EPIC SOUNDTRACKS: Good things

EPIC SOUNDTRACKS: Good things (DBK  Works)

 

La carrera en solitario de Epic Soundtracks nunca llegó a despegar, a pesar de que en su primer disco le acompañaban miembros de Sonic Youth o J Mascis. Tal vez los que lo conocían como batería en los reivindicados proto-punks Swell Maps o pululando en la escena malsana de los 80-90 (These Inmortal souls, Crime & The City Soultion), no esperaban oírlo reconvertido en un sensible artesano en la clásica tradición del cantautor con piano, amante de Carole King, Laura Nyro o Todd Rundgren, sin pizca de ironía y dejando traslucir también su deuda con los Beach Boys, los girl groups o Alex Chilton.

 

Aunque se notaba que el presupuesto de los discos que lo siguieron no era el del celebrado Rise Above, sus siguientes entregas no estaban cortas de pequeñas-grandes canciones en las que, entre todas las huellas que se podían rastrear, asomaba la intransferible personalidad de su limitada pero expresiva voz, británica hasta la médula, sorprendentemente cercana a un Lloyd Cole menos afectado. Un año antes de su muerte en 1997, había grabado unas maquetas de lo que iba a ser su próximo disco con Kevin Junior, un guitarrista de Chicago que se había convertido en su mejor colaborador. Él se encargó de llevar una rudimentaria grabadora de cuatro pistas al apartamento de Kevin Godfrey, auténtico nombre de Epic, y dejar lista una docena de canciones.

 

El disco nunca se llegó a editar y ahora, nueve años después, podemos oír el resultado de aquellas grabaciones caseras, sin retoques pero mezcladas en un estudio profesional. El sonido es más que aceptable y las canciones no sólo suenan sorprendentemente bien acabadas, si contamos los primitivos medios con los que contaban, sino que tal vez conforman su mejor colección. Curiosamente, el disco acaba beneficiándose del ambiente íntimo y relajado en el fue grabado, y a pesar de su clásico tono melancólico siempre hay un hueco para el optimismo y el buen humor, quizá para contrarrestar los problemas de su vida real: dificultades para tocar en EEUU que le impedían grabar con su sello habitual, tendencia a la depresión, desastres sentimentales… Nunca llegó a dictaminarse la causa de su muerte. Kevin Junior asegura que murió de pena. Quizá, parafraseando a Ben Vaughn, era too sensitive for this world.

Carlos Rego 

 

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