CAMPUS GALICIA ENTREVISTA CON LOU REED

ENTREVISTAS 2003

Lou Reed, cuervo negro

En una época en la que calificativos como “innovador” o “desafiante” han perdido sentido de tanto usarlos, siempre nos quedará Lou Reed para insuflar aire fresco a todos aquellos acólitos que le han venido siguiendo a lo largo de toda su carrera. Con The Raven, Reed nos ofrece un álbum que está a la altura de sus trabajos más innovadores.

“Este disco, The Raven, supone la culminación de absolutamente todo aquello en lo que he venido trabajando tiempo atrás, menos la fotografía,” explica Reed. “ Todas las ideas que tengo sobre sonido, mezclas, escritura, ritmo y rima están contenidas aquí. Es la culminación de todo lo anterior, todo.”

The Raven es un largo viaje de dos horas por el obsesivo mundo de Edgar Allan Poe, filtrado a través de la ecléctica sensibilidad de Reed. Junto a sus compañeros habituales de grupo, Fernando Saunders, Mike Rathke y Tony Smith, este disco cuenta con un magnífico elenco de artistas invitados, entre ellos Laurie Anderson, Elizabeth Ashley, David Bowie, Steve Buscemi, Ornette Coleman, The Blind Boys Of Alabama, Willem Dafoe y Kate & Anna McGarrigle, que forman parte del que probablemente sea uno de los álbumes más ambiciosos de Lou Reed hasta la fecha.

The Raven se publica en dos versiones, una con un solo CD y otra en doble CD: “Vamos a publicarlo con su formato original, que contiene la versión completa, con una gran presentación,” explica Reed, “y también en una versión más corta, para aquellos que no quieran escuchar las dos horas, o que prefieran probar con ella antes de lanzarse a escuchar la más larga. Así que está la gran versión y la más pequeña y exquisita.”

Aunque pueda parecer poco habitual esta fusión de música contemporánea y poesía dentro de un proyecto de esta categoría, Reed lo considera la consecuencia natural de los intereses que le han venido ocupando toda su vida. “Desde los 14 años he estado tocando en grupos, pero nunca he abandonado la escritura. Mientras estaba en el instituto, tuve a Delmore Schwartz como tutor, y eso me influyó profundamente. Y después conocí a Andy Warhol, que también fue una gran influencia. Y todavía formo parte del Proyecto de Poesía de St. Mark, que dio a mucha gente joven (entonces yo era joven) la oportunidad de formarse y leer todo lo que escribían, que en mi caso eran letras de canciones, y presentarlo como si se tratase de literatura, como si se tratase de algo importante.”

No ha sido hasta hace poco cuando Reed releyó y conectó verdaderamente con la obra de Edgar Allan Poe. “Entré verdaderamente en el mundo de Poe cuando participé en una celebración de Halloween en la Iglesia de St. Anne junto a Hal Willner, mi coproductor,” recuerda Reed. “Cuando recité ‘The Tell-Tale Heart’, logré entenderlo de una forma completamente distinta, y me di cuenta de que mi comprensión de Poe había sido hasta entonces totalmente superficial.” Después siguió una colaboración con Robert Wilson titulada Poetry, que pudo verse en todo el mundo. Pero Reed se dio cuenta de que este material cobraba vida propia cuando se puso a rescribir The Raven, sirviéndose de su talento para convertir el poema en la madura experiencia auditiva que conforma el álbum.

Musicalmente, The Raven es un tour de force de nuevas canciones de Reed, que van desde la majestuosidad de temas como “Overture” y “Blind Rage” hasta las conmovedoras “Vanishing Act” y “Call On Me,” en la que disfrutamos de las exquisitas interpretaciones de Laurie Anderson y de la cellista Jane Scarpantoni. Las canciones recorren un amplio espectro emocional, desde el extraño comienzo de “Broadway Song” (en el que Reed le cede el micrófono a Steve Buscemi) hasta ese parón dramático en la actuación marcado por “Who Am I,” que Reed considera el centro neurálgico del álbum. “Es una de las primeras canciones que escribí para el proyecto, una canción bastante extraña, que resume para mí lo que significa crecer en el universo de Poe.”

En The Raven, Reed trabaja de nuevo con su viejo amigo David Bowie y con el mítico saxo Ornette Coleman, del que Reed es fan desde los años 60. “Le seguía por todos los clubes, aunque no podía pagar la entrada, así que ha sido la ilusión de mi vida trabajar con él.” Reed versionea dos temas clásicos: “The Bed” (incluido originalmente en Berlin) y “Perfect Day,” con la cautivadora voz de un joven cantante llamado Antony. “Si Jimmy Scott tuviera un hijo, ese sería Antony,” cuenta Reed. “Willner y yo estábamos buscando cantantes y entonces Hal me trajo una cinta de Antony, escuché cinco segundos y dije: “Es él.”

El espíritu de Poe impregna toda la grabación, pero las letras y la música quedan en manos de Reed. Tomemos como ejemplo el tema recitado por Willem Dafoe en la canción que da título al disco. “Su voz es como chocolate,” dice Reed. “Le escuchas por los cascos y dices: “Oye, podría quedarme escuchando a este tipo toda la vida”. “The Raven” empieza igual que el poema de Edgar Allan Poe ‘The Raven’, con el mismo par de versos, pero todo lo demás lo he escrito yo,” explica Reed. “Todo el mundo sabe que Edgar Allan Poe nunca dijo “sweaty, dickless liar” (“mentiroso sucio y cobarde”).

Tampoco puso Poe en boca de Tripitena (del poema “Hop-Frog”) las palabras: “Businessman, you’re not worth shitting on.” (“Comerciante, no mereces ni mi mierda”). “Pero pensé que era una frase apropiada a los tiempos que vivimos”, dice Reed, “cuando tantas grandes empresas se dedican a engañar y estafar a todo el mundo.”

Reed encuentra muchas similitudes entre la visión del mundo que tenía Poe a mediados del siglo 19 y las realidades de nuestro siglo 21. “Poe escribió un ensayo titulado The Imp of the Perverse en el que se pregunta por qué nos sentimos atraídos hacia cosas que sabemos que nos dañan, y ese tema recorre toda la obra de Poe”, cuenta Reed, que considera que autores como William Burroughs y Hubert Selby Jr. son los herederos del legado artístico de Poe. “Es cierto que se trata de un tema universal, y yo me siento muy identificado con esta idea.”

Actuando de puente entre las canciones y los temas recitados del álbum encontramos la experimentación electrónica de Reed, que alcanza su cumbre en la penúltima canción del disco, un instrumental titulado “Fire Music”, que literalmente desborda los altavoces. “Es una pieza muy intensa; la grabamos tres días después del 11 de septiembre,” dice Reed, recordando que sus colaboradores tuvieron que atravesar un cordón policial en la calle 14 para llegar hasta su casa.. “Cuando la gente me pregunta qué pienso de lo ocurrido el 11 de septiembre, les digo que eso es lo que pienso, este tema lo define. Es imposible que no te afecte. He estado tocando instrumentos electrónicos durante mucho tiempo, y quería conectar con el punto en que lo dejé en Metal Machine Music, y por fin lo he conseguido con “Fire Music”.

Xavier Valiño

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