobiográfico, pero también se refiere al día a día de los demás. Cada cual puede interpretarlo según sus circunstancias personales. 

¿Habéis triunfado también en Brasil con vuestras habilidades culinarias? ¿Os habéis dejado seducir por la gastronomía? ¿Alguna receta especial?

– Nos hemos dejado seducir por todo lo que ofrece el calor tropical, y por supuesto también por su gastronomía. Una receta especial bien fresca bahiano-japonesa: “Rollitos de salmón rellenos de anguila, bañados y flambeados en Cointreau”. O ésta, muy bahiana pero con un toque específico navarro: “Feijoas verdes (alubias tipo pochas) hechas como las pochas de sanguesa”. ¡Una delicia!

Xavier Valiño

 

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