EFTERKLANG LIVE

Efterklang en concierto 

 

 

 

Si hubieran nacido en otro sitio, en concreto el Reino Unido, Efterklang sería otro grupo, incluso haciendo las mismas canciones. Por suerte para ellos, y sobre todo para nosotros, su origen nórdico les ha librado de caer en la voracidad de los medios, en la acostumbrada línea ascendente y descendente de los hypes, en la estupidez de quienes se creen los reyes del mundo. 

 

 

Su humildad, el no acabar de creerse por ejemplo que tienen quien los siga en lugares como esta remota esquina Atlántica, es lo que hace que Efterklang se ganen en seguida al público, aunque este no lo demuestre abierta y efusivamente desde el primer momento. No, lo suyo requiere de otra atención. Una música supuestamente fría puede que tampoco ayude, pero lo cierto es que esos ecos glaciales pueden atisbarse en disco, pero para nada en sus directos.

 

La actitud de Casper Clausen y el resto del sexteto sobre el escenario lo desmienten inmediatamente, con todos sus componentes disfrutándolo e intercambiando instrumentos. Y todo a pesar de que el origen de su cuarto álbum Piramida, el que presentaban en esta ocasión, lo concibieron cerca del Ártico, en el asentamiento minero ruso abandonado del mismo nombre de la isla de Spitsbergen.

 

 

 

 

En su caso la mezcla entre instrumentos tradicionales y electrónica se refuerza en directo con las voces, con hasta cuatro de sus componentes contribuyendo en este aspecto, manteniendo así la expectación y otorgándole una bienvenida calidez, en temas como “Sedna”, por ejemplo. Los teclados, a falta de orquestación, crean atmósferas delicadas y hermosas, mientras que la parte electrónica le aporta la faceta experimental, a veces melancólica. Algunos espacios y silencios calculados ayudan a enfatizar los ricos sonidos que salen de cada instrumento.

 

 

En esta ocasión, la primera parte tuvo sus mejores momentos en “Step Aside” y “The Ghost”, tema este que sonó justo antes de una jam instrumental que su cantante aprovechó para pasearse por los palcos y cantar y arengar a sus compañeros desde allí. Más tarde sería la vocalista la que bajaría al patio de butacas.

 

 

Conocen la fuerza de “Modern Drift”, y eligen acabar con ella, con todo el teatro en pie. Para la vuelta, la imponente “Monument” abre el bis, que el grupo acaba, tras “Raincoats” y “Dreams”, al frente del escenario y sin amplificación con la siempre efectiva “Alike”. Y, de nuevo, la expresión de dar las gracias por lo que les está pasando. Definitivamente, ser daneses los singulariza en este mundo global.

 

 

 

 

(Teatro Principal, Santiago. 1-5-2013. Promotor: Sinsal)

 

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