CAMPUS GALICIA ARTICULO DISCOS QUE NUNCA LLEGAN

ARTÍCULOS 2001

Expedientes X: los discos que nunca llegan

The Stone RosesEvidentemente, no estamos en los 60. Entonces los discos se componían, se grababan y se editaban sin pensárselo demasiado, pudiendo llegar a colocarse tres discos de una banda en un mismo año. Desde entonces, sólo Siniestro Total han conseguido igualar tal marca, aunque no era ésa su intención ni suyo todo el mérito: en el 97 editaron Cultura popular, un disco de versiones grabado en directo, Así empiezan las peleas, un directo para América Latina, Gato por liebre, un álbum con las versiones hechas por el grupo para su sello anterior, y Sesión vermú, su disco en estudio de ese año.

Lo normal en estos tiempos es editar un disco después de haber promocionado intensamente el anterior, de haber girado con él interminablemente, de haberlo exprimido hasta decir basta y de haber tenido tiempo para retirarse a un lugar apartado a componer el próximo. No todos sufren de incontinencia creativa como Prince –veintidós discos en veinte años, sin contar dobles, triples y los que no llegó a editar-, Ani Di Franco –catorce discos en diez años- o Andrés Calamaro –más de 300 canciones esperan aún su turno-.

Más bien lo contrario: suele ser bastante común que, después de un disco de bastante éxito, el grupo en cuestión desaparezca del mapa durante años. Sí: el miedo a no poder presentarse con algo digno, comparable a lo editado hasta ese momento –bloqueo creativo, lo llaman-, la edición de directos, recopilatorios y discos de versiones para evitar enfrentarse al estudio –vivir de las rentas, por supuesto-, el largarse durante meses a retiros idílicos –pura vagancia- y el ponerse metas más allá de toda lógica –excesiva autoexigencia- pueden complicar las cosas hasta el absurdo.

El caso más conocido es el de los Stone Roses, un grupo que con un único disco editado en el 89, Stone Roses, ingresó por derecho propio y para siempre en la realeza del pop británico. Después, los problemas durante la grabación de su segundo intento fueron el pistoletazo de salida a una espiral cuesta abajo que acabó con la separación. En el 94, por fin, volvieron con un álbum adecuadamente titulado The Second Coming –algo así como El regreso-, aunque los nuevos guiños a Led Zeppelin dejaron indiferentes a todos. El título hubiese estado mucho mejor aplicado a la vuelta de un desahuciado Shaun Ryder al frente de Black Grape, una auténtica sorpresa inesperada por aquel entonces.

Un bloqueo similar sufrió Elastica, la banda de Justine Frischmann, que consiguió el año pasado rehacer un grupo disuelto por la falta de continuidad. Su segundo disco, cinco años después, no avanzaba nada nuevo y en sus conciertos, como el de Benicassim, dieron la impresión de haber ido hacia atrás, pero al menos parecen tener asegurada una nueva etapa.

Para los próximos meses se anuncian discos de varios de los grupos que más han cacareado su regreso durante los 90. Por ejemplo, Guns N’ Roses, que hablan de un nuevo disco aunque, como en los dos casos anteriores, ¿qué más da a estas alturas unos meses más o menos? En su caso, desde el 91, en el que editaron dos discos dobles –Use Your Illusion I y II- no han publicado nada nuevo, salvo el disco de versiones The Spaghetti Incident. Diez años parecen más que suficiente para darle continuidad, aunque no debe ser tan sencillo, teniendo en cuenta que en todo este tiempo sin material nuevo Axl Rose ha ido perdiendo o despidiendo a todos sus compañeros, así como a los productores que han osado poner sus manos sobre el supuesto nuevo material. Las crónicas del Rock In Rio tampoco avanzan nada espectacular.

Algo similar es el caso de Stereo MC’s, mejor banda británica del 92, según la industria, con su álbum Connected, un híbrido perfecto de funk y hip-hop. Desde entonces, todo ha sido interminables días en los estudios, sesiones como pinchadiscos para airearse un poco y rumores de adicciones problemáticas. Antes de su disco en estudio propiamente dicho, si es que se confirma su regreso, tuvieron tiempo para editar DJ Kicks, a base de música ajena.

Con menos bombo y platillo se anuncian nuevos álbumes de Daft Punk –cinco años después de su debut Homework-, Kraftwerk –el primero desde Electric Caffe del 86, ¡quince años después!- y New Order –el siguiente tras Republic del 93-.

Aún quedan casos de los que no sabemos nada: Bruce Springsteen –sin nada nuevo desde el 95, cuando publicó The Ghost Of Tom Joad-, Michael Jackson –History es del 95-, Prodigy –The Fat Of The Land fue editado en el 97-, y, sobre todo, My Bloody Valentine -en dique seco desde el 91, fecha del excepcional Loveless, después de haber gastado millones de dos compañías que esperaron inútilmente su continuación-.

Hay otros de los que, como siempre, poco se puede esperar: The Blue Nile han editado tres discos en veinte años, a un ritmo de un álbum cada siete años, y Prefab Sprout dejaron pasar siete años entre Jordan: The Comeback y Andromeda Heights, del 97, momento en el que Paddy McAloon reconoció que había trabajado durante ese tiempo en cinco discos distintos, pero que su nivel de exigencia no le permitía editarlos antes de mejorarlos. Y la pregunta final, en todos los casos, siempre será: ¿de verdad ha valido la pena tanta espera?

Xavier Valiño

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