ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ELVIS COSTELLO

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ELVIS COSTELLO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Elvis Costello, sucesos inesperados

 

 

          El compositor más completo del pop posterior al punk está feliz. Tiene motivos. Painted From Memory, su sedosa colaboración con el mítico compositor Burt Bacharach, consiguió el consenso crítico y comercial. Y, ahora, una de las canciones de aquellas sesiones, la adorable balada “She”, ha trepado a lo alto de las listas británicas tras ser incluida en la banda sonora de Notting Hill. El éxito ha sido tal que ha provocado la edición de The Very Best Of Elvis Costello, un disco esclarecedor que repasa su versátil carrera.

 

          Elvis tiene mucho que contar. Pocos han retratado con tanta amargura la vida cotidiana en el Reino Unido y los recovecos del alma humana. Desde 1977, cuando Nick Lowe le produjo My Aim Is True, Costello ha dado retorcidas piruetas musicales y derribado todo tipo de barreras estilísticas. Sus más de veinte discos se identifican con la new wave, el pop sofisticado, el soul, el country, el folk, el jazz o la música de cámara, un universo que conoce bien gracias a sus colaboraciones con el Brodsky Quartet y su actividad como organizador del festival Meltdown.

 

          Por si fuera poco, ha actuado con personalidades tan dispares como los Chieftains y Count Basie, ha compuesto para la Filarmónica de Londres, producido a decenas de artistas, colaborado con Paul McCartney o el guitarrista de jazz Bill Frisell, cantado con el mismísimo Tony Bennet y disfrutado con las interpretaciones que los artistas más variados han hecho de su material. Todo esto al margen de sus múltiples trabajos para películas.

 

          Rara vez se repite: la industria lo sabe, y por eso disfruta de un contrato innovador con Mercury que le permite editar discos en varios sellos de la multinacional en función del género que explore. Habla quien ha logrado el milagro de desbancar a Ricky Martin con una canción de Charles Aznavour.

 

¿Este éxito te ha pillado por sorpresa?

          – Bueno, he tenido bastantes éxitos en mi carrera, aunque éste ha llegado en un momento especial. Pero el éxito no es nunca un problema, te acostumbras rápido a él. El problema es que tus discos no sean suficientemente buenos o que la gente se acostumbre a ti y dejes de sorprender. Sigo teniendo como máxima hacer siempre cosas diferentes. Me gusta el riesgo, la aventura. ¿En qué sentido decías lo del éxito?

 

Bueno, no debe de ser fácil triunfar en el Reino Unido con un viejo terna de Charles Aznavour…

          – Sí, sobre todo porque ese tipo de canciones suelen estar vetadas en la radio. Estamos llegando a un punto en que la mejor música es un poco rara. Es comprensible: se trata de vender, como ocurre con cualquier otro producto. Todo tiende a ser joven, fresco, instantáneo, brutal e inofensivo. Con el tiempo, los artistas veteranos nos convertirnos en una especie de viejos cuadros que sólo puedes ver si vas a un museo o a un lugar concreto. Y eso nos beneficia en parte, porque el arte siempre ha estado en reductos. Así que no deja de ser un poco delirante que una canción de Aznavour suene a todas horas en la radio. En cualquier caso, creo que el público está ahora más preparado para aceptarme como baladista que hace quince años.

 

Sí, parece que tu música se ha vuelto más sofisticada, madura, compleja…

          – Bueno, durante los últimos años he estado más inmerso en la música. Cuando comencé, la letra marcaba de alguna manera la pauta. Ahora dejo que la música fluya. Creo que comencé a trabajar así a mediados de los 80, con canciones íntimas y armónicas que tenían el color en los arreglos. Esa faceta más experimental me ayudó mucho. No diría que mi música se haya hecho más compleja, sino más musical. En las últimas cinco semanas, he hecho unas 17 canciones nuevas. Algunas han quedado sofisticadas, pero no era mi intención. No trato de ser complejo.

 

¿Se te ha quedado pequeño el pop?

          – No, en absoluto. Sigo admirando su carácter pasajero y desechable, de igual manera que veo la música clásica como inmortal. Todo es cuestión de lo que consideres una composición pop. Para mí, lo que he hecho con Burt Bacharach es pop, y yo no diría que sea nada simple. El pop puede ser pobre si se limita a un simple acorde o un riff rockero, a un beat de baile o una balada melódica. Pero se debería promover una visión más amplia. El pop no es sólo Britney Spears, Offspring, Puff Daddy o Ricky Martin; es mucho más que los que tienen éxito y las malas copias que les siguen. Eso abunda demasiado. Hay que buscar un lenguaje amplio, para todo el mundo, y seguir llamándolo pop. La riqueza de la música no está representada en la radio y la televisión de hoy.

 

¿Qué te ha reportado tu trabajo con el compositor Burt Bacharach? ¿Fue difícil el colaborar con uno de tus ídolos?

          – Ha influido, sobre todo, en mi forma de componer. Me ha hecho concentrarme y tener más en cuenta los detalles. Nunca antes los había cuidado tanto. Ahora trato de adoptar ese enfoque cuando compongo para mí. A veces me costó superar la barrera de la admiración pero, luego, Burt me ayudó a desprenderme de la impaciencia del pop. De él aprendí que, como en la vida, la pasión y el drama pueden llegar poco a poco.

 

Tu lista de colaboraciones es interminable. ¿De cuáles estás más orgulloso?

          – En un primer momento, algunas me han parecido un sueño. Como cuando fui invitado a cantar con Tony Bennett y Count Basie o cuando, habiendo sido de niño un gran fan de los Beatles, me llamó Paul McCartney. Esos nombres llaman más la atención, pero he trabajado con otra gente no tan conocida que me ha enriquecido más. No sabría destacar un nombre.

 

¿Te ves reflejado en este disco de Grandes éxitos?

          – No tengo esa perspectiva tan periodística. No creo que ni siquiera las trescientas canciones que he compuesto me retraten por completo, así que me he limitado a escoger los temas relevantes en mi carrera. Sólo he supervisado la edición doble británica, porque en el resto del mundo el disco será sencillo. Preferían sacarlo por un precio más razonable, ya sabes. Obviamente, no es tan completo, no tiene tantas canciones de los años 80, pero creo que la selección es bastante buena.

 

¿Va a ser acústica tu próxima gira?

          – Sí, parecida a los conciertos que hice en Barcelona en mayo. Creo que será mi último tour de este tipo en un tiempo. Estaremos en España de nuevo. La última vez me dio pena no hacer más fechas, aunque es el país donde más ciudades he visitado.

 

¿No piensas volver con los Attractions?

          – Tras el próximo disco, me gustaría tocar las viejas canciones con una sección rítmica, pero no con los Attractions. Aún no sé cómo será. No tiene que ser necesariamente una banda de rock: no quiero trabajar sólo con el volumen sino también con el ritmo, que ha sido la última prioridad en mi música reciente.

Xavier Valiño

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