Coda: los sonidos del silencio

Coda: los sonidos del silencio

Siân Heder (Apple)

 

 

Desde hace unos años, en la cartelera española tienen bastante acogida comedias europeas, especialmente francesas e italianas, que dejan en los espectadores buenas sensaciones. En 2014, sin ir más lejos, se estrenó La familia Bélier (Eric Lartigau), sobre una familia de granjeros sordos que gravitan alrededor de su hija, la única que no lo es, como su principal ayuda e intérprete para el día a día.

 

Coda: Los sonidos del silencio no es más que la adaptación norteamericana de aquella cinta agradable, sencilla, entrañable y a ratos emotiva, sin más, con la familia ahora convertida en pescadores. Al menos no ha perdido lo que aquella tenía de naturalidad, humor y humanismo, así como unos intérpretes perfectos en sus papeles.

 

Esta nueva versión ha conseguido interesar y atrapar a los espectadores y a festivales como Sundance, a pesar de que todo lo que sucede es previsible y se pueden aventurar todo lo que el guion hará para intentar conmover, sin escenas particualmente memorables ni sobresalto alguno. Sus conflictos son llevaderos, nada molestos, dispuestos con astucia para que esta feel-good movie le dé al espectador lo que quiere y desea, dejándole una sensación reconfortante sin que tenga que cuestionar demasiado ni sufrir en exceso. Cuando el punto de vista se centra en sus personajes sordos se aventura otra película más interesante que no es ni pretende ser.

 

 

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