BART DAVENPORT 2009

Bart Davenport, muros y puentes

 

Bart Davenport es uno de los muy escasos cantantes de la actualidad que remite directamente a la onda media de la radio de los años 70 sin sonar fuera de lugar ni hortera. Es más: sus discos rememoran los veranos de una juventud despreocupada, feliz, en la que uno disfruta del sol durante el día y del baile toda la noche, pero también de la melancolía que llega con su final.

 

Palaces, su cuarto disco, representa justamente eso: una primera mitad -que coincidiría con su cara A- más soleada y rítmica y una segunda -la cara B- más sombría y melancólica. Esta semana lo presenta en Compostela en la Sala Nasa, en concreto el miércoles 18, y en Vigo al día siguiente, en La casa de arriba.

 

El de California pertenece a una santísima trinidad de cantantes / compositores de alma pop que completan Josh Rouse y Ron Sexsmith. Anclado en la tradición americana del sonido independiente con  raíces en el soul y el pop suave de la Costa Oeste, el ex líder de The Loved Ones y Kinetics bebe sin problemas de los maestros y ofrece discos poliédricos que derrochan talento en sus surcos. 

 

¿Qué importa si el fantasma de James Taylor asoma las melenas ó la infancia recuperada del último Josh Rouse bendice parte del álbum? Y también Gilbert O´Sullivan, Neil Young vía Harvest o Love podrían haber compuesto la mayor parte de sus canciones orgánicas y cristalinas que beben de la bossa nova, el folk británico, el soul de Filadelfia y el pop independiente y el de toda la vida.

 

Sus gustos musicales fueron influidos por la preferencia de su madre por el folk británico y por los viajes de su padre como ávido coleccionista por su trabajo en una tienda de discos y como músico de blues en las noches de Oakland, Richmond. A los 14 años ya tocaba con sus amigos, con los que formó primero The Loved Ones y, luego, The Kinetics. Tras su disolución, agarró la guitarra acústica y empezó su carrera en solitario. Sus tres primeros discos –Bart Davenport  (2002), Game Preserve (2003) y Maroon Cocoon (2005)- hicieron de él uno de los artistas más reputados del área de San Francisco, con numerosos seguidores en Europa, especialmente Alemania y España.

 

Hace dos años editaste The Day I Turned To Glass, un álbum de electrónica vanguardista bajo el nombre de Honeycut, pero poco después sentiste la necesidad de volver a lo que mejor sabes hacer. El resultado, Palaces (2008), con ecos de Paul McCartney, Harry Nilsson o Arthur Love.

            – A menudo digo que los sentimientos y el ánimo en las canciones clásicas antiguas me son mucho más cercanas. Quiero traer de vuelta a la música al Caballero.

 

Tu nuevo disco ha sido producido por otro mago del pop con mayúsculas, Kelley Stoltz. ¿Contento con él?

– Ha sido duro hacer este disco, pero creo que es el mejor que he hecho hasta el momento. Tiene el sonido real y cálido que sólo puedes conseguir usando equipos analógicos de época. Hacer un disco así en el 2008 es como conducir un coche de época hacia el futuro cruzando todos los semáforos en rojo.

 

 

Creo que tienes una amplia colección de vinilos.

– Mi amor por los vinilos es algo que me pasó mi padre. Le enviaban discos de promoción continuamente. Nunca supo que se convertirían en algo de mucho valor. Él tenía los singles de 45 revoluciones por minuto tirados por ahí. Cajas y cajas llenas. Estoy muy contento de haber guardado los discos que me dio mi padre. Suenan muchísimo mejor que cualquier cosa que puedas escuchar en un iPod.

 

Siempre has encontrado una buena respuesta entre la crítica, y Palaces no ha sido menos, aunque mucha gente ni se ha enterado de su edición.

– Todavía no he tenido demasiadas críticas negativas, je, je. Siento que me está esperando a la vuelta de la esquina.

 

¿Cómo se tomó la gente tu proyecto electrónico Honeycut?

– Alguna gente me acusó de ser un camaleón. No estoy hecho para contentar a la gente. De hecho, estoy convencido que si fuese unidimensional, sería mucho más popular. Lo más importante para mí es ser sincero con mi música, hacer algo que me parezca adecuado, y creo que lo he conseguido en Palaces. Simplemente me dedico a seguir a mi musa, no a algún consejero que guíe mi carrera.

 

¿Y qué es lo que buscas en realidad con tu música?

– Es un lujo ser entendido por el público, pero tampoco espero que la gente escuche lo distintivo y único que hay en mí; sólo espero que al menos lo intenten. Puede que simplemente pinchen una canción de mi disco porque les suene bien al lado de otra de Peter, Bjorn & John, por ejemplo. Está bien cualquier cosa que pueda hacer para continuar teniendo el privilegio de ser un artista.

 

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