ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON HANK

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON HANK

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Hank, hermano pop

 

 

         A la espera de nuevo material de Del-Tonos, el supuesto hermano de Hendrix Roever, líder del grupo cántabro, lo intenta de nuevo con un segundo disco de agradecido power-pop.

 

¿Lo de melodía más distorsión al cuadrado pretende facilitar las cosas a la gente?

– Evidentemente. Eso de que una canción vale más que mil palabras no es suficiente, así que al mismo tiempo hay explicarlo un poco con palabras. Esa fórmula es lo suficientemente variable como para que se ajuste a todo tipo de canciones.

 

Pocas veces una etiqueta estuvo tan bien elegida, ¿no?

– Si lo tomamos en serio, más que una definición o una etiqueta, de lo que se trata en este caso es de una fórmula, la fórmula del rock.

 

¿Es necesario ubicarse uno mismo antes de que lo hagan los demás?

– A mí me gusta la música en general y me gusta inventarme grupos distintos para hacer músicas distintas. En el caso de Hank, llevamos ya cinco años, así que no se trata de algo absolutamente nuevo.

 

¿Qué más hay de formación en Hank que Teenage Fanclub, The Posies, Matthew Sweet o Red Kross?

– Todo eso que dices es lo obvio. Por supuesto que escucho a todas esas bandas, pero también otras cosas de hoy en día como Fountains Of Wayne, Nada Surf, You Am I o Gigolo Aunts, y, por otra parte, está la vertiente arqueológica, de sacar brillo a viejas canciones para que puedan volver a brillar. En el primer single hicimos una versión de “Watching The Detectives” de Elvis Costello y en el segundo single una de Tod Rundgren, que puede hacer que la gente se acuerde de esta gente bastante olvidada.

 

¿Hay alguien en España haciendo lo mismo?

– No sé, pero tampoco me he puesto a buscar para comparar. Como Hank llevamos cinco años en esto y no nos consideramos parte de nada. España me parece más un país de canciones que de grupos, y nadie se toma el tiempo suficiente para asentarse.

 

¿Podrían ser Ross y Australian Blonde lo más cercano, aunque se expresen en otro idioma?

– Lo que sucede es que hay con ellos una gran diferencia y muy evidente: que cantamos en castellano y ellos en inglés. Nosotros estamos convencidos de que la letra es la mitad de la canción y que se merece el mismo trato que la música. Ponemos bastante interés en que las letras sean sugerentes y tengan sentido.

 

¿Es cierto que el diablo vino a ti y te convirtió en el estandarte de su cruzada contra el inglés?

– Eso es un poco un juego que tiene que ver con El exorcista. Una de las principales condiciones para saber si alguien estaba poseído por el diablo era que hablase en un extraño idioma que no conoce y que no ha estudiado nunca. Y eso se puede aplicar a muchos grupos españoles. Y pensamos… ¡Dios mío, Larry, están todos poseídos por el diablo!

 

¿Te parece que el mundo ‘indie’ ha estado demasiado cerrado en sí mismo?

– Sí, como demasiado preocupados por el qué dirán o por salir en la foto, más que en la música. Además eso del ‘indie’, ¿existió realmente? Parece como que un día la gente se levantó y había niebla y, más adelante, la niebla se disipó y ya está.

 

Supongo que escuchas muchos otros tipos de música.

– Todo tipo de músicas. Por ejemplo, me gusta mucho el country, así que acabaré creando otro grupo o dando vida a otro hermano de Hendrix Roever y de Hank para poder hacer country.

 

¿Cómo son vuestras relaciones con la industria que tantos sobresaltos os han dado?

– Con el primer disco de Hank no teníamos tampoco excesivas expectativas a nivel comercial, más que la diversión y que se conociese el grupo. Para este segundo, nos hemos buscado una compañía más grande, que nos diese la posibilidad de hacer promoción y llegar a más gente. Ahora mismo estamos cómodos así.

 

¿Y en qué se nota eso para marcar diferencias respecto de ¡Dios mío Larry…qué demonios es eso! frente a A lo bomba?

– Lo principal son los medios. Lo que sucede es que el disco lo grabamos antes de buscar compañía. Después íbamos por ahí con la oferta de El Padrino: “Tío, tengo una oferta que no podrás rechazar. Escucha esto y dime que no vas a fichar a este grupo”. Ahora estamos pensando en regrabar el primer disco, sacarle lustre y hacerlo accesible a más gente, con caras B o una chocolatina de regalo.

 

¿Qué parte de culpa ha tenido el productor Kaki Arkarazo?

– Tampoco él ha sido el productor, sino más bien el técnico del estudio. Las producciones las hace aquí el menda, aparte de que estaba muy claro lo que queríamos hacer y que estaba todo muy ensayado, y Kaki se dedicó a poner eso en cinta.

 

¿También a Hank le gustan las películas de serie B, sobre todo por el título del disco?

– Eso no recuerdo ya ni de qué película viene, aunque se ha convertido en una frase habitual de nuestro vocabulario, y es algo que se puede aplicar a todo tipo de situaciones. Todos tenemos algo de ese sentido del humor algo especial.

 

¿Es más importante y consciente la imagen en Hank?

– No; parece como si yo me disfrazase por las mañanas para salir como Hank. Ésta es la pinta que tengo. ¿Qué sucede? ¿Qué antes me ponía más camisetas y ahora camisas? No es algo que destacar, lo que importa son las canciones. De todas formas, llegamos al siglo XXI y las camisetas están un poco obsoletas y se van a llevar las camisas. Llevaba ya mucho tiempo con camisetas y con lo cómodo que es llevar una camisa, que la puedes abrochar…

 

Por último, ¿qué sentido tiene hoy en día el pop de guitarras?

– Sigue siendo lo más inmediato y lo que más directamente te puede tocar la fibra sensible.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MORCHEEBA

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MORCHEEBA

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ENTREVISTAS 1998


Morcheeba, gran calma ante la adversidad

 

   

 

El problema de Morcheeba es haber llegado después de Massive Attack, Portishead o Tricky. O sea, que siempre serán los segundones del trip-hop. Pero por lo menos no demuestran estar preocupados por ello. Ross Godfrey, guitarrista y compositor, incluso confiesa que no le interesa en absoluto la música británica. ¿Serán ellos los que consigan introducirse en el mercado americano?

 

¿Pretendíais cambiar algo con Big Calm, vuestro segundo disco, en relación con el primero?

– Puede que sí. Queríamos ser más ricos y más famosos, tener más chicas y más drogas. No, de verdad, no intentábamos cambiar nada. Se trata simplemente de una progresión natural. Siempre hemos estado haciendo música country, folk y hip-hop. Está bien tener la posibilidad de hacer lo que queramos, porque en el primer disco estábamos un poco asustados por la producción y todo eso, y ahora ya es mucho más fácil porque estamos mucho más asentados.

 

Lo habéis grabado en el propio estudio de vuestra casa.

– Sí; más bien está hecho en nuestro estudio de grabación. La verdad es que se trata más de un estudio que una casa propiamente dicha. Y ayuda mucho porque somos nosotros los que controlamos el proceso. Echamos a todo el mundo fuera, para que no haya interferencias, hasta que todos estamos bien jodidos y entonces empieza la grabación

 

¿No os gusta que otro productor interfiera en vuestro trabajo?

– No. No saben lo que hacen y tú no sabes lo que cuesta. De todas formas, nuestro amigo Pete Norris nos ayuda con la grabación y también un poco con la producción. Fue una decisión que tuvo que ver con nuestra historia, que comenzó cuando mi hermano se trasladó a Londres, donde yo vivía entonces, y empezamos a trabajar juntos. Después encontramos a Skye, fuimos a un estudio de grabación, buscamos un técnico e hicimos "Trigger Hippie". A todo el mundo le gustó tanto la canción que acabamos por hacer nosotros mismos todo un álbum.

 

Tu hermano fue productor durante cinco años. ¿Hacéis el trabajo de producción entre los tres?

– Sí, mi hermano trabajó durante cinco años como técnico de sonido en un estudio en Kent y se cansó de trabajar en esa mierda, con bandas de estilo pub-rock. En este disco, buena parte de la producción la he hecho yo, ya que se trata de un disco con sonido más orientado al blues y al folk en mi guitarra, pero en general la producción fue un trabajo compartido entre mi hermano, Pete Norris y yo.

 

¿Qué tipo de música habéis escuchado recientemente para influiros en esa dirección?

– Mucho blues como Lightning Hopkins, mucho hip-hop como Wu-Tang Clan, Ghostaface Killah, Doctor Octagon y otro tipo de cosas muy diferentes como Cat Stevens, Jim White, Lambchop… Un montón. También Patsy Kline, Hank Williams y Gram Parsons.

 

¿Y cómo ayuda la nebulosa del hachís en el estudio para construir vuestras canciones? Por lo menos en el Doctor Music Festival en el 96 quedó claro.

– Sí, pone la nube sobre nuestra cabeza. Recibimos muchas llamadas de negocios todos los días, así que es difícil lograr el ambiente apropiado, y ésta es la única forma de desconectar. No obstante, no es una parte esencial del proceso. Aquel concierto en los Pirineos fue fantástico. Era nuestra primera gira y uno de nuestros primeros conciertos. Lo que le pasaban a Skye desde las primeras filas era un hachís sólido y muy bueno, especial de Marruecos.

 

¿Cómo exploráis las relaciones entre la electrónica y el blues clásico?

– La verdad es que no lo pensamos, simplemente lo hacemos. No podemos perder el tiempo en pensar en la tecnología y su relación con lo que hacemos. Sólo es parte del viaje: ya se usaron loops de baterías antes, los Beatles usaron loops de batería en Sgt. Pepper’s. Lo que pasa es que trabajaban con las cintas en el estudio, en lugar de hacerlo con los samplers. Ahora es más rápido, más fácil y más barato, pero no es nada nuevo. Tampoco significa que por utilizar la tecnología la música tenga que ser mala.

 

¿Es cierto que escribís las canciones con guitarras españolas?

– Sí, con guitarras y piano. Puede que el resto estén a años luz por detrás o nosotros les llevemos la delantera, no lo sé. La única forma posible de componer es con un instrumento y la voz. Se trata de comunicar un sentimiento, obtener una empatía con la audiencia, y no creo que eso se pueda obtener de una batería electrónica y un sintetizador. No tiene sentido. En nuestro caso, la mayor parte de la canción sale de mi guitarra, pero no necesariamente el concepto de la canción. Sale de las aportaciones de los tres, y la producción no hace más que acompañar la dirección de la canción.

 

¿Es posible conseguir un efecto dramático en las canciones sin los arreglos de cuerda?

– Sí, depende de cómo lo hagas. A mí me gusta la sección de cuerda, porque cuando grabas suena muy emocional. De todas formas, en directo tocamos más parte de piano y guitarra y nos ayudamos con la voz también. Pero no se puede conseguir tanto drama como con una orquesta real, eso es lo mejor.

 

Siempre he pensado que Morcheeba tiene más que ver con la música negra americana.

– Sí. La verdad es que no tenemos nada que ver con la música europea o británica. No tenemos nada que ver con los británicos y sí con el hip-hop de los 80, el funk de los 70, el blues de los 30, 40 y 50, el jazz

 

¿Estabais interesados en la música de David Byrne o de su compañía de discos antes de trabajar con él?

– Creo que él es increíble y su sello discográfico más. Tiene a Jim White, que me encanta, a Cornershop y distribuye mucha música latina y sudamericana, cosa que no hace ninguna compañía grande en Europa o América, lo que es muy saludable para el mundo de la música. Lo respeto mucho como artista y compositor y me resultó un poco sorprendente estar relacionado con tal genio, pero estamos muy contentos con los resultados.

 

¿También habéis colaborado con George Michael?

– Sí, hicimos algunas canciones juntos, pero no sé si se llegarán a publicar. Es amigo nuestro y quería hacer un par de canciones compuestas por nosotros. Nos llamó para producirle un par de versiones. Por lo de ahora mantenemos un acuerdo para no publicarlo.

 

¿Qué otras cantantes femeninas os interesan?

– Carole King, que es una gran compositora. Y últimamente Missy ‘Misdemeanor’ Elliot. A Skye le gustan Patsy Kline, Ella Fitgerald, Nina Simone, Bilie Holiday, Sade, gente así… Últimamente también escucha mucho a Casandra Wilson.

 

¿Os sentís cerca de grupos como St. Etienne, Dubstar or Moloko?

– No. Ponemos mucho sentimiento en nuestras canciones como para que se nos compare con ellos, y lo cierto es que a mí lo suyo me parece muy superficial.

 

Hay tres definiciones vuestras que me gustan especialmente. ¿Qué me decís de ellas? Por ejemplo: ‘Hip-hop instrumental hecho por gente de clase media que pueden pagarse el equipo pero no conocen a ningún raper’.

– Ésa es de mi hermano. Piensa que la gente que hace hip-hop en Inglaterra no tienen ni idea de dónde viene ni saben nada de su cultura, lo que es cierto, ya que se trata de música del ghetto hecha por gente negra oprimida de los barrios de Nueva York, y nadie en Sussex, a quien su padre le ha comprado un teclado, puede entenderlo ni llegará nunca a hacer música tan profunda.

 

‘Parte de una gran tradición de tríos con vocalista femenina y nostalgia por los 60, obsesionados con las bandas sonoras’.

Ésa es muy buena. Pero la verdad es que no puedes retener más que un par de ángulos con cada definición y yo no podría hacerlo tan bien como los demás lo hacen. Nos gusta Jack Nietzsche, que hizo los arreglos para los Beach Boys, y bandas sonoras con Ry Cooder o Randy Newman. También Ennio Morricone, Henry Mancini, John Barry…

 

‘Delirio cargado de ácido  y country hip-hop psicodélico’.

– Ésa es la mejor hasta ahora.

 

Y por último, ¿en quién se puede confiar?

– En nadie.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LA BUENA VIDA

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LA BUENA VIDA

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ENTREVISTAS 1999


La Buena Vida, clasicismo pop

 

 

         La Buena Vida ha vuelto a la actualidad con su cuarto disco, Panorama. Son 12+1 canciones que perfeccionan la brecha abierta en su curriculum con su anterior Soidemersol. Éste es su disco más perfecto y elaborado. Siete meses de grabación y la colaboración de Pedro Vigil en la orquestación forjaron una obra llena de nostalgia.

 

         El grupo donostiarra vio tambalear su plácido camino musical tras la asociación con la multinacional Polygram en Soidemersol. Atrás quedaron dos discos de pop inmediato y jovial: La Buena Vida (Siesta, 93) y Los mejores momentos (Siesta, 94). Su estilo parecía fácil de promocionar, pero el gran salto anduvo cerca de convertirse en desastre. “Nunca hubo un pensamiento de abandonar, pero era necesario parase a pensar, volver a recuperar las ganas”, comenta Mikel Aguirre, voz y guitarra. “Soidemersol recibió unas críticas muy buenas y nosotros nos quedamos contentos. Pero nuestra ilusión y los proyectos de Polygram no coincidían. Fue como hacer una gran película y no distribuirla. Tampoco lo tomamos como un paso atrás. Fue una experiencia para aprender. Si ahora nos sucediera lo mismo, llevaríamos un notario”.

 

         El mal trago no afectó al delicado gusto del grupo para construir canciones pop. Lejos de desequilibrarles, La Buena Vida responde con su mejor arma, consiguiendo que los nuevos temas suenen como nunca lo habían hecho. Desde el arranque con “Melodrama” hasta “Tambaleo” (canción extra no detallada en los créditos del disco y que incluye la línea “Todas las imperfecciones fruto de mi indecisión son tan mías que les tengo simpatía”), uno descubre la cuarta cosecha de un vino macerado con tranquilidad que se paladea con satisfacción, mejorando en sucesivas catas.

 

         El grupo se aleja de los juveniles y acelerados inicios, aunque canciones como “Surquemos el cielo entero” sepan a herencia de los comienzos. La coquetería electrónica probada en su EP de baile “Magnesia” reluce en canciones como “Despedida” o “Guillermine”. El mundo tecnológico no es el camino de futuro del grupo donostiarra, aunque unas gotas no le sientan mal. Eso permitirá, además, disfrutar de sus orquestas en directo.

 

         Para el guitarra Javier Sánchez, “el mundo electrónico es muy actual y te da muchas posibilidades. Nosotros simplemente nos aprovechamos de sus utilidades. Lo que no queremos es que parezca que nos estamos apuntando al carro de la electrónica. Es simplemente aprovechar las cosas que tienes a mano. Igual que tocas una guitarra, puedes utilizar otro aparato que te da una amplitud de miras que antes no tenías”.

 

El resto del disco es emoción musicada, con muchos momentos álgidos: los singles “Tormenta en la mañana de la vida” y “Bodas de plata”, la novedosa “El largo adiós”, el arrebato de ternura que da la escucha sistemática de “Tambaleo”, su visión del soul instrumental en “Aquella noche de sábado”, en las que el salitre donostiarra se alía con el de San Francisco y el sonido Tamla, las vibrantes cuerdas de “Odessa”, etc.

 

       El cóctel de influencias se agita y diluye en una combinación de refinada digestión que convierte el disco en referencia obligada para el 99. Panorama se adentra en un pop sentimental y elegante (‘melancolía alegre’ como lo define el grupo), con la voz de Irantzu cada día más grave, solapándose a la perfección con la música, mientras Mikel se descubre como un acierto al cantar en solitario o como segunda voz.

 

         Se sienten cómodos elaborando melodías bonitas desprovistas de significado expreso. “Nos gusta que las letras de las canciones sean abiertas, que cada cual las interprete como quiera”, explica Javier. “Como autor, no me gusta explicar lo que para mi suponen las letras. Es algo privado. Me parece absurdo intentar explicarlas. ¿Te imaginas a un pintor explicando su cuadro o a un poeta detallando sus versos?”.

 

         El grupo y su compañía discográfica de toda la vida, Siesta, miman la edición en vinilo, que contiene dos bossa novas que no aparecen en el compacto, diseñado de nuevo con exquisitez por Javier Aramburu. Según Mikel, “Siesta tiene un código ético muy determinado, lo que incluye cuidar la edición en vinilo. A mí me gusta mucho más ese formato. En esa edición hay dos canciones más, pero no por la simple suma de temas, sino para darle un aire más relajado al LP pensando en una cara A y en una cara B. Algo que se ha perdido con los nuevos formatos”.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON NEIL FINN

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON NEIL FINN

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ENTREVISTAS 1998


Neil Finn, melodías para silbar

 

 

Cuando un artista cuyas canciones han sido, por su proyección universal, equiparadas a las de John Lennon y Paul McCartney, Elton John o Brian Wilson, cuando un compositor tan elogiado por su melodías como Neil Finn titula su primer disco en solitario Try Whistling ThisIntenta silbar esto-, hay que sospechar que lo ha hecho con una sonrisa socarrona en la cara.

 

"Sí, hay algo de humor en el título", comenta Neil Finn sonriendo. "Siempre me han puesto la etiqueta de artesano del pop, pero todavía existe la idea generalizada de que hacer rock es mejor o más subversivo. Como digo siempre, no hay nada más difícil que una buena melodía".

 

Hagamos un breve resumen. Siendo muy joven, y recién salido de un fugaz proyecto, Neil fue reclutado por su hermano mayor, Tim, para la banda Split Enz. Siete años después, Neil formó su propia banda, Crowded House, nombre que tomó de la abarrotada casa donde vivían de alquiler en Los Ángeles. Sus cuatro discos, Crowded House, Temple Of Low Men, Woodface y Together Alone, lo consolidaron como consumado compositor, incluyendo entre sus más ardientes defensores a Radiohead, Steven Taylor de Aerosmith o Liam Gallager de Oasis.

 

En 1996 decidió dejar atrás aquella aventura con un gran concierto en la principal ciudad del continente del que partieron a la conquista del mundo, Sydney, en Australia. Antes de embarcarse en este proyecto en solitario, aún tuvo tiempo para grabar otro disco más con su hermano Tim. "Me gustan las bandas, son un gran invento y siempre son más que la suma de sus componentes. Recuerdo que me uní a Split Enz cuando era muy joven y he pasado la mitad de mi vida en bandas. Aunque la vida como artista en solitario pueda ser… solitaria, también hay algo de liberador en el hecho de trabajar por mi cuenta y ser responsable sólo ante mi mismo y mi familia".

 

Inmediatamente después de Crowded House, y de grabar de nuevo con su hermano, Neil necesitaba un descanso, escapar de la presión que conlleva componer y actuar, y sintió la tentación de tomar un largo descanso lejos de la civilización. "Un amigo mío sugirió que podíamos ir al campo durante unas semanas y pintar. En aquel momento era un buen consejo, significaba dejar de pensar en la música o en lo que hacer después, y simplemente dejar fluir la música naturalmente".

 

"Por las noches, después de todo un día chapoteando en pintura, Robert y yo hacíamos pequeñas sesiones. La primera noche salió una canción que parecía querer decirme algo: "hay un hambre dentro que no se va… cuanto más te escondas, más lo niegas". Llegó un momento, poco después, en que me di cuenta de que estoy destinado a salir y tocar música, es algo profundamente arraigado a mí. Negarlo sería absurdo".

 

De aquellos días surgió Try Whistling This, un disco que se empezó a gestar en una playa paradisíaca del continente australiano y que se completó en un estudio de su propia casa. Las letras son todas suyas pero, como siempre, se resiste a hablar sobre el significado de las canciones. "El sonido es tan importante como el significado. Cuando te viene a la cabeza una canción, tienes unas cuantas frases y luego tienes que seguir tu instinto. Así es una canción… Es algo misterioso que no puedo explicar, por mucho que me preguntes".

 

Después de tener las canciones, y como pensaba que no estaban lo suficientemente pulidas, se llevó a su familia a Nueva York durante un par de meses. "Nunca había trabajado allí antes y pensé que sería un buen contraste con el ambiente del Pacífico Sur. Quería que la música reflejase el mundo y no solamente un ambiente concreto"

 

Nueva York fue como una inyección de adrenalina. "Fue un período fantástico y productivo: de camino al trabajo atravesaba el bullicio de las calles y escuchaba la música que salía de los altavoces. En gran parte los ritmos se lograron en Nueva York, sobre todo por el modo en que el bajista apuntaló todo de una forma muy eficaz".

 

Ahora, con el álbum en la rampa de salida, Neil no se ha desanimado por la perspectiva de volver al combate con este nuevo disco. "Sabes, lo peor es la duración de los vuelos de Nueva Zelanda a cualquier otro lugar del mundo. Estoy deseando conocer la reacción de la gente y volver a la carretera. Sé que la música pop es un negocio muy voluble, pero pienso que también hay mucha buena voluntad. Y tengo la maravillosa impresión de que todo es posible".

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LAURYN HILL

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON LAURYN HILL

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ENTREVISTAS 1999


Lauryn Hill, esencia de color

 

 

Ella es la gran estrella de la música negra de fin de siglo, la que ha sobresalido en la regeneración del soul que ha llegado con Erykah Badu o Missy Elliot.

 

“¡Hey, es mi disco! ¿Quién podría contar mi historia mejor que yo?”, se pregunta Lauryn Hill, cantante, rapera, compositora, actriz y madre. Está hablando de The Miseducation Of Lauryn Hill, su debut en solitario y uno de los discos que ha impulsado a la nueva generación del soul.

 

Producido por la misma Lauryn, The Miseducation Of Lauryn Hill es un álbum que se ocupa tanto de los sentimientos como de materias sociopolíticas, siempre ante un telón de fondo sonoro que confirma el indiscutible talento de esta nativa de South Orange, New Jersey.

 

El título, algo así como El desaprendizaje de Lauryn Hill, no debe interpretarse literalmente, según explica esta inteligente mujer de 23, que fue estudiante en la Universidad de Columbia. “El concepto de desaprendizaje no es lo que parece: he tratado de cambiar la terminología y, en este caso, se refiere a las cosas que aprendes fuera de la escuela y de la universidad, más allá de lo que la sociedad considera correcto y obligado. Respeto de verdad el academicismo, pero hay un montón de cosas que aprender sobre la vida que no se pueden encontrar en ningún programa de estudios. Éste es nuestro verdadero paso a la edad adulta, en el que dejamos ese lugar de idealismo e ingenuidad”.

 

El esperadísimo debut de Lauryn ha tardado en llegar. Antes había formado parte de The Fugees, junto a sus compañeros Prakazrel “Pras” Michel y Wyclef Jean, convirtiéndose en el grupo de rap más vendedor de todos los tiempos, sin llegar a ser un grupo banal o sin mensaje.

 

Lauryn Ha pasado buena parte de sus años de formación en el candelero, primero como actriz, con papeles en As The World Turns y Sister Act II, y ahora como artista de éxito que aún encuentra tiempo para causas benéficas: es fundadora de la organización The Refugee Camp Youth Project, que intenta devolver lo suyo a la comunidad y mejorara la calidad de vida de los niños urbanos. Como ella misma dice, “quiero que mi música toque a la gente de verdad. Yo aún trato de formarme a mí misma, porque como casi todos, todavía vivo y aprendo”.

 

Esta joven mujer que Chuck D de Public Enemy definió como ‘luz solar’ y ‘Bob Marley del siglo XXI’, ha documentado su gloriosa y polifacética vida en su primer disco, que, como su autora y protagonista, es fuerte, franco, combativo e inteligente, pero sin perder un ápice de delicadeza y sensibilidad. “Todo parte del corazón. Sé que, a veces, es irónico y muestra abiertamente su ira y dolor, pero nunca de forma amarga”.

 

Lauryn Hill tiene muchas experiencias que contar. “Siempre que me hirieron, siempre que me sentí decepcionada, siempre que aprendí, escribí canciones”, explica. “Pero la canción que más siento es la que trata de mi hijo. “Joy Of My World Is In Zion” es para aquellos que pensaban que yo era así, pero aquí muestro parte del dolor que estaba sufriendo, es mi lado humano. Fue extraño para mí que esto acabase siendo un tema, pero lo que empezó como algo oscuro acabó siendo lo más brillante e importante para mí”.

 

The Miseducation Of Lauryn Hill va del territorio hip-hop de cortes como “Doo Wop” a los ritmos de inspiración jamaicana de “Lost Ones”, y a lo largo de todo el disco es la deliciosa voz de Lauryn lo que engancha y cautiva. Musicalmente aporta calidez y sensualidad, y demuestra su enorme conocimiento del trabajo en el estudio como productora de su sorprendente debut. “Los hombres se apuran cuando reciben órdenes de una mujer, pero si estás pagando a alguien, le pagas para que trabaje bien. Las mujeres que piden y consiguen lo que quieren serán llamadas putas y dirán que es difícil trabajar con ellas, por eso no presto atención a esas cosas. La música es lo importante para mí, la música y mi aprendizaje sobre ella. Soy, además, perfeccionista y si tengo que repetir algo cien veces, lo repito cien veces”.

 

Y aunque la actitud de los hombres de la industria para con las mujeres le repugna, sigue adelante; sabe evidenciar su seguridad y su inteligencia para rodearse de artistas de talento y de técnicos profesionales. Su habilidad como compositora prolífica le ha llevado a escribir para artistas varios como CeCe Williams y, además de componer el impactante corte que da título al reciente disco de Aretha Franklin, “A Rose Is Still A Rose”, Lauryn también dirigió el vídeo.

 

“A los hombres les gusta cuando les cantas, pero dudan cuando vas más allá y tratas de controlar tus asuntos. La industria es así de sexista. Nunca califican de genio a una mujer, tan sólo la llaman diva y piensan que es más que suficiente el cumplido. Es como si nuestro encanto y vanidad fuesen puestos por delante de nuestras contribuciones musicales e intelectuales”. Todo un genio, claro que sí.

Xavier Valiño
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