ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON RADIO FUTURA

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON RADIO FUTURA

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1998


Radio Futura, recuerdos de la España profunda

 

 

Por razones que no vienen al caso, Radio Futura reaparecen este año. Aunque no es una reunión en toda regla: simplemente se edita un disco, Memoria del Porvenir, que recoge sus grandes canciones, páginas de oro imprescindibles en la historia del rock en castellano, cinco de ellas regrabadas para la ocasión. Santiago Auserón, Luis Auserón y Enrique Sierra nos cuentan las anécdotas de esa historia.

 

– Escuela de calor

– La regrabamos de nuevo enteramente. Queríamos ver qué pasaba al juntarnos los tres con músicos de 20 años, como los de la banda de Luis Auserón. Se reemplazó el riff que todo el mundo conoce, tocando el tema al doble de tiempo y cambiando la melodía de la voz.

 

– Semilla negra

‑ Sí, otra versión de “Semilla negra”, pero ésta parece la definitiva. Creemos que las anteriores no estaban del todo bien resueltas, sobre todo rítmicamente. La experiencia de tocar con cubanos en la banda de Juan Perro ha servido, curiosamente, para integrar el corazón latino del tema con las maneras de tocar de Enrique, de Luis y de su grupo.

 

– Han caído los dos

‑ Tiene un cierto aire hispano, con métrica de bolero, por no hablar de la temática pasional. Pero está llevada a terrenos metálicos en el sonido y en la producción. Aunque data de 1985, se parece mucho a la manera en que algunos grupos de hoy arreglan sus temas.

 

– El tonto Simón

‑ En De un país en llamas este tema simbolizaba nuestra voluntad de extraer contenidos de la España profunda. La que se recoge ahora es la versión de Tierra para bailar, que conserva la voz de la primera grabación pero con la estructura modificada y los metales de Aswad, convertida en una de las tímbricas más resultonas de la carrera del grupo.

 

– No tocarte

‑ La idea original era tocarla en ritmo de pasodoble, pero se metió un riff guitarrero al estilo Moratalaz y quedó así. Puede leerse también como un retrato de la España en la que nosotros crecimos, un país exuberante pero intocable, al que era difícil meterle mano.

 

– A cara o cruz

‑ La inspiración proviene de un día en que fuimos a tocar a Molina de Aragón, contratados por una peña de amigos en una plaza de toros diminuta. Llovía muchísimo, pero un paisano con la boina hasta las cejas y un pito en los labios insistía en que no llovería más. Es el personaje al que llamamos Don Rufio Datura en la letra, que, curiosamente, está escrita con la estética de carretera de la literatura estadounidense.

 

– La negra flor. Paseo con la negra flor

‑ Radio Futura tuvo una relación fuerte con Barcelona desde el principio. Nos quedábamos en hoteles muy exóticos, por el Barrio Chino, y pasamos temporadas muy divertidas. Imaginamos la historia de un currante, un chavalillo que se está quedando con una señorita que se gana el pan con desconocidos. ¿Lo de regrabarla? La cinta se caía a cachos, literalmente. Así que aprovechamos para hacer una versión con más punch, quitando arreglos superficiales, pero buscando dar más consistencia a la dicción y al ritmo.

 

– 37 grados

‑ Es un pastiche enloquecido de estilos que finalmente son extrañamente coherentes entre si. La letra es una especie de delirium tremens carnal que, curiosamente, conectó con la gente. De hecho, no aparecía en la primera selección, por cuestiones de duración, pero finalmente hubo tantas peticiones de la calle que aquí está.

 

– Annabel Lee

– Es la toma en directo de las sesiones grabadas en el Arena de Valencia. Suena como nos gusta, un poco tensa y dramática. La gente que ha seguido a Radio Futura sabe que en noches de buena temperatura podíamos sonar como una banda extranjera de nivel.

 

– El canto del gallo

‑ Otra vez la España rural, pensada para pueblos concretos y personas concretas. Aunque podrían suceder en, digamos, La Mancha, como en un pueblo de Méjico o Colombia. Es un lenguaje válido para toda la raza, como se dice por allí. Quizás es el tema al que le tenemos más cariño de todos: ni se nos ocurriría remezclarlo o rehacerlo.

 

– Veneno en la piel

‑ Una advertencia contra la toxicidad de la imagen, sobre todo cuando tiene cuerpo femenino y capacidad de seducción. Aquí quisimos hacer un homenaje a Ollie Halsall, que era uno de nuestros guitarristas míticos incluso antes de tocar con nosotros: el solo que hay en la canción es el que él había hecho en la versión instrumental antes de morir.

 

– Corazón de tiza

‑ Parte de un amorío infantil. Tarde de principios de verano, en un barrio pobre de Zaragoza, jugando con unas niñas. Estas tonterías de críos luego se convierten en enigmas cuando te haces mayor. Musicalmente buscamos esa especie de inocencia de un tema ligero pero con garra. Ésta es la versión de Tierra para bailar, mejor resuelta rítmicamente, con el órgano que tocó Joe Dworniak al final que echa candela y el rap que hicimos para el maxi.

 

– El puente azul

– Era el nombre del bar de Dimitri, un amigo de Londres, en el barrio de Candem. Improvisamos y salió esto: se empezó a trabajar una noche sin letra y se terminó a la siguiente. De vez en cuando da resultado intentar aproximaciones tan descaradas y sin preparación.

 

– La estatua del jardín botánico

– Con este tema se inició realmente la carrera consciente de Radio Futura como banda de rock experimental, dejando atrás un pasado de currantes y estudiantes que firmaron un mal contrato allá por el 81 que nos llevaba por terrenos no deseados. De repente, decidimos lanzarnos a un art-rock en castellano que era muy raro para la época, con final instrumental casi psicodélico. En la versión actual hay varias generaciones de guitarristas. Al final, este intercambio de ideas musicales justifica la preocupación de volver a pensar en estos temas.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AUSTRALIAN BLONDE

ULTRASÓNICA ENTREVISTA CON AUSTRALIAN BLONDE

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Australian Blonde, inmediatez pop

 

 

         Tres disco después, Extra suena como el debut perfecto para cualquier grupo, a base de melodías y energía pop. Australian Blonde son conscientes, aunque volverán a intentar dar rienda suelta a otros experimentos.

 

– ¿Era  premeditada la intención de marcar diferencias respecto al disco anterior?

– A mí me están sorprendiendo las críticas positivas que está recibiendo este disco, sobre todo comparándolo con el anterior, en el sentido de que dicen que aquél era malo y éste es bueno. El anterior es verdad que era un disco bastante largo en el que todos nos explayamos quizá en demasía. En Extra lo que intentamos fue condensar, ir al grano y acortar.

 

– ¿Y afectó en esa determinación la acogida más tibia que tuvo?

         – Sí, aunque paradójicamente en cuanto a ventas todos los discos se han mantenido en torno a las 15.000 copias, independientemente de una cosa u otra. Lo que ha sucedido es que al estar con una compañía multinacional como RCA las expectativas eran mayores.

 

– ¿Se os pasó por la cabeza dejarlo después de ese disco?

         – No, que va. Porque el grupo nunca ha estado parado, siempre hemos estado tocando y escribiendo. De hecho, el fruto de estos dos años son las canciones de Extra. No son temas que surjan de la nada, de un mes hacia atrás, sino que son el producto de estos años. El disco, por otra parte, creo que refleja nuestro buen estado de salud.

 

– ¿Veis Extra como lo que podía haber sido vuestro disco de debut?

         – No con esas palabras, pero sí que pienso que es el disco que siempre quisimos hacer. Por fin hemos hecho un trabajo que consideramos muy defendible. Para este disco teníamos 30 o 40 canciones y se escogieron los singles, y eso es lo que condiciona el disco. Hemos eliminado las canciones un poco más discursivas o melancólicas y nos hemos quedado con las canciones más comerciales, con todas las connotaciones que tiene la palabra. Las más radiables, con energía y pegadizas.

 

– ¿Y cómo el disco de Australian Blonde que todos pensábamos que podíais hacer?

– Supongo que hay algo de auto-afirmación y orgullo en el hecho de poder presentar un disco así.

 

– ¿No os hace gracia pensar que fuisteis pioneros en una fórmula que ha colocado en el mapa a nombres como Dover, aquello de prestar música a un anuncio de televisión?

– Gracia no es la palabra más acertada; en tal caso te produce envidia. Envidia en cuanto a los discos que han vendido. Personalmente me alegro muchísimo porque son unas excelentes personas y han trabajado mucho para conseguir lo que tienen. Pioneros no sé. Supongo que habrá gente que tenga a Australian Blonde como punto de referencia, pero recuerdo que cuando empezábamos El Inquilino Comunista y Los Planetas eran los que llevaban un poco esa bandera. Los Planetas sobre todo como punto de mira de las multinacionales, es decir, como grupo potencialmente comercial.

 

– ¿Qué ha quedado de ese espíritu indie con el que nacisteis El Inquilino Comunista, Los Planetas, Penelope Trip y Australian Blonde?

– Personalmente, me he visto en la obligación de vender discos. Como grupo independiente, estoy hablando. Una presión que nunca pensé que iba a sentir tan fuerte, pero que por otro lado ha hecho que grabase el mejor disco de mi carrera. Siempre tienes que negociar con la realidad, moviéndote en un mar de ambigüedades. Yo siempre he desconfiado de la gente que es tan fundamentalista. No puedes estar en el negocio de la música y salir inmaculado.

 

– ¿Por qué si a algunos grupos se les alaba por su tono melancólico, en el caso de Australian Blonde se prefiere su lado más luminoso e inmediato?

– Creo que eso obedece a que tú tienes una imagen de tal o cual grupo en la cabeza y en la medida en que ese grupo satisfaga ese ideal lo asimilas o lo rechazas. Muchas veces, a lo mejor, no se nos dio la oportunidad de demostrar que podíamos hacer canciones diferentes a “Chup, Chup” pero con la misma calidad. Igual lo que tanto el público culto como el público masivo espera de nosotros es ese tipo de canción, por lo que nos hemos visto un poco condicionados por ello. Creo que nuestra pelea está en demostrar que el grupo tiene peso específico, que somos buenos compositores y que nuestro directo es muy defendible.

 

– ¿Ésa es la razón de haber dejado esas dos canciones tan distintas para el final del disco?

         – Sinceramente, sí. Queríamos darle un poco de peso específico al disco, nos parecía que quedaba demasiado circunstancial, demasiado inmediato. “Molécula Go Go” es claramente un divertimento, una pura influencia de los japoneses, pero “Slow Down” es una canción que creo que tiene bastante contenido e incluirla era un poco como revelarse contra toda esa dosis de energía pop que nos invadía y que desperdigamos en las otras diez canciones.

 

– ¿No teméis que, ahora que os han salido tantos singles en un disco, muchos se pierdan entre las canciones del resto del LP?

– Siempre tienes que estar negociando con la compañía, con tu público, con tu grupo, contigo mismo… Y al final lo que quedan son las canciones. Lo que queda es que dentro de 20 años hayas hecho un tema que quede en la memoria de la gente y que, de repente, a personas que no sean de tu propia generación les parezca una canción valiosa. Esa es la mayor prueba de calidad que hay.

 

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MUS

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON MUS

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Mus, melodías para conciliar el sueño

 

 

         Fran Gayo y Mónica Vacas están hechos de otra pasta, eso está claro. Lo suyo es una sorprendente anomalía en el pop patrio. En el tiempo que va de los Eps Zuna y Pigaz al LP Fai han transitado por la senda del trip-hop y la de las nanas tradicionales. Eso sí, ni mentarles aquello de las bandas sonoras.

 

¿Es cierto que Fran grabó sólo las dos primeras maquetas y que más tarde apareció Mónica?

         – Sí, la cosa empezó así, con dos maquetas de instrumentales que tuvieron reseñas muy positivas en Rock De Lux y Spiral, a veces incluso excesivas, un poco salidas de madre. Para la grabación de la tercera maqueta ya empezamos a probar a incluir voces y nos pareció que todo ganaba en personalidad, las canciones se redondeaban más.

 

¿Qué había en aquellas dos maquetas? ¿Alguna canción acabó en los discos?

– Las dos primeras, las más, digamos, trip hop o abstractas, se quedaron en eso, dos maquetas para los señores críticos y para la gente que me llamaba (Fran) por teléfono y me la pedía contrarrembolso. Ningún tema fue recuperado en los discos. De la tercera maqueta se recuperaron prácticamente todos los temas para Zuna, aunque vueltos a grabar en los estudios Bunker.

 

¿En qué momento Mus se convierte en algo real?

         – Posiblemente en el momento en que Jesús Llorente nos propone grabar algo para Acuarela. Ahí es realmente donde empezamos a medir cuánto hay de realidad y cuánto de jugueteo en el que no merece la pena perder mucho más tiempo. Es una sensación rara que asusta un poco: nunca has tocado en directo, poca gente te conoce y, de repente, tienes que meterte en un estudio de grabación. De todos modos, con cada nuevo paso todo se hace más real, el primer EP porque es el primer disco que grabas, el segundo porque es el previo al LP, el LP porque es donde debes confirmar los augurios…

 

¿Ya nació Mus usando las bases electrónicas y con ese concepto?

         – No nació con ese concepto, más bien nació DE ese concepto. Cuando comencé a jugar con los programas de la SB16 de mi ordenador lo hacía igual que podría haberme dedicado a pasar más y más pantallas con el Duke Nuke o cualquier otro juego. La falta de conocimiento condicionaba de manera definitiva la estructura de las canciones, de ahí la obsesión repetitiva en los primeros temas, los ritmos quebrados. En realidad, nunca llegas a saber dónde acaba la incapacidad propia para manejarte y dónde comienza lo sencillamente distintivo de un estilo personal.

 

¿Sería posible una aventura así con instrumentos convencionales?

         – Cada vez tenemos más claro que sí. De hecho, en Fai tanto los teclados como violines, bajos o guitarras han cobrado protagonismo. Aun así, el trabajar con muestras permite que a veces salte la sorpresa: una muestra mal disparada, colocada en el sitio inicialmente incorrecto, puede conducirte a veces a un arreglo que nunca se te ocurriría de modo consciente y premeditado.

 

¿Y el gusto por la música tradicional vocal de dónde viene?

         – Es la música que conoces desde crío, no desde la elección personal, desde el gusto, sino desde la convivencia con ella, igual que convives con un vecino o familiar con el que no tienes por qué llevarte especialmente bien. Más tarde aprendes a valorar ese tipo de convivencia que dan los años y te das cuenta del verdadero valor que toda esta música que has aprendido a través de tus mayores, y no de las emisoras o revistas de moda, tiene en tu vida.

 

¿Qué significan Zuna y Pigaz, títulos de vuestros dos primeros Eps?

Zuna es un tipo de vicio o costumbre que sale a los animales cuando los maltratan, que se hacen hoscos… Más o menos, aunque no es exacto del todo. Pigaz es una palabra que en realidad no existe en asturiano, o casi. Es una especie de apócope de la palabra pigazu, que viene a ser siesta en asturiano. La sonoridad a veces viene dada por errores propios y también por limitaciones. La sonoridad es un resultado de todo, lo negativo y también lo positivo, fallos y aciertos. Y para dar ese resultado cuentan también las limitaciones de trabajar con -pocos- instrumentos electrónicos.

 

¿Es Acuarela el sello estatal más propenso a editar músicas con un componente más arty, como Diariu, Jr. o vosotros mismos?

         – Aún hoy, a tres años vista de haber fichado por Acuarela, no comprendemos el término arty, al menos aplicándolo a nosotros. Hemos procurado huir siempre de la cita directa, del guiño intelectualillo. Si hemos necesitado un sampleado en francés para un tema nos ha dado exactamente igual que sea de una película de Jacques Rivette, de Louis de Funes o de un noticiario; el caso es que cumpliese bien su función, sin ir más allá. Lo que sí nos parece Acuarela es un sello con especial querencia por jugarse los presupuestos con grupos más bien difíciles, aunque de buena prensa. Y eso es loable, aunque supongo que no muy rentable.

 

¿Compartís la opinión de Jesús Llorente en el sentido de que las propuestas más interesantes llegan de Asturias y Barcelona?

         – Bien, no lo tenemos muy claro, pero si efectivamente fuese de ese modo tendría una lectura muy diferente el hecho de que parte de los grupos más interesantes del estado pertenezcan a una “megalópolis-ultra-moderna” como Barcelona, o a una ciudad pequeñita, con unas características socio económicas muy determinadas, no muy propensa a la introspección, como es Xixón. En el caso de Barcelona no deja de tener su lógica: siempre están a la última en todo y da la sensación que son siempre los primeros en cambiar de asiento cuando va a haber un cambio de moda o tendencia. En Xixón, evidentemente, eso no sucede.

 

¿Aceptaríais componer la banda sonora de una película?

         – Quizás, pero tampoco tenemos especial interés en ello. Hay compositores que se dedican exclusivamente a esta labor, profesionales que realmente cumplen en ese tipo de encargos. La mayoría de las veces en que se encarga una banda sonora a un grupo no muy acostumbrado a estas lides los resultados no suelen ser ideales. Ahora mismo se nos ocurre la poco lucida colaboración de Orbital con Michael Kamen en Even Horizont.

 

¿Qué os parece que hablen de vuestras canciones como banda sonora de una película imaginaria?

         – La verdad, es una línea de texto que, de tan recurrida, empieza a perder gracia. Es algo que nos resulta ajeno y, supongo, debería preguntársele por ello más a los críticos que a nosotros dos. Al fin y al cabo, es algo un poco fruto de su imaginación y no de la nuestra. Sí es cierto que nos interesa recrear ambientes con nuestra música, y que nos parece estupendo que nuestra música se ponga de fondo para hacer otras cosas, todo tipo de cosas, pero de ahí a firmar una vinculación con el tema de las películas imaginarias…

 

¿Y que se mencionen nombres como Barry Adamson, Portishead, Spiritualized o Angelo Badalamenti es un halago o un lastre?

         – Son nombres todos ellos que admiramos muchísimo, y que se los mencione como referente es todo un orgullo. Está bien tener influencias y sobre todo reconocerlas, siempre que esto no te lleve a mimetizarte de manera escandalosa.

 

¿Sigue siendo aquello de ‘canciones para conciliar el sueño’ la mejor definición del sonido de Mus?

         – Desde luego, nos gusta mucho más que lo de las películas imaginarias. De hecho en la estructura del Fai todos los tempos se van ralentizando progresivamente para acabar dando con esa especie de antídoto contra el insomnio que es “Sebastián”.

 

¿Sois conscientes de hasta donde podéis llegar con vuestra música, de las cuerdas sensibles que podéis tocar en la gente?

         – Es difícil hacerte una idea de eso. Estamos hablando del papel que el oyente juega en la música, algo que escapa a nuestro control, aunque a veces nos permitamos algún truco fácil a base de crescendos, cuerdas, etc. De alguna manera, es más mérito de quien escucha el disco.

 

Me imagino que vuestra propuesta es casi irreconciliable con el directo. De todas formas, ¿pensáis hacer algún concierto?

         – De momento no. Suponemos que a base de una buena inversión podríamos llevar esto al directo, contratar músicos, adaptar las canciones al directo… Pero serían demasiados esfuerzos para algo que no tenemos claro que merezca la pena.

Xavier Valiño

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON REM

ULTRASÓNICA 1998 ENTREVISTA CON REM

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ENTREVISTAS 1998


REM, fábulas de la reconstrucción

 

 

Bill Berry se ha ido y REM no ha cambiado. Aparentemente, porque con Up han arriesgado más de lo habitual y han salido triunfantes. Michael Stipe, de reciente visita a Madrid, cuenta las razones.    

 

¿Cómo pensabais que iba a ser Up después de que Bill Berry dejara el grupo?

– No creo que ninguno de nosotros pensara que iba a ser tan diferente, ni cuánto cambiaría la dinámica del grupo sin uno de nosotros, especialmente Bill. Más o menos en tres segundos supimos que íbamos a grabar otra vez y creo que ése fue el hecho que nos llevó preguntarnos si queríamos continuar. No quisimos pretender que nada había cambiado. Todo era muy distinto. Y todavía estamos explorando eso.

 

Habéis hecho un montón de discos y todavía parece que embarcarse en uno nuevo es algo muy duro.

– Siempre es duro. Es un desafío. Éste ha sido el más difícil, y no sólo por la marcha de Bill. Teníamos la doble maldición de que Bill había dejado el grupo por sorpresa y de que teníamos que hacer un disco después de New Adventures In Hi-Fi, que los tres pensamos que es el mejor disco que hemos hecho. Y, para colmo, nos propusimos grabar un disco verdaderamente experimental para lo que es REM, algo que fuera radicalmente diferente. 

 

Está claro que el método de trabajo tuvo que ser distinto.

– Cuando nos juntamos en marzo del 97, los tres estábamos preocupados por las mismas cosas, sobre cómo queríamos distanciarnos de lo que habíamos hecho antes y cuáles serían los formas de hacerlo. Creo que no pensamos que llegase a ser tan distinto como ha salido. Nos pusimos a ello con la misma dinámica del grupo y el mismo sentimiento, y ocho meses más tarde éramos un grupo de tres, sin batería. Todo eso nos condujo a buscar algo, nos conmocionó y nos llevó a este estado mental de espiral tumultuosa, caótica, a esta atmósfera, a este ambiente o lo que quiera que sea.

 

Supongo que de lo que hablasteis era de cómo hacerlo si seguíais adelante. 

– Sí. El material ya estaba escrito, así que supongo que estábamos más preocupados con lo que teníamos a mano que con la idea más general. Eso era, todavía, demasiado espantoso como para pensar en ello. Así que, sin Bill, todo era muy experimental a todos los niveles: en el de la amistad, en el de la banda, en el de la composición… Todo había desaparecido y todo era nuevo. Y no exagero. Era como si te dejaran caer en Swazilandia y no tuvieras ni la más mínima idea del idioma, de cómo comprar un paquete de tabaco o de cómo pedir una taza de café. Era realmente difícil.

 

¿Por qué reconocéis continuamente que fue tan difícil?

– Nada podía ser como antes y creo que ninguno de nosotros estaba preparado para ello. Y un proyecto como éste era muy importante, con mucha presión para hacer algo tan bueno o mejor que New Adventures In Hi-Fi. Aquel disco había sido perfecto, temática, lírica y melódicamente; cada canción y la totalidad, el diseño, todo fue una realización asombrosa. De todas formas, en éste Pat McCarthy, el productor, estuvo fantástico. Cuando llegábamos a un callejón sin salida, volvía a empezar de nuevo y hacía que todo continuase.

 

Pero habría alguna indicación de por dónde tirar con Up.

– Ya era un reto bastante grande por sí solo, más aún con un nuevo montón de… Iba a decir reglas, pero no hubo reglas. Era más como ‘hora somos libres para hacer cualquier cosa’. Lo que no queríamos era traer a un Bill Berry de repuesto y pretender que nada había cambiado. Todo había cambiado un montón. Bill, en su ausencia, ha estado muy presente en Up.

 

No es muy normal que un grupo así haga un disco tan diferente.

– Depende de lo que quieras decir. Si que hay grupos que hacen cosas creativas, contra la moda, pero no hay muchos que las hagan y que sean tan populares como REM. Aunque tampoco creo que pensemos en ello o en nuestra influencia. Cuando compones una canción, se trata de que consiga nadar o se ahogue. No importa el nivel en el que estés. Será una gran canción o una mala canción, seas el grupo más grande del mundo o alguien en un sello independiente del Sur de California. No importa. Lo que importa es el trabajo y eso es en lo que estamos centrados.

 

Creo que en "Walk Unafraid" Patti Smith tuvo bastante que ver.

– Patti Smith es una gran amiga mía. Hace lo mismo que yo. Conoce lo que es empezar un disco y no estar seguro de adónde va a ir. Me dio una serie de consejos en los primeros momentos de este disco y me dijo que no debía sentir miedo. Tomé sus palabras y las convertí en una canción. Traté de escribir la canción con la misma intención que compuse "Losing My Religion" y "Everybody Hurts", con una idea de universalidad, de modo que cualquiera pueda tomarla como algo suyo, aplicarla a su propia situación y a su propia vida.

 

¿Cómo conseguís que el negocio de la música no se meta por el medio?

– Lo que importa es priorizar, y eso es algo en lo que siempre hemos sido muy buenos. Creo que siempre hemos sabido reconocer que si no hay un trabajo que defender, entonces no vale la pena. Y el trabajo no tiene que ser bueno, sino grande. Tiene que ser el mejor que podamos ofrecer. No quiere decir que siempre lo hayamos conseguido, porque no lo hemos hecho. Pero no puedes permitir que el negocio se entremeta. Te echa a perder.

 

¿Cuáles son los temas principales de Up?

– Mi intención era que pareciera muy real, que tuviera un sentimiento similar al de Murmur, que le gustase a la gente a la que le gustó aquel disco. Pero allí no había sentido; muchas de las canciones eran tonterías que no tenían palabras, pero había un sentimiento que era mucho más poderoso que todo eso.

 

¿Pero hay algo que querías hacer llegar a quien te escuche?

– Hay muchas canciones que han tenido mucha influencia en mí durante 20 años y no puedo ni saber de qué van. De lo que te puedo hablar es de lo que siento cuando las escucho, de lo que sentí cuando las escuché por primera vez, lo que significan para mí ahora. Gang Of Four y Stereolab, ¿de qué hablan? Pero son grandes grupos, y no lo cuestionas. O Young Marble Giants o Patti Smith o el disco entero de Television, Marquee Moon. ¿Tienes idea de qué hablan? Y no importa, porque lo que realmente importa es que son jodidamente reales. No hay ninguna duda en tu cabeza de que lo que comunican viene de algo real. Eso es lo que quería con este disco. Que no hubiera ningún indicio de que me distanciaba a través de la ironía o del cinismo o dejando caer temas como la autocompasión. Todos hemos pasado por eso y ya nos queda lejos en 1998, a todos los que formamos la comunidad musical. Y quería que eso se reflejara en este disco.

 

¿No va a sentir la gente que hay una ventana abierta por la que se puede ver muy dentro de vosotros?

– No tanto. Siento que he dejado bastante claro el edicto -si ésa es la palabra correcta- de que si confundes al cantante con la canción, entonces te estás quedando en lo más simple. Y los verdaderos fans de REM lo saben reconocer. Cuando digo que estas canciones no son autobiográficas… Hay líneas concretas o momentos determinados a lo largo del disco que hablan de cosas reales y personales. Pero ni mucho menos son autobiográficas. Son cosas en las que pienso. Había ciertos temas que quería desarrollar.

 

¿Qué es lo que más os sorprende ahora en relación con vuestros primeros discos?

– Que hayamos sido capaces de seguir hasta aquí. Para mí, eso es lo más sorprendente. Continuar y ser siendo vitales, y yo entiendo que seguimos siendo vitales. Creo que seguimos haciendo cosas grandes e importantes. Por lo menos para mí y para un escogido número de personas, pero es más que suficiente.

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLACK GRAPE

ULTRASÓNICA 1999 ENTREVISTA CON BLACK GRAPE

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ENTREVISTAS 1999


Black Grape, puro cachondeo

 

 

Shaun Ryder estuvo desaparecido en combate durante dos años y medio. El visionario disidente que llevó a los Happy Mondays al borde del caos, y que en cuatro álbumes dio un vuelco a la música británica, permaneció alejado de los titulares que presagiaban su más que probable destino. Mientras otros se aprovechaban de las historias de drogas, decadencia y cierres de discográficas, Shaun hacía planes para una nueva banda. Basada alrededor de un núcleo formado por el propio Shaun, el rapero Kermit, el batería Ged -de Ruthless Rap Assassins-, el guitarrista Wags -de Paris Angels- y Bez, su compadre soul de toda la vida, ésta sería la formación de Black Grape. 

 

El 31 de julio del 95 se rompió el silencio y Black Grape iniciaban oficialmente su andadura con el lanzamiento de su álbum de debut, Its Great When You’re Straight… Yeah!, y los detractores tuvieron que admitir su equivocación.  El álbum fue una brillante mezcla de rap, funk, punk y soul con el toque único del estilo y el humor característicos de Shaun Ryder.

 

El álbum fue un rotundo éxito y Black Grape pronto se convirtieron en una de las bandas más veneradas del país. "Lo que diferencia a Black Grape del malestar que había rodeado a The Happy Mondays es que todos los componentes de la banda tenían ganas de pasarlo bien", comenta Shaun Ryder. "Durante el festival T In The Park, del año 95, Bez agarro un radio-casete de una de las tiendas de campaña instaladas para firmar autógrafos, subió el volumen y se puso a bailar encima de las mesas. Kermit explotó de risa y tuvo que salir corriendo, tropezó y se rompió el tobillo. Aún así, subió al escenario aquella noche."

 

A principios de 1996 Black Grape recibió el Premio Brat al mejor single por "Reverend Black Grape". Y Shaun Ryder se adelantó a la prensa cuando, a la mañana siguiente, apareció como invitado en un programa de radio para comunicar a la nación la pérdida de su premio, entre otras cosas.

 

"El título de nuestro segundo disco proviene de cuando fuimos obligados a cambiar la letra de aquel tema para un programa de televisión. Los productores no quisieron responsabilizarse de la emisión de una estrofa -"talking bullshit… bullshit… bullshit"-. Así que nuestro rapero Kermit lo sustituyo sarcásticamente por "talking stupid… stupid… stupid". Y me dije que sería el título del próximo álbum. Normalmente cuando haces un álbum lo que menos te preocupa es el título, pero éste me impresionó."

 

Stupid, Stupid, Stupid, el segundo álbum de Black Grape, mantiene la reputación del grupo como creadores de la mejor música para gente que quiere divertirse en una fiesta continua las 24 horas del día. Incluso cuando se adentran en nuevos territorios, el sonido es indiscutiblemente Black Grape. Ya desde el primer single "Get Higher" (en el que imitan a Ronald y Nancy Reagan anunciando la escasez de marihuana y admitiendo que están enganchados a la heroína) se demuestra que su primer disco no fue una casualidad, y que la banda ha podido crear un sucesor tan ingenioso como provocador.

 

"Estar en un estudio-residencia es como estar en una prisión abierta", declara Ryder, sobre los días de grabación. "La comida es buena, pero si tienes que pasar allí unos meses te vuelves loco, por eso lo hicimos tan rápido. No se puede negar el hecho de que Stupid, Stupid, Stupid fue un período de trabajo intenso. Yo hacía unas veinte pistas de voces para cada canción, así que había un montón para elegir a la hora de mezclar."

 

Tampoco significa necesariamente que las sesiones fuesen muy duras.  De hecho, una noche de borrachera dio lugar a una estimulante versión de "Lonely", el tema soul de Frederick Knights. "Siempre ha sido una de nuestras favoritas", admite Ryder.  "Yo tenía el CD en el estudio y lo estábamos escuchando mientras bebíamos.  Nos pareció una buena idea meterle un poco de rock.  Un par de días después lo escuche y pensé que yo parecía un hincha borracho. Pero a toda la banda le gustó, aunque a mí me preocupaba pensar que la gente creyera que lo habíamos hecho en serio: fue de cachondeo".

 

Los fans de Black Grape tendrán pronto la oportunidad de ver mucho más de Shaun Ryder y Black Grape con el lanzamiento de un documental de 90 minutos titulado The Grape Tapes. Abarca un período de cinco años, toda su carrera, y el estreno del documental tuvo lugar en el Sundance Film Festival.  "Son cinco años de nuestro trabajo y ha quedado muy natural porque la mitad del tiempo no nos enterábamos de que quien lo filmaba estaba ahí. Intentamos que fuese divertido, lo malo es que parece que yo siempre estoy gritando."

 

Sea lo que sea lo que Black Grape quiere conseguir con su propia versión parodiando la película In Bed With Madonna, no hay duda de que Stupid, Stupid, Stupid no es un trabajo de lunáticos, aunque se trate de lunáticos autodeclarados. "Creo que este álbum va a ser un bombazo", comenta el productor Danny Saber. "Es consistente de principio a fin. Cada canción, a un cierto nivel, demuestra que hemos crecido y avanzado." Y Shaun Ryder lo corrobora: "Hemos intentado que cada uno de los temas sea como una mini película. Este álbum es como un "Grandes éxitos", cada canción es un single." Y lo peor es que el bueno de Ryder tiene razón.

Xavier Valiño
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