Varda, por Agnès

Varda, por Agnès

Agnès Varda (Ciné Tamaris-MK2)

 

 

“Inspiración. Creación. Compartir”. Así explica en el primer minuto de este documental la directora Agnès Varda lo que han sido las constantes y principales motivaciones de su obra como cineasta. Cuando hace tres años estrenó la luminosa y melancólica Caras y lugares, su colaboración con el artista JR y su fotomatón ambulante, aquel acontecimiento se sintió como un milagro: a sus 90 años, Varda parecía tan lúcida y viva como cuando deslumbró en 1962 al mundo del cine con su segunda película, Cleo de 5 a 7, sino más.

 

No sabemos si Varda era consciente de que estaba haciendo algo así como un David Bowie con Blackstar o un American Recordings a lo Johnny Cash cuando dos años después se puso con este documental, teniendo en cuenta que falleció nada más estrenarla, el año pasado.

 

Con ese dato, bien podría interpretarse como su testamento. Pero es que si, además, en él repasa y reevalúa toda su obra en celuloide así como sus numerosos montajes artísticos, bien parece claro que así lo entendió ella, que quería que esta fuese su última película, su legado definitivo, su clase magistral, su despedida manifestando de nuevo su compromiso con el arte y la vida, uniendo “la realidad y la representación”, como ella misma asegura hacia el final de este, su emocionado epílogo.

 

 

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