ULTRASONICA ARTÍCULOS 1995 VAN MORRISON

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1995 VAN MORRISON

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 1995


Van Morrison, en días como éstos

 

 

 

            No es que sea un tipo huraño. El negocio nunca ha ido con él. Aunque las discográficas tampoco tienen mucho que criticarle. No pueden vender su sonrisa -nunca la hubo- ni su imagen: sólo tienen su retrato con cuentagotas.

 

            En lo que realmente importa, su obra, no puede haber queja. Después de veinticinco discos, el balance es asombroso: su generoso abanico de sonidos condensa lo mejor de la música negra y las raíces irlandesas, afirmando una y otra vez su independencia y su intimidad frente a las redes y a las presiones de la industria y los medios de comunicación. Su palabra está en sus canciones, y cada disco es una demostración de como mantenerla intacta.

 

            La voz más negra del rock blanco, George Ivan Morrison, se encontró desde siempre en un mundo extraño, desde que nació en Belfast en 1945. Influenciado por el soul, el jazz y el rhythm & blues, es uno de los pocos artistas de rock que pueden exprimir el legado de un estilo personal y único, de notable influencia en los músicos de varias generaciones.

 

            Después de treinta años, el león de Belfast mantiene un rugido tan conmovedor como brillante, tanto en sus grabaciones como en sus apariciones en vivo, casi siempre tan imprevisibles como su carácter. Su singular voz es capaz de transmitir vibraciones sólo reconocibles en los cantantes de color.

 

            Sus orígenes musicales se remontan a los primeros años 60, pisando los escenarios antes de cumplir los quince años. Poco después formaba parte imprescindible de los legendarios Them, componiendo para ellos clásicos del rock como "Gloria", "Baby Please Don’t Go" o "Here Comes The Night".

 

            El mundo de las estrellas y los grupos de rock siempre le fue ajeno al irlandés errante. De ahí que el siguiente paso fuera tan lógico: enfrentarse sin acompañamiento a sus propios temores. En solitario llegaron un buen montón de discos, algunos tan imprescindibles como los dos primeros, Astral Weeks y Moondance, o el disco en directo del 73, It’s Too Late To Stop Now, uno de los trabajos en vivo más inquietantes que se puedan escuchar.

 

            Todo su repertorio puede ser visto como una unidad, resultado de un conglomerado de influencias: el mundo celta de sus antepasados, la expresividad del soul, el desarraigo de un mundo en descomposición y la inspiración de los poetas visionarios. Tan necesitado ha estado de encontrar un lugar propio que dio nombre a su propio mundo: Caledonia, un lugar imaginario donde dejar trazos de su tortuosa vida sentimental y de sus dudas espirituales, y que también sirvió par dar nombre a una de sus más famosas bandas de acompañamiento, la Caledonia Soul Orchestra.

 

            Desde el 89 no dejan de llover los clásicos: Avalon Sunset, Enlightment y el imprescindible doble álbum Hymns To The Silence, un apasionado recorrido por las calles y las emisoras de radio que fueron testigos de su adolescencia. A continuación hubo tiempo para el reencuentro con John Lee Hooker y el blues en Too Long In Exile y para un nuevo directo A Night In San Francisco. Incluso hizo un hueco el año pasado para supervisar su propio tributo, No Prima Donna.

 

 

            Days Like This es otra buena muestra de ese estilo único y de la continuidad de su obra en los 90. Esta vez la estabilidad sentimental se pregona desde la portada, al lado de la periodista Michelle Roca, su compañera desde el día en que se conocieron en una entrevista, y en viñetas soleadas como "Perfect Fit", "In The Afternoon" o el corte que le da título.

 

            En contrapartida, las dudas resurgen y oscurecen el tono, como en la dulce pero sombría "Underlying Depression" y en la triste "Melancholia". Entre los surcos también se puede rastrear la reafirmación frente a las dudas espirituales del pasado y la recuperación del gospel que acompañó parte del recorrido por los 80, como en "No Religion". Ray Charles tiene un nuevo homenaje en "You Don’t Know Me", un emocionado dueto de Van Morrison con su hija Shana. Y los clásicos son reincorporados al repertorio con la versión de "I’ll Never Be Free", una canción de los años 40.

 

            Puede que alguna de estas nuevas canciones se haya sumado ya a la interminable lista de canciones intemporales que llevan su firma. "Ancient Highway" parece ser aquí la se gana a pulso tal honor. Ocho minutos que envuelven una confesión espiritual sobre un excelso muro de misticismo celta: vientos desbocados, un órgano envolvente y coros casi celestiales.

 

Xavier Valiño

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