Siouxsie & The Banshees: Spellbound The Collection

Siouxsie & The Banshees: Spellbound The Collection (Spectrum-Universal)

Siouxsie & The Banshees - Spellbound The Collection

Ha habido, y habrá, más recopilatorios de las mejores canciones de Siouxsie & The Banshees. Sin ir más lejos, está Greatest Hits, aunque un tanto lejano (2002), y Once Upon a Time (1981, ya descatalogado) y su media naranja Twice Upon a Time (1992). Incluso un producto tan comercial como Gold (2005) lo supera en número de canciones.

Sin embargo, hay en Spellbound, The Collection varios elementos por los que se debe valorar esta nueva colección, a la espera de sorpresas que la banda anuncia para el Día de las Tiendas de Discos de este año. Para empezar, esta nueva recopilación viene presentada por el propio grupo como un intento de acercarse a nuevos seguidores, una buena introducción para quien no los conozca, sin que encierre nada nuevo para sus fans de toda la vida.

Otro elemento novedoso es que la selección la han hecho la propia Siouxsie Sioux y Steve Severin. Podría haberse hecho de muchas formas, pero lo que ellos han intentado es incluir al menos una canción de cada álbum y una cara B inesperada como “Shooting Sun”. Casi todos los discos vienen representados por dos canciones excepto Hyaena (únicamente “We Hunger”) y The Rapture (“Not Forgotten”). No hay rarezas, no hay ninguna sesión para la BBC, nada inédito… y tampoco está “Dear Prudence” (sí su cara B, “Tattoo”), su versión de The Beatles, algo incomprensible si buscan un público nuevo, siendo uno de sus mayores éxitos y algo con lo que cualquiera puede identificarse a la primera. Podría eliminarse “Cities In Dust” o “Turn to Stone” e incluir, por ejemplo, “Hybrid” en lugar de “Desert Kisses”, pero es la selección de sus autores.

Como se puede comprobar, han dejado de lado a su baterista Budgie. Aunque las relaciones puedan ser inexistentes entre ellos, su aportación fue decisiva al sonido de la banda. Más comprensible es que no se haya contado con los guitarristas que pasaron por la banda, teniendo en cuenta que fueron varios y resulte comprensible que los dos componentes más duraderos tengan una visión más completa de su producción. Aun así, Severin podría haberse ahorrado los ataques a Kenny Morris en el libreto, algo ya demasiado cansino después de 35 años.

El último motivo que distingue a esta colección de otras previas es la versión de “Hong Kong Garden” que abre el disco. En lugar del habitual xilofón de la introducción, aquí se escucha una sección de cuerda antes de dar paso al resto de la canción. Escucharla toda en esa clave si hubiera sido motivo suficiente para que el seguidor de la banda hubiera acogido esta selección de su legado con un interés bien distinto.

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