DAVID QUINZÁN

David Quinzán, pop clásico y orquestado

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David Quinzán formó parte de Stereotipos, una banda gallega que podría haber tenido éxito de haber nacido en otra época porque hacía un pop digno y asequible. También ha acompañado a músicos como Xoel López o Álex Ferreira. Xoel López produjo su primer álbum en solitario el año pasado, El vino de las despedidas, y ahora publica el segundo, El maestro de teatro, todo un paso adelante producido por Joserra Senperena.

 

Recuerdo tu paso por el grupo Stereotipos. También colaboraste con otros artistas.

– La buena noticia de Sterotipos es que Manu, el cantante, sigue componiendo canciones y puede que antes o después sorprenda con algo nuevo. Antes de entrar en Stereotipos estuve viviendo en Madrid unos años y allí toqué y grabé mucho con Álex Ferreira y otros artistas menos conocidos.

Empezaste editando dos Ep’s con sus respectivos singles y un primer álbum, El vino de las despedidas, con producción de Xoel López. ¿Se puede decir que allí la instrumentación era más escasa y te situaba más en la onda del cantautor?

– Los primeros Ep’s suenan más a banda, tocando todos a la vez. El vino de las despedidas fue un disco que grabamos en el estudio de Xoel, tocando todo entre él y yo, pero no creo que la instrumentación sea más escasa, de hecho grabamos un montón de cosas. Es cierto que manda más la voz y a veces los detalles se esconden detrás de capas de sonido que aparecen después de varias escuchas.

 

¿Te sientes a gusto con esa etiqueta?

– Totalmente, no comparto ese estereotipo injustificado del cantautor como un pesado con guitarra. En el mundo anglosajón existe un símil que sería el singer/songwriter, y creo que no hay ningún prejuicio al respecto.

 

Menos de un año después ya tienes un nuevo disco, en este caso costeado con el micromecenazgo. ¿Fue la salida más viable para hacerlo? ¿Es una de las mejores vías hoy en día para grabar en condiciones y retener el control sobre la obra de uno?

– Recurrí al crowdfunding porque esta vez no tenía ahorros para grabar más canciones. Es una forma más abierta de afrontar un proyecto y, aunque adquieres un compromiso con los mecenas desde el primer momento, te sientes muy respaldado. Está claro que ahora mismo es una buena forma de sacar adelante discos que en principio son minoritarios.

 

En este caso es el donostiarra Joserra Senperena el productor. ¿Escuchaste compulsivamente los discos de Rafa Berrio y fue eso lo que te decidió?

– Sí, yo ya conocía el trabajo de Joserra como músico desde hace años. Si tienes tres discos de pop o rock hecho en España, es muy probable que aparezca como teclista en los créditos de alguno. En los dos últimos trabajos de Berrio lo descubrí como arreglista y productor.

¿Es cierto que la producción la hizo Joserra a distancia? ¿Cómo fue la colaboración con él?

– Es cierto. Yo le enviaba las demos de guitarra y voz a Joserra, que estaba en Donostia, y él componía y maquetaba sus arreglos sobre esa base, cortando o añadiendo partes o armonías. Cuando juntamos diez canciones con las que ambos estábamos a gusto, grabé todo en A Coruña con mi banda habitual y otros músicos. Con Joserra no coincidí en persona hasta la semana en que nos reunimos en Madrid para mezclar el disco; hasta entonces solo habíamos hablado por teléfono o mail. Hace años que la tecnología permite hacer estas cosas, y en este caso se hacía así o no se hacía.

 

En este álbum, aun prestando atención a los detalles, hay un mayor despliegue instrumental, lo que te sitúa más en unas coordenadas pop. ¿Era esa la intención?

– La idea era grabar un disco de pop clásico y orquestado. Me apetecía una grabación así, pero eso no quiere decir que ese sea mi sonido definitivo. Cada disco tiene su onda, pero en directo lo que me gusta es reducirlo todo al formato de banda básica y que mande la canción, eso es con lo que más me identifico.

Los arreglos y la producción recuerdan las de Juan Carlos Calderón, Rafael Trabuchelli o Waldo de los Ríos en los 70. Te pilla un poco lejos por tu edad, así que no sé si has llegado a escuchar esas canciones.

– Hay bastantes arreglos que pueden recordar a lo que hacía Juan Carlos Calderón porque Joserra es bastante fan. Por mi parte te puedo decir que en mi casa, cuando era pequeño, se escuchaban singles de Cecilia o Mocedades, así que se me debió quedar grabado ese sonido.

 

DAVID QUINZÁN

“Sobria interpretación”, “pop adulto y otoñal”… ¿Te sientes a gusto con estas definiciones de tus nuevas canciones?

– Estoy sobrio la mayor parte del tiempo, acabo de cumplir 33 años y estamos en otoño, estoy plenamente a gusto.

En el disco colaboran Fabián y Mikel Erentxun, perfectamente integrados. Supongo que serán unas referencias claras, además de la de Xoel López, los discos que ha producido Joserra Senperena y otro grupo que me recuerda tu disco, Eladio y los Seres Queridos. ¿Te identificas con ellos? ¿Algo más que se me escape?

– Me identifico con todos los que mencionas. Últimamente también tengo la oreja puesta en gente de Latinoamérica como Onda Vaga, Nano Stern, Lisandro Aristimuño o Chinoy.

 

El álbum parece tener una historia detrás de todo, un nexo común. Si es así, ¿la puedes explicar?

– Es la historia de un viejo profesor de teatro. Está contada de una manera un poco impresionista pero digamos que la primera mitad habla del amor o la vida con amor, y la segunda mitad habla de la pérdida y la soledad. “Aguanoche”, por ejemplo, habla de las tentaciones de suicidio del profesor después de perderlo casi todo. En “Recoja su chaqué” la muerte va a buscarlo y en cierto modo eso devuelve la claridad al disco. Si se escucha con la intención de entender una historia, creo que se puede descubrir todo eso.

Además, el proyecto se completa con un libro de Nacho Carretero (Con resultado fatal) con ilustraciones de Adrián Ferreiro que se puede descargar gratis. ¿Nació todo al mismo tiempo? ¿Lo ideasteis juntos o cada uno de dejó llevar por el trabajo de los otros dos?

– Tanto los arreglos de Joserra como las ilustraciones o el relato nacieron de las maquetas en su versión más primitiva, cada uno de ellos trabajó sin saber lo que hacían los demás pero partiendo de las mismas fuentes. Fue premeditado y el resultado fue sorprendentemente coherente.

 

Da la impresión de que este es el disco definitivo, el que te va a dar a conocer a un público mayor. ¿Cuáles son tus sensaciones?

– Estoy contento porque mucha gente me dice que le gusta y ha recibido buenas críticas, ojalá llegue a más público. Mi intención es seguir grabando y tocando pase lo que pase.

Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en la música o la que ahora recuerdas y nos puedes contar?

– Es una anécdota un poco frívola. Pero lo primero que se me viene a la mente es la semana que pasé en una isla del Caribe venezolano para tocar con unos compañeros en una boda. Solo íbamos a eso y teníamos todos los gastos pagados. Fue como un premio después de un año de curro muy intenso.

 

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