ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 GRUPOS GALESES

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 GRUPOS GALESES

Ultrasonica e-zine :: Xavier Valiño

ARTÍCULOS 1997


Londres 0 – Cardiff 4

 

 

Parodiando aquel título del primer disco de The Housemartins (London 0-Hull 4), podemos acercarnos a una de las realidades del  96: la definitiva explosión del pop galés. Por supuesto: tanto en Escocia como en Inglaterra no dejan de salir nuevas bandas, pero apunta estos nombres por si aún tenías alguna duda: Manic Street Preachers, Jack, Catatonia, Super Furry Animals, Gorky’s Zygotic Mynci, 60 Ft Dolls…  Crucemos el Severn Brigde, el puente que los separa de Inglaterra y veamos.

 

Podemos tomar ese lugar como el principio. Desde que el guitarrista, letrista e ideólogo de los Manic Street Preachers, Richey James, desapareció en ese puente la mañana del 1 de febrero del 95, nada volvió a ser igual. El trío restante se retiró a Gales y volvió con su mejor disco, Everything Must Go, que es, también, lo mejor del 96.

 

Un disco emocionante y arriesgado, con una poderosa sección de cuerda y unas estructuras mucho más clásicas, que aún conserva seis textos de su antiguo compañero Richey James, aún sin aparecer. El homenaje al amigo ausente está en "No Surface, All Feeling", la canción que cierra el disco y para la que se utilizó la maqueta que los cuatro grabaron pocos días antes.

 

Los Manic pasaron de su Blackwood natal, en los valles mineros galeses, a ser considerados como los Clash de los 90 gracias a su rock incendiario y de proclamas  políticas. Después de su debut con el single "Suicide Alley" en el 89, llegarían los discos Generation Terrorists, Gold Against The Soul y The Holly Bible. A principios del 96 el trío Nicky Wire, James Dean Bradfield y Sean Moore decidieron continuar adelante sin Richey James, aunque utilizando algunas de las 50 letras que éste dejó escritas.

 

Además colocaron en todas las emisoras un himno ya clásico, "A Design For Life": "Las bibliotecas nos dieron poder. Luego vino el trabajo y nos hizo libres. ¿Qué precio tiene ahora un poco de dignidad? Ojalá tuviera una botella, aquí en mi sucia cara, para llevar las cicatrices y mostrar de dónde vengo. No hablamos de amor, sólo queremos emborracharnos. No nos dejan gastar y nos dicen que es el final". ¿Qué se puede hacer después de escribir algo así? Difícil papeleta.

 

Una de las sorpresas del año es la banda Jack, surgidos en Cardiff. Una banda al margen de referencias simples y que es uno de esos casos atípicos que aparecen cada año. Un grupo que presenta su disco Pioneer Soundtracks como la banda sonora perfecta para un viernes por la noche, desde el anochecer hasta el amanecer, comenzando en la punzante "…Of Lights" y rematando con la resaca de "Hope Is A Liar", no puede ser cualquier cosa. Más aun teniendo en cuenta que abren su disco cantando: "estas son hermosas canciones para criaturas feas" en "…Of Lights", y que luego continúan con una serie de tres canciones inolvidables: "Wintercomessummer", "White Jazz" y "Biography Of A First Son".

 

Vienen de la mano del selecto sello Too Pure, el mismo que descubrió a P J Harvey o Moonshake, tienen el grado de pasión descontrolada que se necesita, las influencias del genio de Scott Walker y a su productor Peter Walsh, los exquisitos arreglos orquestales de Jimmy Webb, la tristeza fingida de los Tindersticks y la pasión de Marc Almond. Comandados por Matthew Scott y Anthony Reynolds, son tan iconoclastas que hasta se disfrazan de torero para la portada de su disco.

 

 

Catatonia también se revelaron en el año 96, aunque lo suyo es algo más asimilable. Tal vez hayamos olvidado a los Primitives o los Darling Buds -quienes, por cierto, también eran galeses-, pero Catatonia están aquí para recordárnoslos. De todas formas, lo suyo tiene más matices, y no se limitan a ir a piñón fijo como aquellos, en la onda de los Blondie más rockeros, o tras la pista de los últimos grupos con chica al frente y recuerdos de la nueva ola -Echobelly, Sleeper-, sino que son más aprovechables.

 

Al lado de veteranos de la escena de los pubs galeses, destaca su rubia cantante Cerys Matthews, que encabeza esta nueva formación que va del punk -"Bleed"- a la balada al estilo "Je T’Aime" -"Dream On"-, pasando por cortes en la onda Stone Roses -"You’ve Got A Lot To Answer For"- o himnos a lo Radiohead -"Painful"- todo ello en su disco debut Way Beyond Blue, producido por las manos expertas de Stephen Street.

 

 

Si Catatonia ya introducen una canción en galés, eso no es nada nuevo para la gran revelación de la temporada en las Islas Británicas, Super Furry Animals, el grupo por el que todos los músicos pierden la cabeza este año, y que cantan indistintamente en los dos idiomas. Llevaban un tiempo recorriendo los garitos de su país y habían grabado dos singles en galés para la compañía Ankst Records, cuando Alan McGee, el dueño de Creation Records, les ofreció grabar su primer disco. Desde entonces Noel Gallagher ya tiene otro grupo para mencionar entre sus favoritos.

 

En Fuzzy Logic es difícil diferenciar lo que es un simple chiste de lo que realmente tiene una intención, pero estos chiflados son así. "God! Show Me Magic", "Something For The Weekend" y "If You Don’t Want Me To Destroy You", sus tres singles, son una de las mejores colecciones del 96. En la portada de su disco, varias fotos de un camello galés famoso en los 70 que pasó una buena temporada entre rejas -Howard Marks-, y en su estrías sintetizadores con sonidos galácticos, acordes de glam, flautas y guitarras en vena. Para despedirse del 96 lanzaron "The Man Don’t Give A Fuck", la canción que más veces en la historia -hasta cincuenta- repite la palabra ésa que consigue que prohíban cualquier disco –fuck– y que contiene el primer sampler que Steely Dan autorizan de una canción suya, concretamente "Show Biz Kids".

 

 

Igualmente pirados están los componentes de Gorky’s Zygotic Mynci. Da igual que canten en inglés o galés, porque nadie sabe lo que quieren decir en su letras. Tal vez las sustancias alucinógenas ayuden lo suyo. Lo cierto es que tanto en Bwyd Time como en sus dos discos anteriores pasan de Kraftwerk a XTC, de Syd Barret a The Fall, de Soft Machine a los Beach Boys con una facilidad que sólo tienen Mercury Rev. El cuarteto de Camarthen tienen claro dónde acaba y empieza cada canción, pero no tanto lo que ponen en el medio.

 

Todo el mundo cita, al lado de su nombre, al de Brian Wilson. Y no es que traten desesperadamente de sonar extraños. Al igual que el líder de los Beach Boys en la época de Pet Sounds o Smile, les encanta introducir toda clase de experimentos y sonidos en sus grabaciones. La única diferencia es que Brian Wilson lleva casi tres décadas intentando volver a ser el mismo y estos galeses acaban de cumplir los 20.

 

Quedan para el final 60 Ft Dolls, tal vez los más normalitos del grupo. Lo suyo es rock para corear en el pub, en una línea que está tan cerca de Ash -aunque con diez años más- como de los Wildhearts. El trío no se complica la cabeza en su primer disco, The Big 3. Escuchar "Stay", tal vez su canción más evidente, ayuda a comprender la trilogía a la que se deben: amor, lujuria y alcohol. Cualquier otra cosa es un accesorio innecesario. En su magnífica simpleza demuestran predilección por Alex Chilton o los Yardbirds. Rápidos y directos, ellos son un ejemplo distinto de lo que hoy en día se cuece en el País de Gales, lo que quiere decir que hay para todos los gustos.

 

 

Gales ataca!!!

 

  

Eran los Super Furry Animals los que decían aún hace poco que "hay un cantante galés de ópera llamado Bryn Terf (Tom Jones), hijo de un pastor, que está jodiendo a lo largo y ancho del mundo y canta en alemán, italiano, inglés y en los más diversos idiomas, y todo el mundo en Gales está orgulloso de él. Nuestro propósito es hacer lo mismo y ganar el mismo respeto."

 

Bien, parece que la primera lección está bien aprendida. La nueva hornada de grupos galeses, que lo único que tienen en común es haber grabado en la misma época y puede que una pasión evidente por Brian Wilson, saben ya que lo que lo primero que hay que hacer es demostrar el respeto por sus mayores. Lo malo del asunto es que poco más que Tom Jones han legado durante estos cuarenta años al pop internacional. Por eso han de volver su vista a los Beach Boys o a cualquier otra cosa que tenga los alucinógenos como inspiración.

 

Además, los escoceses siempre han tenido mayor repercusión en los medios y, justo es decirlo, bandas más interesantes. Y éstos no son más que una segunda división respecto de los ingleses, que lo devoran todo desde su capital Londres, donde están los medios y las compañías. Así que, igual que por estos lares, si quieres labrarte un futuro, empieza a hacer tus maletas y coge el primer tren para la capital.

 

Lo bueno del 96 para el País de Gales es que empieza a haber una escena y, por primera vez, los ejecutivos de las compañías han tenido que desplazarse en esa dirección. En el último año, todas las grandes multinacionales americanas han fichado al menos a un grupo galés. Incluso hay quien habla de la escena de Newport, una ciudad gris de 100.000 habitantes, a un cuarto de hora de la capital galesa, Cardiff, como la nueva Seattle. Y más que por el tipo de música, que nada tiene que ver con el grunge, por la cantidad de bandas que hay y por su insospechada calidad.

 

Le llaman la New Jersey galesa y todo lo que se puede hacer en la ciudad es tomar una pinta en el pub de la esquina. El ser una ciudad de trabajadores repleta de jóvenes viviendo del paro no hace de Newport algo único, aunque puede que sea la razón de que hayan aparecido tantos grupos reclamando su propia estima en voz alta y con música potente. Según dicen, lo único que cuenta es estar en un grupo o, por lo menos, aparentar que están en un grupo y hablar de música. No se trata de algo idealizado, sino de una necesidad física.

 

Por primera vez en varios discos que encuentran repercusión más allá del  Severn Bridge se pueden escuchar canciones en galés, y nadie se extraña. Después de los ya consagrados, algunos de ellos con un único disco, el relevo está garantizado. Apunta estos nombres porque los próximos meses son suyos: The Stereophonics, Novocaine, Dub War, Flyscreen, Ether, Big Leaves, Disco, Five Darrens, Suck, Llaetheg, Rolleroo, Ectogram…

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 FINLEY QUAYE

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 FINLEY QUAYE

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ARTÍCULOS 1997


Finley Quaye, tío soul

 

 

Te puedes imaginar el sonido cuando descubres que se trata del disco de debut del tío de Tricky.  Paranoico. Melancólico. Ambiental. Un turbador y oscuro apéndice del trabajo de su tío. ¿Sí?

 

No. Finley Quaye puede venir del mismo entorno de Bristol que el Príncipe de la Oscuridad -Tricky, claro-, pero su inspiración está recubierta de optimismo rociado con la luz del sol. No se trata tanto de la tensión pre-milenio, sino más bien de la ascensión pre-milenio. Si en unos meses no se hace dueño de las listas es porque una explosión nuclear ha cambiado el humor de la gente.

 

Maverick A Strike es como las sorpresas habituales en otros tiempos, un disco de fusión reggae que encandila. Parte del mérito es de la voz resbaladiza de Quaye, a veces ligera y otras grave, en un inacabable sollozo soul. Y, a pesar de todo, su mensaje es a la vez de esperanza y romanticismo infinito. "Sunday Shining", su presentación, tiene todas las marcas del éxito: una mezcla de reggae, dub, jazz y guitarra de aire indie casados con la voz exquisita y ligera de Quaye.

 

 

Lo que no significa que este primer intento sea una victoria total: "Ultra Stimulation", por ejemplo, no es la mejor de las posibles entradas, sonando algo así como los recién reanimados UB40 con unas gotas de dub. Mucho mejor es el segundo corte, "It’s Great When We Are Together", un soul repleto de bajos burbujeantes y cuerdas sombrías junto a la delicada voz de Finley Quaye. Si Marvin Gaye hubiera veraneado alguna vez en Jamaica, ésta hubiera sido su tarjeta postal ideal.

 

Las dos terceras partes de Maverick A Strike se bañan con descaro en las aguas del reggae blanco. "The Way Of The Explosive" es como los Police de "Ghost In The Machine", con sus guitarras al estilo de Andy Summers. Esos son los peligros de hacer un disco con aroma de reggae que se quiere que suene en las emisoras.

 

Hay pequeñas ráfagas del caos de la ciudad y de las pesadillas urbanas, pero mientras las viñetas de Tricky atrapan todo el peso de sus amenazas peligrosas, las de su sobrino parecen haber pasado por una cura de sustancias que producen locura y felicidad instantánea. Incluso el principio de "Your Love Gets Sweeter" no es otro que "Baby You Put Your Love On Me": barre a cualquier otro estribillo playero y consigue que hasta el más cínico de los corazones fríos muestre su sonrisa como un mocoso de cinco años.

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 ERYKAH BADU

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ARTÍCULOS 1997


Erykah Badu, la revelación

 

 

Cantante y compositora de sonoridades jazz, soul y hip-hop, Erykah Badu ve ahora como se lanza su disco de debut. Nacida en el sur de Dallas hace 25 años, para la cantante hip-hop significa poesía, jazz y artes visuales. Talento, originalidad y una imagen exótica forman parte de su imagen de marca, y su primer y brillante disco deja a cualquiera sin palabras.

 

Se confiesa admiradora de Stevie Wonder, Emotions, Chaka Khan, Al Green, Marvin Gaye, Minnie Riperton y los Isley Brothers, pero lo suyo tiene más que ver con las divas de los años 40 y 50, eso sí, con un ojo bien puesto en el blues del siglo XXI.

 

Combinar el sentimiento profundo y el sentido del blues de Billie Holiday con los ritmos más actuales y embrujadores -el trip-hop-, no es ninguna novedad: Portishead han investigado en esa dirección durante unos cuantos años. Lo que distingue a Erykah Badu de estos grupos es la forma en la que une todas sus influencias.

 

 

Donde Portishead escarban en el potencial de su música a través de la tristeza y la desesperación, Erykah Badu encuentra la fuerza en las experiencias de sus predecesores. Las imágenes de "On & On" nos devuelven a El color púrpura, pero el mensaje de esta cantante se centra en la mejora de cada uno y su inteligencia.

 

Su voz se pasea por todos los registros, reforzada por una lujosa producción que recuerda a la del compañero de viaje D’Angelo. Esta combinación a veces se alía con mensajes de anhelo, como en "Drama", que sigue el camino utópico trazado por Soul II Soul o Arrested Development. En Baduizm, las canciones siguen un orden muy estudiado, con repeticiones, adornos líricos y una serie de refranes musicales. Incluso cuando la cosa se vuelve demasiado académica, los giros nos llevan a derroches sensuales como "Sometimes…".

 

Después de meses y meses de sequía, y años y años de voces femeninas de color que no dicen absolutamente nada, encontrarse con una gema como ésta puede darle sentido a todo este tiempo de espera. El soul ha sufrido durante mucho tiempo, lo que De La Soul definieron como "perras del rhythm & blues cantando canciones de mierda", pero Erykah Badu es la bocanada de aire fresco por la que el género lleva suspirando bastantes lustros.

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 EL EUROPEO COLECCIÓN DE LIBRO-DISCOS

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ARTÍCULOS 1997


El libro-compacto, un universo en ciernes

 

Colección de El Europeo con libros-discos de Atxaga, Morente y Bustamante

 

 

En el mundo editorial surgen, de vez en cuando, iniciativas cuando menos curiosas. Tan simples y acertadas, que cuesta imaginar la razón por la qué no han tenido precedente. El libro-compacto parece más una idea publicitaria que una necesidad editorial, pero si uno repara en los escogidos para dar origen a esta nueva colección, no hay más remedio que claudicar ante su necesario y espontáneo alumbramiento.

 

Luis Eduardo Aute dibuja, canta y escribe poemas, así que con este nuevo formato encuentra lugar para dar rienda suelta a su creatividad, a través de poemigas y boligrafías, que así las llama él en Animal. Mari Pau Domínguez consigue que Gabriel Sopeña ponga música a sus poemas y trece cantantes presten su voz a su Universo en ciernes. Sisa se reencuentra con el estudio en El viajante y Luis Pastor borda un hermoso Diario de a bordo. Hay, sin embargo, otros tres volúmenes que merecen una atención más detallada.

 

 

Bernardo ATXAGA: Nueva Utopía

 

En la presentación del libro-compacto Nueva Utopía, el propio Atxaga reconoce su veneración adolescente por los Animals o los Beatles, canciones que, aunque no entendía, le permitían escapar de su pequeño mundo con un aire de superioridad espiritual. "La vida hermosa no es la que se conoce, sino la que se ignora", comenta en cita a Leopardi.

 

El conocer a músicos y cantantes que utilizaban el euskera como idioma habitual, sobre todo Mikel Laboa y Xabier Lete, impulsó su conversión a aquella lengua desconocida para él y, desde entonces, el círculo de amigos-músicos no ha dejado de ampliarse.

 

          Mucho antes de la revelación de Obabakoak, Atxaga ya había colaborado con Ruper Ordorika en su disco Hautsi da anphora del año 80, por lo que un proyecto como el presente no debe sorprender. En Nueva utopía recupera tres de aquellas canciones, que marcan el espíritu del disco, ya que el tratamiento acústico que Ruper Ordorika les dio en su momento resulta, con el paso de los años, el más adecuado, y condiciona el resto de aproximaciones posteriores a la obra de Atxaga.

 

Mikel Laboa pone un aire cabaretero a sus dos interpretaciones, como es el caso del homenaje-poema dedicado al poeta José María Aguirre "Lizardi". También Jabier Muguruza, cercano al universo de Atxaga aunque la proximidad familiar a Negu Gorriak pudiera hacernos pensar lo contrario, encuentra el tono justo en sus dos intervenciones. El propio Atxaga presta su voz a uno de los poemas más misteriosos y hermosos, "Asmakizuna" -"Adivinanza"-.

 

Con el subtítulo de Canciones, conversaciones y poemas, y un brillante trabajo de ilustraciones a cargo de José Luis Zumeta, este libro-compacto recoge, además, relatos, poemas, conversaciones y una introducción del propio autor, siempre dentro de su estilo sencillo y directo. Esa lengua extraña que es el euskera tuvo un sueño largo y una biblioteca breve: a buen seguro que pocos proyectos ayudan tanto como éste a su difusión.

 

 

Julio BUSTAMANTE: Sinfonía de las horas

 

 

Puede que ya hubiera renunciado a su pedazo de gloria artística o que se sintiera cómodo en su papel de creador sin mayor recompensa. Lo cierto es que un buen día del 94 comenzó a grabar Sinfonía de las horas, sobre sus propios poemas, sin estar muy convencido de si se llegaría a publicar y sin sospechar que ése sería, por fin, su momento.

 

Bustamante, valenciano y mediterráneo convencido y practicante, tiene detrás de sí libros de relatos, poemas y cuatro discos, dos en castellano y dos en catalán, además de diversas colaboraciones con Remigi Palmero, In Fraganti, Platino o Presuntos Implicados. Sinfonía de las horas lo condensa todo en los 58 minutos del compacto y en las cien hojas de su libro, con poemas, citas, dibujos y las letras de sus canciones.

 

Tres de estas canciones son las responsables de tal repercusión y “Hablando de Van Morrison” la principal culpable. Es difícil recordar algo semejante en acercamiento musical a la figura del león de Belfast. Bustamante ha adaptado sus recuerdos de niñez a la cadencia de los textos de Van Morrison -"los niños abrazados a las piernas el domingo en la cocina esperando el arroz, esperando el arroz"-. La sintonía es total y del homenaje sentido Bustamante llega a la cima de su expresividad.

 

"Una casa en el sol" se beneficia de una producción decente, que en el resto del disco se convierte en un lastre insalvable, y de la cálida voz de Carol McCloskey. También queda claro que su reciente experiencia cubana lo ha marcado profundamente. "Desde que vine de Cuba", con su tratamiento acústico, se acerca al ritmo y al calor de la isla caribeña: "que aquí con tanta abundancia / la gente nunca se anima / a ver que el mejor tesoro / es la alegría del alma".

 

El propio Bustamante tiene las palabras perfectas para su despedida en el relato "Cuento de hadas, brujas, magos y espabilados": "El amor es una larga lista de necesidades. Pensar que la belleza existe fuera de la utilidad es cosa de imbéciles."

 

 

ENRIQUE MORENTE Y LAGARTIJA NICK: Omega

 

 

Morente ha ocupado el lugar de Camarón. Hoy por hoy, él es el auténtico príncipe gitano. Lagartija Nick no pasaban de ser una banda con más pretensiones que las que les infundía la sociedad de los medios de comunicación, a ritmo de rock contundente e intelectual. De Omega todos salen beneficiados.

 

Morente, aun siendo consciente del logro de este trabajo, puede que sea el menos sorprendido de todos. Ya tenía su experiencia poniendo música a poemas de diversos autores en el pasado y son bien conocidos sus intentos por revitalizar el flamenco, sin caer en la pérdida de identidad de algunos de los nuevos flamencos. Omega sólo sorprende, en su caso, por reafirmar su condición de maestro capacitado para todos los envites.

 

Lo más cerca que Lagartija Nick habían estado de algo parecido son los textos de José Ignacio García Lapido en 091. En esta ocasión, consiguen reconducir sus abruptos acordes y adaptarse al desafío con una pasmosa facilidad y un acierto tal que su recién adquirida versatilidad deja en evidencia al resto de su generación.

 

Tampoco los poemas de Federico García Lorca escogidos, de Poeta en Nueva York, eran los más fáciles de adaptar. La única referencia anterior en la que intuir un posible camino la había marcado Leonard Cohen con sus adaptaciones. Tanto los palos flamencos como los acordes de rock los han absorbido sin complejos y hasta el mismo Leonard Cohen reconoce que Omega es el mejor regalo que le han hecho en su vida. Evidentemente, una vez más, el viejo canadiense no anda nada descaminado.

 

Xavier Valiño

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 ECHO AND THE BUNNYMEN

ULTRASONICA ARTÍCULOS 1997 ECHO AND THE BUNNYMEN

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ARTÍCULOS 1997


 

ECHO & THE BUNNYMEN: Ballyhoo- The Best Of Echo & The Bunnymen

 

 

 

Cada vez que un legendario grupo del ayer se reúne de nuevo, la primera pregunta siempre debería ser: ¿Por qué? Y por lo general la respuesta siempre es la misma: dinero. Sucede que, incluso en este nuevo mundo que ellos contribuyeron a forjar, es difícil no ver la razón por la que Echo & The Bunnymen no pueden llevarse una tajada de los discos de oro de, tomemos por ejemplo, Radiohead. ¿Lo que nos conduce a qué? ¿Orgullo? ¿Ganas de divertirse? ¿Seguro que no se trata del  síndrome del trabajo inacabado?

 

Tal vez. Después de la carrera en solitario de Ian McCulloch, con Candleland, The Prodigal Sons y Mysterio Show, además de la reunión con sus viejos colegas el año pasado con el nombre de Electrafixion -excepto el batería Pete de Freitas, muerto en accidente de moto en el 90-, ellos eran los únicos con derecho a revitalizar su viejo nombre. Evergreen es su decente regreso, un serio aspirante al título de mejor álbum de regreso nunca grabado.

 

 

Ballyhoo es el intento de su anterior discográfica de rentabilizar su pasado y, salvo ese descarado interés, el antecedente de otro recopilatorio similar y el poco agraciado epílogo de su carrera Bring On The Dancing Horses, nada más hay que objetar. Echo & The Bunnymen fueron, en algún momento de los 80, los reyes y los únicos herederos de The Doors. "The Killing Moon" es su testamento definitivo. "The Cutter", "Porcupine", "Heaven Up Here" o "Rescue" están ahí, al lado de aquella joya, para demostrar que eran únicos en intensidad eléctrica y letras impermeables. En su día se lo ganaron y, por lo de ahora, no han acabado con su mito: dejémosles, por lo tanto, tener una digna vejez.

 

Xavier Valiño
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