EMA

Ema

Pablo Larraín (Fábula)

 

 

En la escena clave de Ema, la pareja principal se enzarza en un hiriente diálogo a favor y en contra del reguetón, mostrándose las dos partes como representantes de mundos antagónicos. Ella, una magnética Mariana Di Girolamo en un papel alejado de los estereotipos femeninos, encuentra su liberación sexual y personal en ese baile al margen de los academicismos, verbalizándolo entonces.

 

Es la imagen -parcial- de unas nuevas generaciones que tienen el poliamor desprejuiciado por bandera, de unos cuerpos que se prestan al baile visceral y al sexo desaforado, y de unas mentes que sufren y disfrutan con el placer más primario, aunque puedan parecer retorcidas.

 

Filmada con una narrativa que fluye libre, más según las emociones de sus protagonistas que siguiendo un orden canónico, su historia resulta distante en un primer momento. Audaz, provocadora, libre, inquietante y deslumbrante al mismo tiempo, menos convencional que otras películas del director chileno Pablo Larraín que han encontrado mayor repercusión (Jackie, Neruda, El club, No), poco a poco su relato disfuncional va impregnando los sentidos del espectador, hasta encontrar en sus minutos finales un asidero más comprensible y emocional, sin dejar por ello de cuestionar las convenciones sociales imperantes.

 

 

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