BART DAVENPORT

Bart Davenport, la vida romántica

         Tras dos discos exquisitos por su acercamiento al pop sin complejos, especialmente de los 70, Bart Davenport edita su tercer álbum, Maroon Cocoon, más comedido y acústico, producto del final de una relación y grabado en la intimidad de su apartamento. Sonidos delicados para almas sensibles y amigas de, sobre todo, Paul McCartney.

¿Cuál dirías que es el principal cambio en este disco con respecto a los dos anteriores?

– Pues que he trabajado con menos músicos y que he tocado yo la mayoría de los instrumentos que aparecen en el álbum.

Al mismo tiempo, ¿se puede decir que tu trabajo en solitario tiene un estilo que lo hace reconocible?

         – Creo que sí. Es una mezcla de cosas como el folk, la bossa nova, el rock & roll… Ya sabes, música buena.

¿Tocabas “Clara” en tu última gira? En ese caso, ¿son las canciones antiguas? ¿Estabas esperando a tener las suficientes canciones para poder editar un disco?

– Sí, la tocaba, pero las canciones son casi todas bastante recientes. Tenía más canciones de las que necesitaba. Grabé como 19 canciones y escogí 12 para Maroon Cocoon. “Paper Friend” era una de las más recientes, así como “Sad Machine”. Pero “Lately, She’s Been Changing” ha estado rondándome desde el 97, cuando estaba con The Kinetics.

Esta vez has grabado en tu apartamento. ¿Necesitabas esa intimidad?

– No. Simplemente no tenía suficiente dinero para trabajar en un estudio grande de nuevo. La intimidad se convirtió en algo agradable y estoy contento por ello.

¿Fue el sufrimiento el mayor catalizador del disco?

         – No, aunque sufrí mientras lo grababa. Se trata de los momentos de euforia y los momentos bajos que trae la vida romántica, una vida en la que la gente viaja, crea arte, hace el amor, pierde dinero, paga los impuestos, baila viejas canciones en vinilo de 45 pulgadas, conduce coches, toca la guitarra, bebe demasiado y le rompen el corazón, sólo para volverlo a componer y que se lo rompan de nuevo.

¿Hubo algún disco en especial que tuviste en mente mientras grababas este álbum?

         – Sí; en concreto, puedo pensar en dos: Sophisticated Beggar de Roy Harper y United de Phoenix.

Hace dos años me dijiste que tus artistas favoritos en ese momento eran Lovely Luna, The Cuts, Call & Response y Feist? ¿Sigue siendo así? ¿Algún descubrimiento reciente?

         – Me he hecho amigo de Leslie Feist y es una mujer encantadora, una artista verdaderamente inspiradora. También he escuchado mucho a Dungen, que tienen un disco muy bueno. En España deberíais escuchar a The Moore Brothers, que son unos genios.

¿Has oído hablar Josh Rouse? Veo muchas semejanzas con él.

         – Sí, he oído hablar de él, pero no he escuchado su música. ¿Es bueno?

¿Todavía se puede afirmar que los 70 son tu principal influencia?

         – Hmmm. Sí, pero también me interesa mucho lo que se hizo en los 60 y en los 80. Precisamente, acabo de encontrarme con Danny Benair de los The 3 O’clock esta mañana en Hollywood.

Si uno lee comentarios de tus discos, aparecen nombres como Burt Bacharach, Crosby, Stills, Nash & Young, The Rascals, Georgie Fame, Joni Mitchell, Humble Pie, The Faces, Sly and the Family Stone, James Taylor, Al Green, Gerry Rafferty, George Harrison, Bread, Badfinger, Pretty Things, Joe Cocker… ¿Te sientes cómodo con ellos?

         – Sí.

Y, por supuesto, Paul McCartney. ¿Has llegado a conocerlo?

         – Sí, me lo encontré el pasado mes de noviembre en Londres. Fue un par de días después de dejar España. Fue genial. Llevaría mucho tiempo contar toda la historia, así que diré simplemente que fue cheeky, de esa forma que puedes esperar de una de las antiguas películas de los Beatles. Debería haber una banda tributo de los Beatles en Seattle llamada “The Seatles”.

¿Cuál ha sido el nombre más extraño con el que te han comparado?

         – Josh Rouse.

¿Qué queda de The Loved Ones y The Kinetics en tus discos en solitario?

         – John Kent, de The Loved Ones, tocó la batería en “Chimes”, que estaba en mi primer disco en solitario. También tocó la batería en numerosas canciones del disco Game Preserve. Y Xan McCurdy tocó también la guitarra en “Euphoria”. Así que, definitivamente, han formado parte de mi trabajo en solitario.

¿Notas tú una reacción diferente a tu música en los Estados Unidos que en Europa?

– Sí. En general, los europeos se muestran más emocionados con mi música. Pero tengo que decir que los Estados Unidos son un país muy grande, y puede llegar a ser muy difícil llegar a una audiencia amplia cuando estás en un sello independiente. Y mis seguidores americanos que llegan a lo que yo hago parecen apreciarlo de una forma que pocos más pueden. Me lo paso mucho mejor de gira en España y Alemania que en los Estados Unidos; de todas formas, pocas cosas se pueden comparar a hacer un concierto con todo vendido en The Fillmore en San Francisco (aunque ya hace años que no toco allí).

Xavier Valiño

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