ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON P18

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON P18

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


P18, fusión franco-cubana

 

 

         Tras Mano Negra y unas visitas a Cuba, Tomás Darnal vio la luz al juntarse con músicos de la isla caribeña. Las bases electrónicas y los ritmos calientes se funden en P18 como nunca antes.

 

¿Colaboraste en la edición del disco recopilatorio de éxitos de Mano Negra? ¿Con qué criterio se escogieron las canciones?

– Colaboré muy poco. Me quedé en París el último verano y, cuando me llamaron, yo tenía mucho trabajo para acabar Urban Cuban y Rumours Of War. Un disco de éxitos tiene que tener todos los éxitos, y este recopilatorio fue un éxito. Si lo hubiera hecho a mi gusto, la elección de los temas sería diferente, sobre una temática de fusión latin-punk-reggae bailable.

 

¿Cómo es el barrio de París P 18 de dónde habéis tomado vuestro nombre?

– En esa parte de París hay lados diferentes. Está Pigalle, Montmartre y la plaza Dalida en lo que se refiere a la parte turística, y el Mercado de Pulgas de St. Ouen en el que hay gente de los cincos continentes -más de 52 países- que viven aquí con su tiendas de música, de comida, de belleza… El mundo entero vive en paz en el barrio 18, dicho en broma. ¡Somos el futuro!

 

¿Cuándo fuiste a Cuba por primera vez?

– Fui a Cuba por primera vez el 92 con ocasión de la gira ‘Cargo 92’ de Mano Negra, y en esa época conocí a Esther Carlos Miguel, Bárbaro, Niovis y Yamilka cuando estaba perdido por las calles de La Habana. Después de una larga caminata con Raimundito, alias ‘El Temba’, hicimos un descanso en casa de su abuela. Vi dentro de la sala instrumentos de música y fotos de músicos, y nos hicimos rápidamente amigos y nunca partí verdaderamente de aquella casa.

 

¿La colaboración con músicos cubanos en P 18 estaba clara desde el principio o fue surgiendo espontáneamente?

– Cuando comenzamos el proyecto P18, no pensamos incluir músicos cubanos, pero en el 95, en una visita a La Habana, después de una fiesta memorable, habíamos decidido más o menos grabar algo juntos, y Urban Cuban es el resultado de esos dos proyectos.

 

¿P 18 es más una idea abierta que un grupo cerrado?

– P18 es por naturaleza un proyecto abierto, una geometría variable, una arboleda, un espectáculo en vivo, una unidad de producción autónoma, una nación detrás del ritmo.

 

¿Qué relación hay entre el son, la música tradicional cubana y las bases electrónicas que utilizáis en el disco?

– La relación con la música cubana es la fiesta, el baile, el ritmo, la sensualidad, la alegría de vivir. La electrónica, lo digital es sólo un medio, un instrumento de trabajo, que nos hacen descubrir los horizontes nuevos de territorios sonoros inexplorados.

 

¿Por qué estas fusiones no son tan habituales en Cuba y tiene que ser gente de fuera de la Isla la que las impulse?

– Creo que esta fusión viene de Europa principalmente porque con el bloqueo de los EEUU los equipos tipo sampler son muy raros. Pero escuché un grupo genial allí que se llama Sin Palabras, que hace una mezcla inédita de música africana y electrónica.

 

En concierto sonáis menos electrónicos y mucho más directos. ¿Es ahí dónde se nota la parte más clásica del grupo?

– Hasta hoy hemos hecho sólo 5 conciertos y estamos siempre buscando nuevas cosas. Me gustan las bandas con mucha gente. Cuando las máquinas tocan durante todo un concierto, al final es difícil saber quién toca qué.

 

¿Se reciben mejor en Francia o España que en Cuba?

– Cuando el disco llegó a la isla fue un acontecimiento para todas las radios y los cubanos fueron muy sensibles a esta amistad franco-cubana. Además, Esther y Bárbaro son conocidos allá, y al saber que estaban asociados a un proyecto como éste entusiasmó a todos.

 

Tu trabajo parece más la continuidad de aquel grupo que lo que ha hecho Manu Chao en solitario, aunque ambos discos son perfectamente complementarios, ¿no?

– Esta idea de continuidad viene quizás del hecho que dos títulos de nuestro disco hubieran podido estar en un hipotético sexto elepé de Mano Negra, “Urban Cuban” y “La verdolaga”, por la sonoridad de los timbales y de los bongos o por mis teclados. Por lo que se refiere a la complementariedad de Urban Cuban con Clandestino, no lo sé. Podéis intentar pegar los dos compactos juntos y ver lo que ocurre.

 

¿De dónde viene tu interés por la música marroquí?

– Una vez más, de vagabundeo. Me extravié en la Medina de Marrakesh cuando iba a visitar a la madre de mi esposa. Llegamos a un local de músicos. Los marroquíes fueron muy hospitalarios. Nos quedamos un rato bebiendo té y fumando kif en largas pipas finas. Los músicos tocaban percusiones y guembri, una especie de bajo acústico. Más tarde, me enteré que era música de los gnawas, una música sagrada, de zozobra, que de algún modo, disculpa la asociación fácil, me hace pensar en las ceremonias religiosas de santería

 

¿Qué encuentras en este tipo de músicas que no hallas en la música del resto del mundo?

– No tengo vocación de ser el especialista de las músicas del mundo. Soy un ratón de ciudad: me gusta perderme en ella, me gusta la casualidad de los encuentros y lo que hace que me enganche más a una música que otra es cuando se me vuelve familiar. Por lo tanto, escucho de todo siempre. Poco importa la botella, ¡sólo cuenta la borrachera!

 

¿Quiénes son los miembros más estables y quiénes han sido los colaboradores más habituales?

– No hay nunca nada habitual. Actualmente podemos decir que P18 son doce personas: Esther, Niovis y Amilka (voces y baile), Charlotte (manager y mi querida esposa), DJ Sree, Gilles (bajo), Phil y Carlos Miguel (percusión), Daniel (guitarra), Paddy, Christian y Bárbaro (metales).

 

¿Desde el fin de Mano Negra hasta el recopilatorio Rumours Of War habías hecho algún otro trabajo?

– P18 empezó en el 96 con nuestros primeros EPs “Light & Fire” y “Da Weed Da Mike & Da Motherfucker”. Eso por lo que respecta al trabajo discográfico. Desde el fin de Mano Negra, en el 93, toqué con Daddy Yod & The Ruption Crew en gira con Dennis Brown y también realicé el disco de los Moskokids -los niños del barrio que cantan “El Alakran” en Casa Babylon– y el año pasado toqué con Amadou y Mariam, dos cantantes ciegos de Malí. Recomiendo su disco Sou ni tilé.

 

¿Aquél disco es tu trabajo de espíritu más punk y combativo?

Rumours of War salió en agosto del 98. Tiene algo de punk en su agresión sonora y es combativo por su contenido. Pero es un trabajo hecho en un estudio casero, un trabajo doméstico, una guerra virtual. Me siento verdaderamente más al combate con un proyecto en vivo como Urban Cuban.

 

También hiciste una remezcla de “King Kong Five”. ¿Dónde se editó y cómo fue el resultado?

– Esa remezcla de “King Kong Five” fue un compacto-single promocional para acompañar la salida del Best of Mano Negra. Lo hicimos con DJ Sree, en una onda electro rock, y creo que quedó bien.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANIC STREET PREACHERS

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANIC STREET PREACHERS

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Manic Street Preachers, el nuevo testamento

 

 

Pasaron de la crisis por la desaparición de quien era su imagen y su líder -Richey James, episodio aún no aclarado- a las ventas y los premios por su mejor disco, Everything Must Go. Su nuevo disco, This Is My Truth Tell Me Yours, sigue en aquella línea, dándole un repaso a unos cuantos temas de actualidad, con un sonido aún más pulido y con la rabia de sus principios bastante lejos ya. Eso sí, siguen muy seguros y orgullosos de su clase social.

 

¿Es mejor todo siendo tres que cuatro?

– Nicky Wire (N): Sólo notamos la ausencia de Richey James en el escenario. No es una gran pérdida cuando estamos escribiendo o grabando. Tal vez seamos más amables entre nosotros, puede que nos sintamos un poco más cerca.

 

Pero Richey era el líder, ¿no?

– N: La habitación de Richey era el centro de reunión. Estaba siempre haciendo cosas en la esquina, notas, textos… y al final de la noche se hundía. Ahora el centro de operaciones es mi casa.

– James Bradfield (J): Es más fácil llegar a un consenso. Hubiera sido muy difícil tal y como estaba comportándose Richey…

– Sean Moore (S): Se había convertido en una espiral hacia abajo, grotesca y trágica. Es difícil comprender de dónde venía. Estaba muy confundido.

 

¿Cómo sonarían vuestros discos si él estuviera aquí?

– N: Habría ido más lejos de ser simplemente un letrista en su cabeza. Quería llegar mucho más lejos que The Holy Bible. Dejó una nota en una de sus canciones que decía: ‘Idea para un álbum conceptual entre Screamadelica -de Primal Scream- y Pantera’.

– J: Si piensas que The Holy Bible era gratuito y difícil, imagínate cómo hubiera sido El Nuevo Testamento. Disfrutaría el reto, pero hubiera sido un callejón sin salida. Hubieran sido discos muy malos.       

– N: Hubiéramos llegado a un compromiso para grabar alguna de sus canciones aquí y allá.

 

¿Estáis preocupados sobre cómo va a reaccionar la gente ante el nuevo disco?

– N: Después del desastre comercial de aquel disco, no había nada que perder. Sobre todo desde que desapareció Richey. Recuerdo que dijimos que seríamos felices si Everything Must Go vendía cien mil discos y si llegábamos a tocar en algunos festivales. Ahora todo el mundo va a ser mucho más crítico. Aparentemente, no somos tan sexy como cuando éramos un grupo de combate y Richey estaba con nosotros. Pero todo está ahí aún, en el disco.

 

¿Sentís todavía esa rabia?

– N: Somos menos nihilistas y más constructivos, y eso tiene que ver con la edad. Richey es un buen ejemplo de que la rabia es mala a largo plazo. Pero incluso en el primer disco teníamos canciones como "Motorcycle Emptiness". Siempre hemos sido artistas, je, je.

– J: Si un grupo saliera ahora como éramos nosotros entonces, intensos y furiosos, pensaría que son muy buenos. El problema es que ahora la rabia se asocia con toda esa mierda rápida del punk por culpa de los americanos.

 

¿Qué pasa con las comparaciones de vuestro sonido más limpio y asequible con Foreigner?

– J: Si alguien me dice eso a la cara, entonces me marcharía, porque sino le pego. Puedo aguantar las críticas, pero no las groserías.

 

¿Pueden las estrellas del pop ser héroes todavía?

– J: Héroe es una palabra de adolescentes, heroico es una palabra de adultos. Creo que es difícil ser heroico. Pero las estrellas del pop pueden ser héroes brillantes. Liam Gallagher parece llevar una armadura por traje y a Richard Ashcroft también le sienta bien.

 

¿Pensasteis alguna vez en cambiar el nombre?

– J: Ahora el nombre tan punk y la rabia parecen un poco estúpidos. Muy al principio lo intentamos. Allí estaba una banda que sonaba como The Clash en una noche mala, que llevaba vaqueros ceñidos y se llamaba ‘Los predicadores maníacos de la calle’. Pensamos si lo estábamos llevando demasiado lejos. Al final no se nos ocurrió nada mejor.

 

¿Qué significa ser galés?

– N: La nuestra es una forma muy particular de ser galés. Es una cultura rural y urbana que tiene mucho de industrial. Y, definitivamente, hay una vena de locura en el temperamento galés que les hace dejar el país o beber hasta matarse. Richey era un buen ejemplo…

– J: Gales nunca deja artistas galeses. Tienes que desconfiar del romanticismo. Gales es un sitio mucho más complejo de lo la gente piensa, no es una comunidad unida, también hay rencor. Alguna gente del Norte y del Oeste se ofende si hablamos de Gales porque no sabemos hablar galés.

 

¿Alguna vez habéis estado en un club de fans?

– J: Intenté unirme al de The Waterboys una vez. Ahora odio esa actitud amistosa de algunos grupos que dicen que no son nada especial, que cualquiera lo puede hacer. No todo el mundo lo puede hacer. Sólo nosotros podemos hacer lo que nosotros hacemos.

 

Como grupo, ¿estáis solos?

– N: No hay muchas bandas influidas por nosotros. Y ningún grupo dice que somos su grupo favorito. Me gusta eso.

 

¿Es la clase social lo más importante de Manic Street Preachers?

– N: Creo que tienes que salir de la clase trabajadora para escribir una canción como "SYMM" y para entender el fútbol y su importancia sobre la clase trabajadora. Ahora la clase es algo más subliminal en la música. Después de "A Design For Life" no quiero escribir sobre ello otra vez de una forma específica, porque ese disco cristaliza todos los pensamientos que siempre he tenido sobre la clase social, histórica y físicamente, todo.

 

¿Pueden los saludables miembros de un grupo de rock llamarse propiamente clase trabajadora?

– N: La clase social es algo de lo que no te puedes desprender por mucho que lo intentes. Es inherente, no puedes dejarlo. No puedes comprarla, ni tu pertenencia a una clase superior ni a la clase trabajadora. El éxito no cambia esos fundamentos. Cuando Damon Albarn intentó convertirse en alguien de la clase trabajadora no lo consiguió. La sociedad sin clases es un mito y me alegro de que no exista. Siento pena por las clases medias. Sus vidas no tienen alma. Siempre prefiero la comida normal en casa que comer en un restaurante fino. Y nunca me quejaría en un restaurante sobre la comida aunque fuera la peor que hubiera probado.

 

¿Es ése el dilema del rock: esforzarse por escapar reteniendo la identidad?

– N: Cuando Richard Burton le compró un diamante a Elizabeth Taylor pensé que era muy galés, algo de la clase trabajadora, y me gustó. Siempre viajo en primera clase en el tren porque siempre lo deseé, y el conductor todavía nos lo recuerda cada vez que nos ve. Sean se compra coches nuevos. La clase trabajadora siempre quiere mejorar, sea yendo a la universidad o traficando.

 

¿Hay un riesgo de aburrir a la gente siendo correctos?

– J: Soy consciente de la pasión y la sinceridad tal y como se ve en el rock. En el nuevo disco, "My Little Empire" es una canción sobre no preocuparse o no saber nada más allá de tus cuatro paredes.

– N: Somos sinceros, pero somos conscientes de que hay una línea muy fina entre eso y The Joshua Tree. Sé que mucha gente piensa que soy el más vanidoso y arrogante capullo en el mundo, y tienen razón. En el escenario me preocupo más de como sostengo el bajo que de tocar bien.

 

¿Os va este trabajo?

– J: Me va muy bien. Creo que estar en el estudio es como estar en un campamento de verano.

– N: Odio viajar. Y me arrepiento de dar tanto de mí en las letras. Me siento como aquellos indios que pensaban que les robaban el alma con cada foto.

 

¿Es el grupo indestructible ahora? ¿Cómo sabéis si ya no funciona?

– J: Nick y yo tenemos un sexto sentido sobre las cosas. Sabríamos si se ha terminado. Además, Nick me ha enseñado algunas letras nuevas y, como siempre, me ha emocionado por lo buenas que son. Lo de poner punto y final al grupo ni se plantea.

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON THE JESUS AND MARY CHAIN

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON THE JESUS AND MARY CHAIN

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


The Jesus and Mary Chain, inocencia y simplicidad

 

 

The Jesus and Mary Chain llegaron en 1984 y con la melodía distorsionada de Psychocandy amenazaron con cambiar la música para siempre. Su arrogancia y mordacidad no dejaba de llevar razón: su original combinación de melodías inolvidables con un abrasivo, a veces inaudible, ruido ha marcado muchos de los lanzamientos de los noventa: Nirvana, Radiohead, Nine Inch NailsY La lista es interminable. Pero allí donde la mayoría de sus iguales lo dejaron, optando ansiosamente por la vida -o la muerte- fácil, The Jesus and Mary Chain siguieron inexorablemente empeñados en su búsqueda del perfecto disco pop. Ahora, con una menor influencia y repercusión, regresan con Munki. Gran sonido, mentes sangrientas. Jim Reid lo presenta.

 

¿Por qué la vuelta a Creation Records, vuestro primer sello?

– Queríamos irnos de Warner desde hace tiempo. Con ellos todo lo que esperábamos era que nos dejasen solos para hacer lo que hacíamos, luego que editaran el disco y que lo promocionaran. Y creo que no les gustaba estar tan poco involucrados, ninguna función más que la puramente industrial. Creo que están más acostumbrados a trabajar con aquellas bandas que no tienen confianza en sí mismas, a las que pueden decir qué vestir y cómo sonar, y nosotros no somos así. Parecían tener miedo de nosotros, de verdad.

 

¿Os sentís libres de nuevo?

– Para ser honesto, siempre me ha gustado el modo de trabajar de Creation. Estar en Creation significa que puedes hacer lo que quieras, del modo que quieras, y eso es fundamental. Con cada disco estás diciendo: ‘Éste soy yo y ésta es mi personalidad’. Y si dejas que la gente te cambie o que pueda opinar sobre tus discos, empiezas a perder tu identidad. También me gusta de Creation eso de que vas allí y están poniendo discos mientras trabajan y hablan y te preguntan sobre ellos. De verdad les gusta la música, y eso es importante para nosotros.

 

Tengo entendido que durante la grabación ha habido más de un problema.

– Es divertido porque la idea de este disco era que lo hacíamos en tres semanas y luego lo publicábamos un mes después. Nos habíamos dado cuenta de que nunca habíamos hecho un disco que sonase como si hubiese una banda en ello y de que justo eso era lo queríamos hacer. Y entonces todo se volvió una pesadilla. Empezamos con algunas canciones para no volver a ellas hasta años después. Mi hermano William y yo casi acabamos asesinándonos durante el proceso. Lo que nos ocurre ahora es que no nos cortamos en absoluto, somos tan honestos el uno con el otro que la gente alucina.

 

¿Seguís buscando la simplicidad?

– Todavía hay mucho que hacer en la música pop, todavía quedan muchos caminos por pisar. Y el día en que no se nos ocurran más ideas sobre cómo hacerlo, eso será todo, se acabó, prueba superada. Aún recuerdo cómo me capturó por primera vez la idea de la canción pop de tres minutos, cómo algo tan inmediato puede durar tanto en el tiempo. Ya sabes: aún me encantan los singles de los Buzzcocks del 77, siempre estarán conmigo. Creo de verdad que la música pop permanecerá para siempre.

 

¿Y seguís pensando que el 99% de la música es basura?

– Siempre ha sido así. La gente me dice que odio la música porque me estoy quejando de ella todo el rato, pero la amo. Lo único es que me doy cuenta y acepto que la mayoría de la música es una auténtica basura, y eso es bueno, porque toda esa mierda hace que lo bueno suene mejor.

 

¿Y cómo lleváis lo de la integridad en el rock and roll?

– Hacerse importante por el hecho de serlo no significa nada para mí. Solía decir que queríamos ser importantes para poder llevar nuestra música a los estadios y cambiarla para siempre, enfrentar a todo el mundo a algo tan puro que todo sufriese una alteración después de 1987. Pero cuando descubrimos que estábamos rodeados por gente a la que ni siquiera le gustaba la música, nos deprimimos seriamente. Si sólo se trata de dinero o de fama, si te olvidas de la música, entonces no tiene sentido ni utilidad. Si eso es lo que te mueve, es que no tienes alma. Nuestra actitud sobre este tema es lo que nos convierte en la última banda de rock and roll.

 

¿Os sentís hoy más jóvenes que ayer o es la madurez la muerte del pop?

– Creo que mi hermano William siente que ha madurado un poco, pero yo me niego. Quiero agarrarme a esa inocencia y a esa humildad previa a la música. No quiero sentir nunca que soy un compositor genial ni actuar con pomposidad al respecto. Por ejemplo, me encanta Van Morrison, pero odio la manera en que se comporta, con esa actitud de ‘bésame el culo’, es triste y vergonzoso.

 

¿Hay una actitud distinta a la hora de presentar vuestro nuevo disco?

– Siento como si hubiésemos estado empujando una enorme piedra hasta lo alto del Everest, )sabes? Y ahora sólo quiero que la piedra caiga, quiero poder caminar hasta lo alto del jodido Everest, un cambio. Quiero ser como Nick Cave, que ha hecho lo que ha querido. Hace lo que quiere y tú, o lo aceptas como es o te olvidas. Y la gente lo acepta. Eso es lo que querría para nosotros.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ELVIS COSTELLO

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON ELVIS COSTELLO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Elvis Costello, sucesos inesperados

 

 

          El compositor más completo del pop posterior al punk está feliz. Tiene motivos. Painted From Memory, su sedosa colaboración con el mítico compositor Burt Bacharach, consiguió el consenso crítico y comercial. Y, ahora, una de las canciones de aquellas sesiones, la adorable balada “She”, ha trepado a lo alto de las listas británicas tras ser incluida en la banda sonora de Notting Hill. El éxito ha sido tal que ha provocado la edición de The Very Best Of Elvis Costello, un disco esclarecedor que repasa su versátil carrera.

 

          Elvis tiene mucho que contar. Pocos han retratado con tanta amargura la vida cotidiana en el Reino Unido y los recovecos del alma humana. Desde 1977, cuando Nick Lowe le produjo My Aim Is True, Costello ha dado retorcidas piruetas musicales y derribado todo tipo de barreras estilísticas. Sus más de veinte discos se identifican con la new wave, el pop sofisticado, el soul, el country, el folk, el jazz o la música de cámara, un universo que conoce bien gracias a sus colaboraciones con el Brodsky Quartet y su actividad como organizador del festival Meltdown.

 

          Por si fuera poco, ha actuado con personalidades tan dispares como los Chieftains y Count Basie, ha compuesto para la Filarmónica de Londres, producido a decenas de artistas, colaborado con Paul McCartney o el guitarrista de jazz Bill Frisell, cantado con el mismísimo Tony Bennet y disfrutado con las interpretaciones que los artistas más variados han hecho de su material. Todo esto al margen de sus múltiples trabajos para películas.

 

          Rara vez se repite: la industria lo sabe, y por eso disfruta de un contrato innovador con Mercury que le permite editar discos en varios sellos de la multinacional en función del género que explore. Habla quien ha logrado el milagro de desbancar a Ricky Martin con una canción de Charles Aznavour.

 

¿Este éxito te ha pillado por sorpresa?

          – Bueno, he tenido bastantes éxitos en mi carrera, aunque éste ha llegado en un momento especial. Pero el éxito no es nunca un problema, te acostumbras rápido a él. El problema es que tus discos no sean suficientemente buenos o que la gente se acostumbre a ti y dejes de sorprender. Sigo teniendo como máxima hacer siempre cosas diferentes. Me gusta el riesgo, la aventura. ¿En qué sentido decías lo del éxito?

 

Bueno, no debe de ser fácil triunfar en el Reino Unido con un viejo terna de Charles Aznavour…

          – Sí, sobre todo porque ese tipo de canciones suelen estar vetadas en la radio. Estamos llegando a un punto en que la mejor música es un poco rara. Es comprensible: se trata de vender, como ocurre con cualquier otro producto. Todo tiende a ser joven, fresco, instantáneo, brutal e inofensivo. Con el tiempo, los artistas veteranos nos convertirnos en una especie de viejos cuadros que sólo puedes ver si vas a un museo o a un lugar concreto. Y eso nos beneficia en parte, porque el arte siempre ha estado en reductos. Así que no deja de ser un poco delirante que una canción de Aznavour suene a todas horas en la radio. En cualquier caso, creo que el público está ahora más preparado para aceptarme como baladista que hace quince años.

 

Sí, parece que tu música se ha vuelto más sofisticada, madura, compleja…

          – Bueno, durante los últimos años he estado más inmerso en la música. Cuando comencé, la letra marcaba de alguna manera la pauta. Ahora dejo que la música fluya. Creo que comencé a trabajar así a mediados de los 80, con canciones íntimas y armónicas que tenían el color en los arreglos. Esa faceta más experimental me ayudó mucho. No diría que mi música se haya hecho más compleja, sino más musical. En las últimas cinco semanas, he hecho unas 17 canciones nuevas. Algunas han quedado sofisticadas, pero no era mi intención. No trato de ser complejo.

 

¿Se te ha quedado pequeño el pop?

          – No, en absoluto. Sigo admirando su carácter pasajero y desechable, de igual manera que veo la música clásica como inmortal. Todo es cuestión de lo que consideres una composición pop. Para mí, lo que he hecho con Burt Bacharach es pop, y yo no diría que sea nada simple. El pop puede ser pobre si se limita a un simple acorde o un riff rockero, a un beat de baile o una balada melódica. Pero se debería promover una visión más amplia. El pop no es sólo Britney Spears, Offspring, Puff Daddy o Ricky Martin; es mucho más que los que tienen éxito y las malas copias que les siguen. Eso abunda demasiado. Hay que buscar un lenguaje amplio, para todo el mundo, y seguir llamándolo pop. La riqueza de la música no está representada en la radio y la televisión de hoy.

 

¿Qué te ha reportado tu trabajo con el compositor Burt Bacharach? ¿Fue difícil el colaborar con uno de tus ídolos?

          – Ha influido, sobre todo, en mi forma de componer. Me ha hecho concentrarme y tener más en cuenta los detalles. Nunca antes los había cuidado tanto. Ahora trato de adoptar ese enfoque cuando compongo para mí. A veces me costó superar la barrera de la admiración pero, luego, Burt me ayudó a desprenderme de la impaciencia del pop. De él aprendí que, como en la vida, la pasión y el drama pueden llegar poco a poco.

 

Tu lista de colaboraciones es interminable. ¿De cuáles estás más orgulloso?

          – En un primer momento, algunas me han parecido un sueño. Como cuando fui invitado a cantar con Tony Bennett y Count Basie o cuando, habiendo sido de niño un gran fan de los Beatles, me llamó Paul McCartney. Esos nombres llaman más la atención, pero he trabajado con otra gente no tan conocida que me ha enriquecido más. No sabría destacar un nombre.

 

¿Te ves reflejado en este disco de Grandes éxitos?

          – No tengo esa perspectiva tan periodística. No creo que ni siquiera las trescientas canciones que he compuesto me retraten por completo, así que me he limitado a escoger los temas relevantes en mi carrera. Sólo he supervisado la edición doble británica, porque en el resto del mundo el disco será sencillo. Preferían sacarlo por un precio más razonable, ya sabes. Obviamente, no es tan completo, no tiene tantas canciones de los años 80, pero creo que la selección es bastante buena.

 

¿Va a ser acústica tu próxima gira?

          – Sí, parecida a los conciertos que hice en Barcelona en mayo. Creo que será mi último tour de este tipo en un tiempo. Estaremos en España de nuevo. La última vez me dio pena no hacer más fechas, aunque es el país donde más ciudades he visitado.

 

¿No piensas volver con los Attractions?

          – Tras el próximo disco, me gustaría tocar las viejas canciones con una sección rítmica, pero no con los Attractions. Aún no sé cómo será. No tiene que ser necesariamente una banda de rock: no quiero trabajar sólo con el volumen sino también con el ritmo, que ha sido la última prioridad en mi música reciente.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANU CHAO

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON MANU CHAO

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Manu Chao, el nómada más lúcido

 

 

Escuchar a Manu Chao es un placer. Uno estaría horas charlando con él, alguien con el que comparte sus principios y su visión del mundo, intentando contagiarse algo de su enorme talento, hiperactividad e ilusión. A sus 37 años, y sin domicilio fijo, ha firmado otra obra de canciones atemporales que ya son del dominio popular y se prepara para embarcarse en una nueva aventura, A feira das mentiras, que tendrá como escenario -suerte la nuestra- Santiago de Compostela entre el 7 y el 12 de julio.

 

¿Estás más cerca de lo popular, de lo básico, con Clandestino?

– Cada vez me parece más importante tratar de buscar la vía más sencilla. Veo el mundo muy complicado y, para mí, la solución es la sencillez. Escucho una canción de Bob Marley y lo suyo es muy sencillo, y si hay alguien que haya llegado a todo el mundo, ése es él. Para mí es todo un ejemplo.

 

¿También estas canciones suenan distintas en directo de un día para otro o no las vas a pasear por los escenarios por ser más intimistas?

– Este disco son canciones para cantar cuando sea el momento oportuno. Quiero que queden sueltas, y no me planteo una gira convencional como las de Mano Negra o Radio Bemba con ellas. Evidentemente, todo lo que se hizo en este disco será utilizado de una forma u otra en los espectáculos que vamos a montar, pero la primera cuestión es que estas canciones soy incapaz de cantarlas al día siguiente de la misma manera.

 

¿Qué importancia tienen hoy en día los pasaportes?

– Ésa es una de las cuestiones que me preocupan: son una forma de poner barreras y distanciar a los pueblos por parte del Estado. Veo por muchos sitios que el cierre de fronteras está provocando muchísimos problemas duros y violentos. Lo que sucede entre Europa y África, Europa y Sudamérica o entre los USA y Centroamérica sólo va a traer complicaciones.

 

¿Cómo se vive el ascenso del Frente Nacional en Francia?

– Esa radicalización que hay por todos lados es evidente en Francia con la extrema derecha y, también, con la respuesta de los chavales en los barrios. A veces no se canaliza de la forma adecuada: la solución al Frente Nacional tampoco es el integrismo islámico y, por desgracia, cada bando tiende a ir hacia los extremos más y más.

 

¿Cuáles son los mayores malos de la sociedad actual?

– El principal mal es que el mundo está tan perdido, y yo el primero, que el campo está muy abierto a los populistas, a los que dan soluciones fáciles. La gente que ahora vota a la extrema derecha en Francia son los que hace quince años votaban a los comunistas, y yo no considero que todos sean fachas, sino que están engañados por peligrosos populistas. Y los norte-africanos que se meten en el integrismo también son gente engañada. Lo mismo pasa en Brasil con las sectas y los falsos líderes religiosos. Hay tanta falta de ideales que estamos volviendo a los de la Edad Media. Y en España también los hay, no te creas. Por ejemplo, Jesús Gil, que para mí es más peligroso que Le Pen, ya que tiene algo más popular que un partido político: un equipo de fútbol. El fútbol es un vehículo para llegar a la gente mucho más fuerte que un partido político.

 

¿Qué te dan los países de Sudamérica en relación a Europa?

– Sucede que, a fuerza de viajar, te enamoras de un país, de una región o de una gente. Da igual que sea Sudamérica o París, que es un lugar adonde necesito volver cada poco para ver cómo le va a la gente del barrio. Ahora me pasa también con Galicia, donde se han creado muchas afinidades.

 

¿Sientes qué es la comunidad más próxima a Sudamérica?

– Lo que tiene Galicia es que es un país muy abierto al exterior, sobre todo a Sudamérica, con tradición de saber recibir a la gente, por lo del Camino de Santiago y antes por los europeos que iban hasta Fisterra. También está la tradición de haber viajado y emigrado por el mundo entero.

 

¿Te consideras un nómada sin domicilio fijo o te sientes más cómodo en algún sitio?

– Hay muchos sitios en los que me siento cómodo, y eso tiene sus ventajas y sus desventajas. Si tuviera que instalarme en algún sitio mañana mismo, sería muy complicado. Tiraría un dado al aire y lo elegiría al azar. Mi manera de vivir estos tres últimos años ha sido sin rumbo fijo, inspirándome de lo que salga por el camino.

 

Después de la experiencia de recorrer Colombia en tren, supongo que nada puede volver a ser igual con la industria musical convencional.

– Digamos que, después de proyectos como ése, te cuesta mucho volver a tener una carrera clásica de artista musical, con giras, promoción y grabaciones. Lo viví mucho antes, pero ahora lo que me da vida es soñar cosas diferentes. El reto es seguir haciendo locuras de ésas y no tienen que ser tan lejos como Colombia. La próxima será en Galicia.

 

¿Crees que el hermoso libro de tu padre, Un tren de hielo y fuego, es la crónica de una separación anunciada?

– Es una crónica de una aventura fabulosa, con el relato de lo terrible y lo bueno que pasó allí. Pero la separación no tiene nada que ver. El montaje del tren en Colombia no se hizo con Mano Negra. La banda ya estaba bastante disuelta en ese momento, aunque en Colombia se notaron las disensiones en la banda en cuanto a la filosofía de la vida: unos querían seguir con proyectos como ése y otros volver con sus familias, que también es muy respetable.

 

¿Qué fue lo mejor de la experiencia Cargo 92, el barco con el que recorristeis Brasil, Venezuela, Santo Domingo y México?

– Cargo 92 fue la primera aventura realmente extraordinaria y la que dio pie a montar ideas de ese tipo. Estando allí un amigo nos habló de las vías del tren abandonadas de Colombia por las que no pasaba nunca un tren, y por eso decidimos montar un carrito con cuatro ruedas y llegar a pueblos en los que nunca había estado ningún artista. Lo de Colombia nunca hubiera pasado si no hubiéramos hecho este viaje. Cada proyecto da un poco de vida al siguiente.

 

El reciente viaje por el Nordeste olvidado de Brasil en busca de los repentistas fue algo distinto, ya que ibas solo con tu guitarra, sin grupo.

– Durante dos o tres años he viajado por bastantes sitios, pero nunca me encontré solo, porque siempre me han recibido bien y he estado con la gente con la que quería estar. Lo mismo pasa ahora, con lo de A feira das mentiras, en la que hay mucha gente implicada.

 

¿Cómo cambia también la forma de componer en estos viajes?

– A nivel de grabación ha ganado mucho. La diferencia no es tanto con este disco, ya que entre los tres primeros de Mano Negra y Casa Babylon hay mucha diferencia. Pasamos de una forma clásica de grabar, en estudio, adonde llegábamos con las ideas claras, para grabar y mezclar, a llegar al estudio para captar el instante inventando cada día. Ahora, además, tenemos un pequeño estudio que llevo siempre encima y que permite tomar pequeñas instantáneas del momento, grabar allí donde encontramos los músicos y en el momento en que surge la magia, y eso me tiene muy vivo.

 

¿Te sientes inspirador de un buen montón de bandas que han aparecido en los últimos años?

– Es evidente que ciertos grupos que han practicado estilos en Sudamérica, España, Francia o Italia que declaran estar inspirados por nosotros, lo que nos da muchísimo orgullo. Luego, cada uno sigue su camino: unos me gustan y otros me parecen que están bastante equivocados.

 

¿Queda algo de amargura o resentimiento por la separación de Mano Negra?

– No, en absoluto. Fue para todos difícil entender que el grupo se acababa. Costó un año comprenderlo. En el momento de la separación hubo de todo, pero ahora, con el tiempo, creo que Mano Negra cumplió su ciclo de vida y yo aprendí mucho ahí. Fue una escuela preciosa y ahora vienen otras. Clandestino no es más que una pequeña piedra en algo más amplio. Tengo grabadas muchísimas canciones, en direcciones muy diversas: techno, hardcore, canciones cariocas grabadas en Rio de Janeiro… Lo de A feira das mentiras me llena mucho, aunque no sé si nos juntaremos allí cuatro, doscientos o diez mil. Y eso es, precisamente, lo mejor.

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