TINDERSTICKS

Tindersticks, el lamento eterno

 

 

La voz de la melancolía tiene un nombre: Tindersticks. Y unos orígenes: el grupo Asphalt Ribbons, con cuatro singles y un disco de larga duración, Old Horse, del 91, prácticamente inencontrable. Aparecieron en Nottingham y tenían a Stuart Staples -la voz desgarrada del continuo  lamento- y a Dave Boulter -los teclados- como fundadores.

 

Poco después nace Tindersticks, con Neil Fraser a la guitarra, Mark Colwill al bajo, Dicken Hinchliffe al violín y Alistair McCauley a la batería. Cuentan, desde el principio, con el apoyo del sello This Way Up y de la trompeta, ya más que reconocible en el último pop británico, de Terry Edwards -colaborador, sobre todo, de Gallon Drunk-.

 

Se presentaron con dos singles, “Patchwork” y “A Marriage Made In Heaven”, este último para el club de singles de Rough Trade. Ya desde el comienzo quedaron claras las marcas de identidad del grupo: Stuart Staples, el crooner afectado de la tristeza, se dedica a arrastrar su voz en canciones susurradas y perezosas.

 

La inspiración o, mejor dicho, las referencias, habría que buscarlas en gente como Tim Buckley, Nick Drake, Leonard Cohen, Scott Walker, Ian Curtis, Nick Cave, American Music Club o Red House Painters… Todos ellos de reputación intachable, pero con no demasiada repercusión. Ya se sabe lo difícil que resulta vender el desgarro emocional.

Tindersticks, el primer álbum, apareció en los últimos meses de 1.993, con veintiuna canciones intensas y una hermosa imagen de una bailarina flamenca en la portada. La relación con el Sur se acababa ahí, ya que parece ser que el cuadro había sido rescatado de un restaurante chino de Londres. Tan curioso como desmitificador.

 

En canciones como el instrumental “The Walt Blues”, “Jism”, “Her”, “Marbles” o “City Sickness” el órgano Hammond y la sección de viento tenían un protagonismo creciente, aunque, desde entonces, serán los arreglos de cuerda los que ayuden a identificar a la banda: nadie en estos tres últimos años ha sabido sacarles tanto rendimiento.

 

8th Feb. 94 Amsterdam fue el primero de sus dos discos en directo, un álbum que en principio sólo se vendía por correo. De sus nueve canciones, todas estaban en su primer disco, salvo una versión del “Kathleen” de Townes Van Zandt, que luego aparecería como single de edición limitada, y “For Those…”, que había sido la cara B del single “Marbles”.

 

Para su segundo disco en estudio, sin título, pero conocido como Second Album, la lista de curiosidades aumenta, aunque no cambian en absoluto las historias de relaciones rotas o condenadas al fracaso. Hay instrumentales en la línea de Gallon Drunk, títulos en castellano -“El diablo en el ojo”- y una canción de ocho minutos que sigue la estructura de las historias de Jarvis Cocker al frente de Pulp: “My Sister”, con la colaboración de Isabel Monteiro de Drugstore.

 

No es la única colaboración; en “Travelling Light” es Carla Torgerson, de The Walkabouts, la que se marca con Stuart Staples un dueto en la línea de aquellos que firmaban Nancy Sinatra y Lee Hazlewood. Un antecedente del favor que Tindersticks le devolverían después colaborando en el disco “Life Ful Of Holes” de The Walkabouts.

 

Lo mejor de este segundo disco hay que buscarlo en las canciones en las que los arreglos de cuerda tienen un papel  destacado: “Talk To Me”, “A Night In”, “Travelling Light” o “No More Affairs”.

 

La última entrega hasta el momento es Live At The Bloomsbury Theatre, un disco grabado en directo en un teatro céntrico de Londres el 12 de marzo de 1.995 y que se puede encontrar como doble 10”, disco compacto de acompañamiento del segundo álbum o por sí sólo.

 

Para arropar su música cuentan esta vez con una orquesta de 24 componentes, dos músicos de viento y un percusionista. La excusa es luchar contra las grabaciones piratas editando un disco en directo con todas las bendiciones del grupo, y sirve para descubrir el dramatismo añadido que ganan unas canciones ya turbadoras con su interpretación en concierto.

 

De sus 14 canciones, nueve están sacadas del segundo disco, cuatro son recuperadas del primero -“Dunk Tank”, “Jism”, “Raindrops” y “City Sickness”- y la última vuelve a ser la cara B “For Those…”. Con él sucede lo mismo que con las otras tres grabaciones de Tindersticks: a pesar de su indudable encanto, son bastante difíciles de encontrar por aquí gracias a su pésima distribución. Conviene no desanimarse fácilmente.

Xavier Valiño

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