MASSIVE ATTACK MEZZANINE

Massive Attack, soberanos de los 90

 

La banda más importante de la música de baile de los 90, el grupo que grabó en 1991 el disco de soul -o como quieras llamarle- más exquisito e influyente de la historia de la música británica, está mañana sábado en el Velódromo de Anoeta. Oportunidad única de asistir a la presentación de su tercer disco, Mezzanine, el más oscuro de los tres y el primero en el que incluyen guitarras eléctricas.

 

«Si algo vale la pena hacerlo, vale la pena hacerlo despacio» 3‑D

 

          Mientras el año 90 dejaba paso al 91, por el aire corría una brisa amarga y fría. El conflicto del Golfo estaba llegando a un callejón sin salida y, entre los boletines de noticias y el creciente temor de la población, una canción ponía la acertada banda sonora al sino de los tiempos.

 

            Una voz tan hermosa y con tanta alma como la de Aretha Franklin o Billie Holiday cantaba aquello de «pistoleros y maníacos… en el show de los monstruos», reconociendo a continuación que «no puedo hacer nada», antes de darle la vuelta a tanta resignación para asegurar que «si hieres algo de lo mío, ten por seguro que me vengaré». Y, a continuación, llegaba el emocionante estribillo, más apropiado aún: «Puedes liberar el mundo, puedes liberar mi mente, siempre que mi pareja esté a salvo de cualquier daño esta noche».

Puede que no fuera escrita con la inminente guerra del Golfo en mente, pero la amarga coincidencia de la canción con el conflicto fue algo más que una casualidad. El tema era «Safe From Harm», el tercer single de la banda británica Massive Attack. A partir de ese momento se les empezó a conocer simplemente como Massive, ya que el nombre que habían escogido -Ataque Masivo- fue considerado demasiado fuerte para lo que estaba pasando en Kuwait y los bombardeos constantes a los que fueron sometidos en los primeros días. Pero incluso aunque uno se olvidara de las implicaciones de su nombre, de la letra o del idioma en el que estaba cantada, la canción todavía tocaba muchas cuerdas. Tal era el poder de su música.

 

El calor de la ansiosa voz de la cantante Shara Nelson se medía con una melodía de teclado etérea, una línea de bajo implacable, retazos de funk deformado y un rap susurrado. El constante silbido de un frío viento añadía un escalofrío literal a una canción ya de por sí emocionante. Y, a pesar de la combinación de todos estos elementos dramáticos, «Safe From Harm» fue bastante ignorada y malentendida, lo que la hizo todavía más efectiva.

 

Sólo esta canción ya habría asegurado el lugar de Massive Attack en los anales de la historia del rock, pero el hecho de que no fuera más que uno de tantos grandes momentos de sus tres discos -que tienen su punto más alto en «Unfinished Sympathy, también en su debut-, han hecho del grupo uno de los más influyentes del mundo en los últimos años.

 

Ya no es ningún secreto que en los últimos años han redefinido los límites de la música de baile. Y eso llega, hoy, mucho más lejos de los limitadores confines del sonido y la etiqueta trip‑hop que se inventó para ellos y en la que fueron pioneros. Desde entonces hemos visto como su sonido era apropiado y rehecho por cientos de grupos -Alpha, Portishead, Hooverphonic, Björk, Purple Penguin, Mono, Attica’s Blues, Archive, Morcheeba, Lamb, Crustation, Moloko, Smight & Mighty, Earthling, Urban Spices, todos los que en algún momento colaboraron con ellos…- e, incluso, por advenedizos como U2 y Madonna o las agencias de publicidad en búsqueda de campañas más efectivas.

 

 

Líneas tristes

 

Los tres miembros principales de Massive Attack se encontraron por primera vez hace tres lustros en la ciudad de Bristol, en la que formaron parte de The Wild Bunch, un colectivo muy perseguido desde entonces de rappers, músicos, pintores de graffitis y DJs que editó algunos discos como «Fucking Me Up» o «Tearing Down The Avenue» y que, poco a poco, empezó a incorporar invitados en vivo en sus actuaciones, algo muy parecido a lo que hacen hoy Massive Attack en sus discos y en sus conciertos. Allí estaban ya Robert ‘3‑D’ Del Naja, Andrew ‘Mushroom’ Vowles y Grant ‘Daddy G’ Marshall, el núcleo creativo del grupo.

 

Era 1984, y 3‑D compartía su trabajo en The Wild Bunch con servicios a la comunidad después de ser arrestado por sus graffitis, aunque, un año más tarde, su trabajo se recogió en un documental televisivo del Canal 4 británico y, desde entonces, se han hecho varias exposiciones con su obra. Después de una gira por Japón, The Wild Bunch se disolvió. Uno de sus miembros, Nellee Hooper, fundó Soul II Soul, trabajó con Björk, Madonna, U2 y Tina Turner y mantuvo la amistad con sus antiguos compañeros, produciéndoles varias canciones.

 

El grupo nació en 1987 con la idea de crear música para exposiciones multi-media, después de recibir la visita de una Federación Americana de Graffitti. El momento era propicio para su aparición y en 1990 ve la luz su primer single, «Daydreaming», con la elegante voz de Shara Nelson y el rapeado callejero de Tricky, al que siguieron «Unfinished Sympathy» y «Safe From Harm». La relación con Neneh Cherry les llevó a conocer a Cameron McVey, quien produjo su álbum de debut, Blue Lines -1991-, que superó todas las expectativas generadas y recibió un unánime respaldo crítico y de la escena de la música de baile, para acabar siendo considerado el disco más decisivo de la década.   

 

Protección

 

Con aquel primer disco quedaron definidas las coordenadas de un sonido que consigue fusionar -entre otros- una gran influencia del dub y del reggae con voces soul, ritmos cortantes de hip‑hop y colchones orquestales atmosféricos. No es música creada expresamente para bailar, sino que uno puede sentarse, tumbarse o desparramarse en un sillón y, sobre todo, escuchar atentamente.

 

Para ellos se inventó el término trip-hop, una palabra que sirvió para que muchos se sumaran al carro, pero de la ellos mismos consiguieron probar, más adelante, lo limitada que se les quedaba. No fue con Protection, un disco ya de nuevo con el nombre completo de Massive Attack, muy por encima del nivel de todos sus seguidores, pero que incidía en la vertiente más lánguida de su música, a base de arreglos orquestales -magistrales en «Sly»- voces femeninas -Tracey Thorn de Everything But The Girl, la nigeriana Nicolette- y la sensualidad, de nuevo, del veterano cantante de reggae Horace Andy.

 

No contentos con esa interpretación de su música, y también para cubrir los meses de espera hasta la aparición de nuevo material suyo, dejaron las canciones en las manos del mago del dub The Mad Proffesor, que reconstruyó el disco totalmente titulándolo No Protection.

 

 

Entresuelos

Este año ha visto la edición de Mezzanine, el OK Computer de la escena de baile. El acostumbrado sonido hipnótico y sensual gana en densidad, dejando atrás definitivamente el trip-hop, y se vuelve más oscuro con el tratamiento de las guitarras y su ambiente psicótico y opresivo, entre samplers de The Cure y The Velvet Underground y ritmos tomados de Bo Didley. O sea, la banda sonora perfecta para una pesadilla. Ya las entrevistas de presentación hablaban de hoteles, viajes, los problemas causados por las giras recientes y las dificultades de soportarse entre ellos mucho más tiempo.

 

Queda abierta la posibilidad, muchas veces comentada, de remezclar el último disco de Radiohead, aunque mientras tanto se dedican a llevar su propio sello, Melankolic Records, en el que hasta ahora han hecho una exquisita selección de artistas: los delicados Alpha, el arreglista orquestal Craig Armstrong, el rapero soul Lewis Parker y su propio colaborador Horace Andy.

 

Tocados por la mano de Dios

 

Los 90 no han sido sólo de Massive Attack, sino también de todos los que en algún momento han tenido alguna relación con ellos. Goldie, por ejemplo, fue colaborador de 3D en sus graffittis de principios de los 80 y ahora ha acabado convirtiéndose en rey absoluto del jungle con sus dos discos Timeless y Saturnz Return.

 

Fuera del trío principal, una única persona ha colaborado en los tres discos del grupo y en todos sus conciertos: él es Horace Andy, una leyenda viva del reggae jamaicano de los 70 que acabó viviendo en Bristol. Massive Attack se han servido de su voz, demostrando de dónde vienen sus influencias, al tiempo que editaron en su sello Melankolic una antología de las canciones de Horace Andy, Skylarking. Shara Nelson, la voz femenina de su Blue Lines, su debut, editó después dos discos de soul más convencional, aunque con la lección de los arreglos orquestales bien aprendida, What Silence Knows y Friendly Fire.

 

Las otras dos grandes estrellas del trip-hop también tuvieron lazos con el grupo. Tricky puso buena parte de los recitados en los dos primeros discos, antes de desmarcarse del grupo, editar Maxinquaye, muy cercano al sonido Massive Attack y descolgarse definitivamente con otros dos discos muchos más claustrofóbicos e inclasificables, Pre-Millenium Tension y Angels With Dirty Faces. El mismo camino recorrieron Portishead de su primer a su segundo disco –Dummy y Portishead-, después de haber coqueteado con Massive Attack y las remezclas mutuas en los primeros tiempos. 

En el segundo disco de los de Bristol, Protection, la voz femenina la ponía Tracey Thorn de Everything But The Girl, que vio como la carrera del grupo que lidera con Ben Watt tomaba nueva vida al abrazar sonidos más bailables en Walking Wounded. También estaba en aquel disco la nigeriana Nicolette, con una voz similar a la de Billie Holiday, que había editado un ignorado disco de baladas emocionantes, Now Is Early, y que encontró mayor repercusión para su segundo y más abierto a la experimentación Let No One Live Free Rent In Your Heart.

 

          Arreglistas y productores como Nellee Hooper y Craig Armstrong también incrementaron su trabajo o grabaron sus primeros discos y hasta Madonna, después de llamarlos para que le ayudaran en la versión del «I Want You» de Marvin Gaye, firmó su mejor disco, Ray Of Light.

 

Tan sólo las dos vocalistas femeninas de su último disco Mezzanine siguen donde estaban. Elizabeth Fraser de The Cocteau Twins tampoco necesitaba un nuevo impulso a su larga carrera, mientras que Sarah J sigue girando con ellos, sin tener aún vida musical propia. Hasta ahora.

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